Crónica del final de una gira

Por Naomi Cruz @naoverthinker
Fotografías de Lulú Urdapillete / Cortesía de OCESA

Son las 18:30 horas y las transparentes puertas del Pepsi Center se abren ante la mirada de más de 500 personas que, ansiosas, esperaron más de 8 horas con boleto en mano para acceder al recinto y ver a la banda británica Bastille. En el escenario se encuentra una consola de DJ, y por sorpresa Chris “Woody” Wood, baterista de Bastille, aparece en el escenario como encargado de abrir el concierto. “¡No manches, es Woody!” se escucha decir a un chico. Chris se encargó de animar al público por una hora con canciones populares como Plug in baby de Muse, Bad Guy de Billie Eilish y Toxic de Britney Spears.

Entre saltos y luces de colores, el ambiente se siente cálido, acogedor, casi como la de una
reunión entre amigos íntimos, y no es para menos, el recinto se presta para eso.

PART 1: STILL AVOIDING TOMORROW

Con un gesto, Woody se despide a las 20:00 horas sólo para regresar con el resto de la banda media hora después, en punto de las 20:30 horas. Un sonriente y enérgico Dan Smith sale corriendo al escenario seguido de Kyle Simmons, Chris “Woody” Wood y Will Faquarson. En la pantalla se lee PART 1: STILL AVOIDING TOMORROW como un aviso de lo que viene. Con unos visuales que se mantienen constantes durante todo el show, especialmente un reloj que marca las 23:59 horas al fondo y al cambiar a las 00:00 horas Smith empieza a entonar Quarter Past Midnight.

Las luces cambian de rojo a naranja de manera amigable a la vista. La enorme cara feliz impresa en la playera del vocalista llama la atención, al igual que la ventana que se mantiene al centro de los visuales. Con cortinas y cristal, muestra el ocaso. Las cortinas desaparecen y a través de la ventana se observan imágenes de guerra, contaminación, fuego, máscaras de gas y la destrucción del planeta que habitamos. Things we lost in the fire fue la canción que presentó estas imágenes tan catastróficas, para darle paso a The Waves, 1 Evil, Happier (dueto que hizo la banda con Marshmello) y Bad Decisions. “Estamos aquí para celebrar el lanzamiento de nuestro tercer álbum de estudio llamado Doom Days” dice el vocalista con ese acento británico que a cualquier latino encanta.
El primer bloque terminó con Flaws, canción durante la cual Dan decidió bajar del escenario y pasearse de lado izquierdo con ayuda de los elementos de seguridad. Se acercó tanto al público que más de uno logró tocar sus manos a modo de pintura de la época renacentista: La creación del fan.

PART 2: THOSE NIGHTS
La pantalla del fondo ahora reza PART 2: THOSE NIGHTS, texto que revela la siguiente canción.
Dan, que ahora viste una sudadera rosa con capucha, se sienta en un sillón y, melancólico, empieza a cantar Those nights. Sobre saberse amado, buscar esperanza y alguien con quien despertar; la canción, de por sí cargada de sentimiento, se vio aún más romántica cuando los fanáticos inflaron globos, blancos y verdes con el logo de la banda impreso en ellos, y los soltaron. La ligereza de los globos al pasar por las manos de cada persona llenó de paz el Pepsi Center.
Posteriormente 4 AM inició y los asistentes iluminaron el recinto con los flashes de sus celulares. Parecía que cientos de luciérnagas estaban ambientando de la manera más romántica y esperanzadora al cuarteto británico.
Esta parte incluyó Bad Blood, Doom Days (la cual Dan dice explícitamente que es su favorita del álbum) y Blame. Los gritos durante esta última son ensordecedores. El público enloquece. La canción perteneciente al álbum World Wide (2016), que habla de pecados, ser culpado por estos y rogar de rodillas por perdón, enciende a la multitud la cual canta apasionada.

PART 3: THE MORNING DOESN’T REACH US
Con un fondo negro y letras blancas que dicen PART 3: THE MORNING DOESN’T REACH US da inicio la tercera parte del último concierto de la gira Doom Days,
Joy, el segundo sencillo de Doom days abrió la tercera parte parte del concierto. La canción trata sobre cómo la llamada de Joy puede hacernos sentir mejor, ya que esta llamada siempre llega cuando estamos tristes. Sin embargo, todo se resume a una mera interacción digital, justo como la que muchos asistentes estaban teniendo con la banda al interponer su celular para grabar hasta el último detalle, especialmente cuando el vocalista se hinca en medio del escenario. Los visuales cambian, la ventana se transforma en una televisión de los años 60 en donde combina estática y la letra de la canción. Woody toma protagonismo de nuevo al agarrar el micrófono y hace algunos chistes sobre su cabellera. La audiencia ríe. Está usando la playera de la Selección Mexicana de fútbol. Después de él, Kyle Simmons dice “Les vamos a dar a elegir entre dos canciones, bueno, no importa cual elijan, sólo por hoy tocaremos ambas”.

Las canciones prometidas son Another Place y Laura Palmer. Este bloque termina con Good Grief, canción que se ha convertido en un clásico a pesar de haberse estrenado hace 3 años. Smith, que de nuevo ha cambiado su playera,
ahora por una de rayas negras y blancas, aplaude con cierto ritmo y el público lo imita encantado mientras corean Good Grief.

ENCORE
Para el encore la banda sale del escenario por 3 minutos, y los asistentes empiezan a cantar “Oe, oe, oe, oe, Bastille, Bastille” con la esperanza de hacerlos salir de nuevo. Y lo hacen. Of the night es el inicio del final. “Tenemos dos canciones más, pero haremos un cambio (…) como estamos en México en lugar de cantar ‘a million pieces’ cantaremos ‘a million pesos’, vamos a practicar” dice Dan, sin embargo, los tres mini ensayos fueron en vano pues los fans no lo hicieron como el vocalista indicó y A million pieces fue entonada tal cual.
La banda británica no podía irse del país sin tocar Pompeii, canción con la cual creció su fama y es la favorita de muchos. “¡Gracias México! ¡Los amamos!” dijeron los 4 integrantes antes de tomarse la foto del recuerdo con un cartel que decía “VIVA BASTILLE, CABRONES”.
Así concluye Doom Days Tour Part. 1, con sillones, escaleras, lámparas e incluso un brincolín entre la utilería, con Dan Smith arrastrándose por el piso, Woody haciendo bromas sobre su cabello y un público que se distinguió por ser el más prendido de toda la gira en palabras de la misma banda. Con un concierto lleno de sentimientos contradictorios como amor, soledad, gozo y culpa, Bastille le regaló a la Ciudad de México un día de fatalidad en una noche afortunada.