Corona Capital Día 3: De Alicia Encadenada a visitar el Parque Linkin
“Casi muero”. Linda emergió de la marea humana con la mirada perdida. Su respiración apenas le alcanzaba para caminar, como un zombi, de regreso a donde estábamos. Jerry Cantrell aún no se retiraba de uno de los escenarios del Corona Capital. Después de conjurar desde el escenario una interpretación brutal de “Rooster”, original de Alice in Chains, el guitarrista repartía púas entre los aferrados que aún no se habían ido.

Jerry Cantrell. Foto: César Vicuña / Cortesía de Ocesa.
Corona Capital Día Dos: Sintetizadores, glam rock y momentos de magia
No habían sido los codazos. Ni la lluvia de (lo que deseábamos fuera) cerveza. A Linda la golpeó directo en el corazón la oportunidad de escuchar, a unos metros de distancia, al compositor de una de sus bandas preferidas. Ella también fue una Alicia Encadenada. En su caso, al poder de la música.
—¿Te fijaste que casi no había gente grabando? —me hizo notar Gabriel.
Este video te puede interesar
Ver esta publicación en Instagram
Y, en efecto, acostumbrada como está la Generación X a conservar los recuerdos en sus atolondradas neuronas, a veces se olvida de que lleva una computadora en el bolsillo, con mucha más tecnología de la que sirvió para llevar al ser humano a la Luna.
Mismo caso el de los miles que peregrinaron desde diferentes puntos del Autódromo Hermanos Rodríguez para reencontrarse con Deftones. El grupo estuvo once años sin pisar la Ciudad de México. Así se explica aquella horda vestida de negro, arremolinada ante un escenario como si se presentaran voluntariamente a una abducción.

Deftones. Foto: César Vicuña / Cortesía de Ocesa.
Se agradece que, a dos años de que en ese mismo lugar Pulp fuera objeto de un infame audio, la noche del domingo la afinación tan característica de las guitarras deftonianas fuera potente, clara y elegante. Ahí sí hubo más teléfonos levantados, intentando en vano capturar la energía desbordada de Chino Moreno, a quien luego le da por desaparecerse demasiado tiempo de su fanaticada mexicana.

James. Foto: César Vicuña / Cortesía de Ocesa.
Vimos a James. Tim Booth sabe cómo ganarse el favor de las multitudes. Aunque se guarda los hits y prefiere exponer lo más experimental de su grupo, su carisma —y el detalle que tiene de bajarse siempre para jugar en la barricada— hace que nadie se lo reclame.

Weezer. Foto: Santiago Covarrubias/ Cortesía de Ocesa.
En contraparte, Weezer prefirió pavimentar el camino al cierre del tercer día del Corona Capital con éxitos. Rivers Cuomo soltó algunas celebradas frases en español, aprendidas quizá en su tan publicitada época como inmigrante en Veracruz, entre canciones como “Beverly Hills”, “Pork and Beans” y el cover a Hole, “Celebrity Skin”.
Así, finalmente, le tocó a Linkin Park refrendar su trono como headliner. Aunque el grupo apenas había venido en enero, a Mike Shinoda le urge que las nuevas generaciones —a quienes no las ata al 100% el recuerdo de Chester Bennington— comiencen a construir sus propios recuerdos con la voz de Emily Armstrong.

Linkin Park. Foto: Santiago Covarrubias/ Cortesía de Ocesa.
Y no lo hacen mal, a juzgar por el fervor con que se corearon “The Emptiness Machine” o “Heavy is the Crown”, incluidas en el disco que la agrupación estrenó el año pasado. Aunque aquellos que sí pasan de los 35 y crecieron jugando en el Parque Linkin, se mordían los labios por escuchar “In the End”.
Si el Corona Capital continúa celebrándose, es posible que un día, en un futuro, una chica que hoy es muy joven asista a ver a Linkin Park en el décimo o vigésimo aniversario del lanzamiento del disco From Zero, y emerja de una nube de polvo provocada por un slam para decirles a sus amigos, como Linda a nosotros, con la mirada perdida y el corazón a punto de salirse del pecho:
“Casi muero.”

