Por Ernesto Pareja (@holaernie)
La humanidad en su historia y evolución ha basado sus creencias culturales, sociales, religiosas y políticas en ritos y ceremonias que pueden persistir y/o subsistir por siglos. La tradición que emana de Festival Ceremonia se mantuvo fiel en aportar espacios para otros sonidos y alternativas a los que el panorama festivalero mexicano suele consumir.
Acá pueden habitar cultos a los raperos o traperos emblemáticos de la escena gringa y británica, danzar infernalmente con el neo perreo suramericano o la nueva sangre del dembow dominicano, impregnarse de la dark wave bielorrusa, ascender a otros planos con los experimentos sónicos de vanguardias electrónicas, volver a la cruda realidad con actos performáticos de las diferentes disidencias sociales/ sexuales e incluso ofrendar miel y dulzura al universo con el r&b más suave y terso.
Tras sobrevivir a una depredadora pandemia nuestro reencuentro con Ceremonia 2022 estuvo plagado de reminiscencias a momentos que hoy parecen tan lejanos, de los que realmente solo pasaron tres años desde la edición 2019.
Realmente no es mucho tiempo, pero en el contexto de los últimos 730 días donde a todos nos dejaron cicatrices visibles como intimas, un enorme de deseo de libertad y vivir sin restricciones. Es así, que nuestra ceremonia de sanación comenzó con la dupla española integrada por Sticky M.A. y Royce Rolo.
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Un acto que ocurrió muy temprano siendo una propuesta que sabe mejor al caer la noche; pero que no fue impedimento para que el público más tempranero se sumergiera en la cosmovisión del trap mixeado con anime, los malos hábitos, la lluvia sónica con sabor a gomitas de ositos Haribo con efecto a píldoras ansiolíticas mezcladas con algún trago medicamente no recomendado.
Logrando concretar el primer crowd surfing del día junto a la complicidad de sus escuchas mexas.
Simultáneamente hacia al escenario Ceremonia estaría sucediendo los shows de Robot95 y su cálido g-funk mexa, donde también subió a viejos conocidos del festival como Simpson Ahuevo, Go y Lao.
Al finalizar, fueron seguidos por Mochalt Doma, la frígida banda de Bielorrusia se posicionó para dar un drástico contraste al entregar su fusión de post punk y dark wave.
Por su parte, la representación femenina con la argentina Nicki Nicole, la mexicoamericana Snow Tha Product, la explicita naturaleza de Tokischa, aunado a la punzante energía de Nathy Peluso lograron crear el combo perfecto para dar seguimiento a proyectos totalmente en español hechos por mujeres y donde la sobreexposición mediática de las antes mencionas ayude a que emerjan más chicas que contrasten, propongan e imperen en la escena musical.
Hacia las 10 de la noche llegó el turno de C. Tangana, el último acto de Ceremonia en ser revelado a tan solo un par de semanas previas de que sucediera el festival y la principal razón de que las entradas fueran agotadas.
Puesto que, está presentación se convertiría en la tercera fecha de su gira ‘Sin cantar ni afinar’ en suelo mexicano y para los reacios a consumir la gastadísima propuesta del Vive Latino (donde estuvo un mes antes) logramos poder ver la puesta escénica de pop castizo del madrileño.
Junto con las apariciones de Ed Maverick, la esperada colabo con Nathy Peluso para dar voz a su bachata made in Europa y la sorpresiva (pero subestimada) intervención con su colega Sticky M.A. para interpretar “100k pasos”, tema emblema para todos los fanáticos que siguen la pista de Agorazein, el colectivo que los vio nacer hace unos 15 años (¡AGZ es para siempre!). Y que claramente mucha gente no ubicó debido a su reciente llegada al proyecto de Tangana.
Pero llegaría el turno del Wu-Tang Clan con todo el peso que implica ser leyendas vivientes del rap global. Con alineación casi completa logramos presenciar a RZA, Method Man, GZA, Masta Killah, Inspectah Deck, Cappadonna, Dj Mathematics y Young Dirty Bastard en representación de su fallecido padre Ol’ Dirty Bastard; quien este 2022 cumple 18 años de haber fallecido por sobredosis en su estudio y cuya memoria fue homenajeada en los primeros minutos del set.
A su vez, también pudimos ver el emblema de ‘Park Hill’ en el pecho de cada camiseta portada por los integrantes, en aras de representar a las unidades habitacionales en Staten Island; uno de los distritos de Nueva York más desfavorecidos y que fue el lugar donde crecieron como individuos y agrupación.
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Fue así que, bajo esta idea del legado, la representación de su origen y baños de champaña al público en primera fila pudimos escuchar lo mejor de su trayectoria: “Tearz”, “Method Man”, “C.R.E.A.M.” a medio set o “Shimmy Shimmy Ya” y “Gravel Pit” en los momentos culminantes.
Pero hay que decirlo, la ausencia de Raekwon y Ghostface Killah se hizo notar, ya que son dos de las figuras solistas más consolidadas del Wu (junto a RZA y Meth), puesto que su presencia es fundamental para robustecer cualquier repertorio del Clan. Pese a ello, la gente no paro de comprometerse con Wu-Tang y elevar con las manos la ‘doble u’ al aire en todo momento.
Hacia el cierre de toda la jornada llegó el turno de la máxima estrella de todo el cartel, A$AP Rocky emergería ante el escenario principal y con la mayor cantidad de gente congregada frente a sus ojos se dedicó a hacer implosión con toda su energía física.
Dejando ver la diferencia generacional que hay entre él y sus connacionales del Wu-Tang (quienes ofrecen un show de rap estricto y quienes rondan la mediana edad) en contraste con Rocky quien ofreció visceralidad, potencia y espectáculo.
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Requisitos necesarios para apoderarse de un escenario y una inmensa masa de gente que lo esperaba ansiosamente. Ya que, tras su encierro en prisión en Estocolmo durante 2019, aunado al confinamiento pandémico se pudo sentir la necesidad del rapero por dejar una descarga liberadora en cada momento escénico en un país donde no se no había presentado antes.
Acá el fuego, los papelitos luminosos y los fuegos artificiales acompañaron la incursión exitosa del MC de Harlem, New York y que espero que abra llaves y candados para que proyectos similares volteen a ver a México como un potencial mercado a explorar en harás de seguir diversificando la propuesta escénica nacional.