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Cuca: “Cada quien decide cuántas cubas se toma”

Escrito por:Arturo J Flores

Cuca se presentará este viernes 28 de noviembre en La Maraka junto a Riesgo de Contagio. Con este pretexto, hablamos con Nacho “El Implacable” González y Carlos Avilés acerca de la historia detrás de algunos clásicos que podrán escucharse en vivo.

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Son muchos años en el rock and roll, y así como hay muchos fans, también hay detractores que dicen que algunas de sus canciones, a la luz de la cultura de la cancelación o las discusiones “woke”, no han envejecido tan bien.

Nacho: Bueno, eso se responde solo. Nos ha tocado la suerte —o como se le quiera llamar— de que en los conciertos va gente joven, cada vez más. Van personas de nuestra generación, que ahora son papás, llevan a los hijos, al abuelo… y Cuca se va renovando con esa gente joven. Es como una culebra que cambia de piel, o como un águila que se rompe el pico para que le salga uno nuevo. 

Carlos:La vigencia no la determina la banda, sino el público. Nosotros lo que podemos hacer es componer y seguir haciéndolo con la intensidad y honestidad que siempre ha caracterizado a Cuca: ser fieles al rock and roll y honestos en lo que hacemos. Lo demás viene solo, como una gratificación. Y sí: ver al público renovarse —como dice Nacho— es muy gratificante.

¿Cómo recibe esa generación joven canciones como “Feminazi” o “Gordibuenas”, que pueden ser incómodas para otras formas de pensar?

CarlosTratamos de hacerlo divertido. Cuca nunca ha buscado ofender a nadie; la intención siempre ha sido la diversión pura. “Feminazi” es una canción de amor, en realidad. Y creo que también es un espejo de lo que vemos, vivimos y observamos en ciertos personajes. José se inspira mucho en personajes.

El público que disfruta esas canciones —lo vemos en los conciertos— las entiende así: como algo sano, como carrilla, como la que siempre va a haber entre amigos. Son como consejos disfrazados de humor, en el fondo.

José muchas veces ha hablado abiertamente de adicciones. Algunas canciones emblemáticas de Cuca hablan de alcohol: algo que a muchos nos gusta, pero que también hace daño. ¿Cómo tratan esos temas dentro de la banda, cuando afuera siguen siendo motivo de carrilla?

Nacho: La relación entre alcohol y rock and roll siempre ha sido muy estrecha, aunque muchos ya estén rehabilitados. No es el caso de José Alfredo Jiménez, ¿verdad?, que se murió chupando, de una cirrosis fulminante.

Pero sí: es parte de la fiesta. “Alcohol y rock and roll”, una de las canciones más queridas de Cuca, tiene ese sentimiento “Joséalfredesco” del desamor. ¿Y cómo te curas el desamor? Con una buena peda. Es solo eso.

Carlos: Si habláramos de comida sería igual. Como hablar de tortas ahogadas: tú decides cuántas te comes. Cada quien tiene su medida: cuánto chile le pone, cuánto aguanta. Es lo mismo.

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Nacho, aprovechando que estás aquí: la música de Cuca también se volvió emblemática, y definitivamente el solo de batería con el que arranca “Cara de pizza” ya es parte de la cultura pop mexicana. ¿Cuál es la historia detrás de ese solo?

Nacho: “Cara de pizza” fue una de las canciones que más tiempo nos llevó. La armábamos, le poníamos, le quitábamos; tuvo muchos cambios. Ya que más o menos la teníamos, José me dijo: “Échale una intro”.

Esa intro está basada en una entrada de Cozy Powell, de Rainbow. No sé ni cómo se llama la canción, ni tengo el disco, pero la escuché una vez y se me quedó muy grabada. Me basé en esa estructura. El principio es igual, pero la salida es diferente. Lo hice, pegó bien, y vámonos.

En la batería sucede algo: si haces un tresillo parece que estás copiando, pero en realidad la batería es muy repetible. Lo importante es dónde lo pones y a qué velocidad. No es como la guitarra, con tantos tonos y escalas. A mí me encanta. Y si Cozy Powell viviera, creo que diría: “Estuvo poca madre mi homenaje, güey”.

Carlos: Esa canción se llama “Stargazer”. Viene en Rainbow Rising. Yo sí los tengo. Hasta en acetato.

Carlos, una pregunta similar pero sobre “La pucha asesina”. Su intro ya también es emblemático.

Carlos: Estábamos jugando con el tema de Los Monsters. Como dice Nacho: no hay nada nuevo bajo el sol. El tan tan tan tan tan tan. Yo estaba jugando con eso en el ensayo y José dijo: “Suena bien, hagamos una rola, ¿por qué no empiezas con ese riff?”.

En Los Monsters es un tecladito. A la hora de ponerle punch y graves salió ese riff. Fue un accidente. La mayoría de las grandes canciones nacen accidentalmente. Así nació “La pucha asesina”.

ArturoHace poco vi un TikTok sobre La racha, ese disco que fuera de “La balada” casi no se escucha en vivo.

Carlos: Sí. “Toma” y “La balada” las volvió a grabar José un año después. Esas dos se tocaban en vivo. También “Insecticida al suicida”, que cantaba Galo.

Con el tiempo se acumula material y hay que dejar cosas fuera. Pero La racha lo hicimos con muchísimo cariño. Nacho incluso me corrigió unos detalles del TikTok. Pero es un disco del que estamos muy orgullosos. Estábamos muy encabronados cuando lo hicimos. Ahí se refleja toda esa furia y euforia.

La disquera no creía en nosotros. Nos dieron el presupuesto más ajustado y lo hicimos rendir como fuera.

¿Hay alguna canción de ese disco que extrañen tocar?

Nacho: “No me filosofoques”, me gusta mucho. “De bar en bar” también. Son canciones rapidísimas. Cuando lo escuché de nuevo ahora, treinta años después, no me acordaba de qué tan amarrados estábamos, qué rápido y qué potente sonaban los riffs. Galo hizo un trabajo enorme en ese disco. Estamos muy orgullosos.

Carlos: Sí, deberíamos repasarlo más seguido, para ejercitar. A mí me gustaría regrabarlo: no me gusta el sonido de la batería.

A propósito del concierto en La Maraka, ¿cómo se diseña un setlist de Cuca?

Carlos: José es quien se encarga del setlist. Hace poco tocamos dos veces en la Concha Acústica, con una semana de diferencia. Fue divertido porque hicimos dos setlists distintos: como si fuera un solo concierto en dos partes.

Obviamente hay canciones que no pueden faltar: “La pucha asesina”, “Alcohol y rock and roll”, “El son del dolor”, “La balada”, “Arre Lulú”… Los clásicos.

Pero tratamos de moverle siempre. Casi nunca repetimos un setlist tal cual. Son ocho discos de estudio, hay muchísimo material.

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Molotov cumple 30 años y suele hablarse de sus letras provocadoras, pero las de Cuca también fueron muy fuertes en los 90. ¿Les parece que se les reconozca ese papel?

Carlos: Nosotros no quisimos ofender a nadie. Nunca hemos hecho un coro como “chingue a su madre” o “puto”. No tenemos canciones homofóbicas. “Metrosexual” o “Macho maricón” hablan de preferencias, pero desde otro enfoque.

Hicimos “¿Qué chingados es la vida?”, “El mamón de la pistola”, “La pucha asesina”, y “DDT”, por ejemplo, salió antes que “Que no te haga bobo, Jacobo”, pero son enfoques distintos. La gente que escucha a Cuca conoce ese universo y lo tiene presente.

Carlos: Y hablando de influencias, empezamos rindiéndole tributo a Black Sabbath, que más que influencia es inspiración. nPero también a Playboy.

Nacho: Siempre, desde toda la vida.