Depeche Mode: Un show completo para un público mediano
La noche de ayer logré ver por segunda ocasión a una de mis bandas favoritas, Depeche Mode, experiencia que viví entre el disfrute y la decepción.
Y es que entre un público que exige mucho a los músicos y no entrega nada hacia los mismo, se vivió una noche inolvidable, claro, solo por el gran show que dio la banda.
La galesa, Kelly Lee Owens, fue la elegida para calentar los ánimos de aquellos que entre el trabajo y el tráfico lograron llegar a un sold out de 60mil personas.
Unos sintetizadores atascados y un intermedio de pura música electrónica le dieron la bienvenida a los ingleses que estaban listos para mostrar a México su más reciente lanzamiento en vivo.
Memento Mori
Siendo “Speak to me”, “My Cosmos is Mine” y “Wagging Tongue” las elegidas de su gira homónima: Memento Mori
“Ni te topo” fue el titular de algunas notas de los medios que presentaron a Dave Gahan como un desconocido a su llegada al Aeropuerto Internacional de la CDMX, algo que no entendí hasta la noche de ayer.
Pues al tocar sus más grandes hits el público no se inmutaba, gritaba en algunas ocasiones por mero requisito al notar la entrega del vocalista que, como es costumbre, fusionaba sus mejores pasos junto a grandes músicos y su característica voz de galán de novela.
Fue con este ambiente que dimos un recorrido por su discografía con “Walking in my shoes”, “It’s No Good” “Sister of Night” y “In Your Room”.
Los Swifties > los depecheros
Pero mi momento más esquizofrénico llegó con “Everything Counts”; una canción que se ha vuelto un clásico de los bares underground de la CDMX y que garantiza una noche de sudor y mucho baile.
En esta ocasión no fue así, te quedaste queriendo Lobo Vázquez, pues a los “depecheros” les preocupó más grabar cada canción que disfrutarlas, y no, no estoy en contra de que se graben canciones, sino de que no se disfruten.
Ojo aquí señores trve, pues en comparativa al concierto de Taylor Swift en el que se grabó cada segundo, los fans enloquecían en cada momento, la oriunda de Pensilvania únicamente tenía que respirar… se la dejaron difícil a Dave.
El “intermedio”
En fin, Depeche Mode se entregó en su totalidad y Martin Gore, la mente de este actual, dueto, nos deleitó con su voz privilegiada no solo en los coros, sino en un “intermedio” acompañado de “A Question of Lust” y “Soul With Me”.
Y digo “intermedio” porque la gente aprovechó la participación estelar de Gore para ir al baño, por cervezas, para sentarse a descansar y contestar mensajes.
Así le siguieron el poder de “I Feel You”, “A Pain That I’m Used To” y “World In My Eyes”, esta última en tributo al fallecido Andrew Fletcher, que me encantaría decir que hizo falta, pero en realidad no, todo fue la melancolía de perder un familiar.
No puedo imaginar a Depeche Mode sin un Martin o un Dave.
El desenlace
Sorprendentemente, para “John the Revelator” el público se paró a corear, por fin sentí la energía que esperaba, no con mis canciones favoritas, pero quién soy yo para decidirlo.
“Enjoy the Silence” animó a una audiencia difícil y fue así que 60mil almas corearon al unísono de Depeche Mode (este es un lugar común al que recurro solo para maquillar mis quejas).
El momento más Violator regresó con el encore y “Waiting for the Night”, una canción que te hunde en lo más profundo de tus pensamientos y que te aísla sin importar la masividad en la que te encuentres.
Un inteligente preparativo para “Just Can’t Get Enough”, el sencillo más bailado de la noche y “Never Let Me Down” que desde que fue parte del soundtrack de Euphoria no suena igual para mí.
La cereza del pastel, “Personal Jesus” iluminó el foro de rojo y luces de celulares que daban la apariencia de un inmenso infierno estrellado.
Escena con la que Depeche Mode se despidió solo por esa noche, pues aún les esperan dos sold outs los días 23 y 25 de septiembre.
Memento Mori, en su traducción del japonés, Bosque de Recuerdos, es lo que ahora quedará en la mente de los asistentes.