Deportes: el lado salvaje del Futbol Americano
El médico no puede acertadamente aplicar las medicinas al enfermo, sin que primero conozca de que humor, ó de que causa, procede la enfermedad; de manera, que el buen médico conviene sea docto en el conocimiento de las medicinas, y en el de las enfermedades, para aplicar conveniblemente á cada enfermedad la medicina contraria […]”.
Estas son las primeras palabras de la introducción de la Historia general de las cosas de la Nueva España, escrita por Fray Bernardino de Sahagún entre 1540 y 1585. La enfermedad a la que se refiere son todas las creencias y costumbres que los indios tenían antes de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo. Por esta razón, una obra que describiera todos los “males” (los dioses, fiestas, su- persticiones y ritos) sería útil para que futuros evangelizadores supieran detectar el tumor que debían extirpar.
Para Sahagún era claro que los indios descendían de Adán y tenían que ser salvados por medio de la religión. Tres siglos después, un general estadounidense fundaría una escuela con un objetivo similar, pero en esta ocasión el futbol americano sería el medio para reformar a los “salvajes”.
Aquí podemos ver a los 25 nativos del Carlisle Indian Industrial School, el 4 de septiembre de 1918.
Enterrar al nativo
En 1879, Richard Henry Pratt fundó la Carlisle Indian Industrial School en Pensilvania, con el objetivo de “civilizar” a los nativos estadounidenses. Los paralelos de este general con Sahagún son claros, debido a que ambos consideraban que los indios podían llegar a ser individuos buenos si eliminaban su forma de pensar y sus tradiciones; en palabras del mismo Pratt: “Matar al indio, salvar al hombre”.
Los medios que Pratt utilizaba afectaron a generaciones de jóvenes y niños. En un principio, llegaba a comunidades para hablar con familias nativas de la ventaja que significaría que uno de sus miembros supiera el idioma y costumbres de los blancos. Una vez convencidos, el nuevo estudiante era extraído de su hogar para llevarlo al internado, donde se le prohibía hablar su lengua natal y usar su vestimenta tradicional.
Muchos de los recién llegados no tardaron en revelarse, las huidas eran constantes e incluso en ocasiones los estudiantes prendían fuego a los edificios; para otros, el cambio era tal que enfermaban e incluso morían. Con el fin de evitar estos casos, Pratt se convenció que la actividad física era central para fortalecerlos.
Desventajas que se transforman
En aquel tiempo, el futbol era un deporte relativamente nuevo y completamente diferente al de hoy en día. El juego se centraba en la línea de scrimmage y se basaba en la fuerza bruta. Cada equipo tenía tres oportunidades para correr cinco yardas y los pases adelantados no estaban permitidos. Pratt consideró que este deporte les daría a sus alumnos la fuerza y disciplina que les faltaba, lo cual lo llevó a crear un equipo que defendiera los colores de Carlisle ante instituciones educativas como Harvard.
El trabajo de entrenador fue asignado a Glenn Scobey “Pop” Warner, que desde 1895 había dirigido diversos equipos colegiales. El nuevo estratega, desde los primeros días, se dio cuenta de la desventaja que presentaba su equipo ante las otras escuelas: el tamaño y fuerza de los estudiantes era significativamente inferior a sus contrapartes blancos; por si fuera poco, en ocasiones no tenía el número suficiente de jugadores debido a que algunos huían a media temporada. En pocas palabras, este equipo no tenía oportunidad de ser competitivo en un deporte basado en el poder físico.
La desventaja obligó a Warner a implementar una serie de estrategias que revolucionaron el deporte. Antes de esta innovación, las jugadas se limitaban a acarreos por el centro que sumaban yardas gracias a la fuerza de los linieros y corredores; con el fin de contrarrestar este tipo de maniobras, el nuevo entrenador creó las primeras jugadas de engaño, como el pase play-action para esconder el balón y el doble pase, donde el corredor le regresaba el balón a su quarterback.
Los inventos no se limitaban a engaños de carrera, y como sus linieros no podían en muchas ocasiones soportar la fuerza de sus rivales, les enseñó a enfocarse en golpear las rodillas en lugar de intentar bloquear con el hombro.
Trampa: la revolución del juego
Para Warner todo lo que no estaba prohibido estaba permitido. En un partido contra Harvard mandó coser una banda elástica en el jersey de uno de sus jugadores, durante una patada de despeje rodearon al corredor para ocultar que habían puesto el balón en su espalda. Momentos después, el público se carcajeaba al ver la manera en que Carlisle había anotado, mientras los contrincantes seguían tacleando a bloqueadores. La afición por la máquina de coser de Warner no murió con esa jugada, en otra ocasión cosió parches con el mismo color del balón a la altura del estómago para que a los defensores se les complicara detectar al corredor.
La innovación podía parecerle graciosa al público, pero no a los entrenadores de las otras escuelas. Temporada tras temporada se implementaban reglas para detener las ideas de Warner, con lo que la brutalidad del deporte aumentó. Tan sólo en 1905 se reportaron 149 lesiones graves y 18 muertes en el emparrillado. Para aminorar la violencia, el mismo año se implementaron dos reglas que determinarían al deporte en un futuro: para obtener la primera oportunidad se necesitarían diez yardas en lugar de cinco y el pase hacia adelante sería legal, pero con un costoso castigo de 15 yardas de no completarlo.
El aumento de yardas para conseguir una primera oportunidad abrió el campo horizontalmente, la acción ya no se basaba únicamente en la fuerza, ahora la velocidad y la estrategia formaban una buena parte del juego. No obstante, para la mayoría de los equipos, el castigo de 15 yardas era motivo suficiente para jamás intentar un pase largo.
La regla fue perfecta para las intenciones de Warner, tenía claro que el riesgo de un pase adelantado era alto, pero también sabía que la recompensa era grande. Por esta razón comenzó a entrenar con sus jugadores, al poco tiempo se dio cuenta que el balón se desplazaba mejor cuando era lanzado en una espiral e hizo que sus quarterbacks dispararan pases de esta manera.
El primer pase adelantado fue lanzado el 5 de septiembre de 1906 durante un partido entre San Luis y el Colegio Carroll. Sin embargo, el primer equipo que lo integró como parte fundamental para su ofensiva fue Carlisle durante la temporada de 1907.
El impacto fue inmediato, el 26 de octubre se enfrentaron al equipo invicto de Pensilvania. Tan sólo en la segunda jugada del partido lograron conectar un pase de touchdown de 40 yardas, la estrategia siguió esta tendencia y el dominio fue abrumador: Carlisle completó ocho de 16 pases, acumuló 402 yardas frente a 76 de sus rivales y ganó 26-6.
La creación del football moderno
La historia del equipo de Carlisle es al mismo tiempo la historia de cómo fue construido el futbol americano actual, y un partido en noviembre 25 de 1907 es el reflejo de ello. La defensa de Chicago cubría los novedosos pases golpeando o sacando del campo a los receptores antes de que pudieran tener una oportunidad de atrapar el balón. Warner, harto de esto, le dijo a uno de sus receptores que la próxima ocasión que lo empujaran fuera del emparrillado siguiera corriendo. En la siguiente jugada el receptor lo hizo, corrió incluso detrás de la banca para regresar al campo en la zona de anotación, el pase fue completo y Carlisle ganó 18-4. El año siguiente se aprobó una regla que castigaba al jugador que atrapara un pase después de salir del campo, norma que se mantiene vigente.
El objetivo de Pratt al fundar Carlisle, al igual que el de Sahagún, ocasionó un gran sufrimiento a las comunidades locales, los jóvenes eran extraídos de su estilo de vida y se les obligaba a adoptar costumbres e idiomas que nunca habían conocido. No obstante, los estudiantes encontraron en el futbol americano una forma de demostrarles a los demás colegios blancos, junto con la ayuda de su entrenador, que ellos eran iguales: tenían la capacidad de innovar el deporte que los otros habían inventado e incluso podían ser mejores.
Lo que la historia de Warner y sus jugadores nos enseña es que el futbol americano tuvo que encontrar en sus habitantes originales la forma y las reglas que lo llevarían a ser deporte más importante de Estados Unidos.
