Celebra Noctambulante campamento pre aniversario

“La chinampa de la Llorona” fue infestada durante doce horas por bestias extraídas de los años setenta: desde una secta de brujas empeñadas en adquirir poder por medio de agraciadas bailarinas; bebés mutantes asesinos originados por el consumo de pastillas anticonceptivas; hasta un príncipe africano, pro derechos humanos, convertido en vampiro.
Fanáticos del cine de horror se internaron en las aguas de “Los surcos de la tierra” mejor conocido como Cuemanco, que corresponde a uno de los once embarcaderos que hay en Xochimilco, para asistir al campamento previo al décimo aniversario del Proyecto Noctambulante, a celebrarse en octubre.
Penitentes
Como si de una peregrinación se tratase, los asistentes se colocaron en fila en espera de abordar la trajinera, que los transportaría al recinto donde se planeó venerar a los clásicos del cine de los años de los pantalones acampanados y el rock psicodélico.
El ofrecimiento para las umbrías creaturas no eran flores, en su lugar llevaban playeras negras con el rostro impreso de los escritores que inspiraron su creación: Edgar Allan Poe y Howard P. Lovecraft.
Desde el primer momento en el que empezaron a navegar, que más bien tenía aspecto de un caldo color verdoso (por los lirios que predominan a la vista), el miedo hizo presencia entre los pasajeros; fueron atacados por una bandada de Culicidae o mosquitos, los cuales estuvieron persiguiéndolos durante todo el evento. Sus tímpanos fueron inyectados de una dosis de podcast de “Psicofonías”, que lograron abrir las puertas de lo que sería una velada inusual.
¡Bienvenido a tu peor pesadilla!
Las áreas de proyección estaban atestadas de colchones, cobijas y comida; se asemejaba a una pijamada masiva hecha en una sala comunitaria para adictos a lo sobrenatural.
La primera tanda de filmes fue presenciada por personas que murmuraban cumplidos acerca de los efectos especiales de la época; unos cuantos presumían que era la novena vez que veían “Suspiria”, película italiana dirigida por Darío Argento en el año 1977, y que estaban a expectativas del reboot que saldrá el próximo otoño.
El púbico fue seducida con la gama de rojos proporcionados por la sangre que emanaba de las pantallas; sus oídos lograron saborear las palabras expulsadas de la emisión radiofónica, iniciada en el 2014, “Psicofonías”, que lanzó una advertencia tajante: “Estas historias no son para las almas sensibles o corazón débil”.
A la 1:13 de la madrugada del domingo, en el área 2 se reprodujo “Terror en Amityville” hecha en 1979. Stuart Rosenberg dominó la escena, parecía que la cinta estaba coordinada con la realidad; al mismo tiempo en el que estaba lloviendo en la pantalla, se escuchaban los truenos de la tormenta mezclados con un shot de frío.
4:20
“Yo vine para ir a la Isla de las muñecas, eso sí es adrenalina”, dijo un joven a su amigo, cuando estaban formados para dirigirse al aposento de más de 2,200 muñecas custodiadas por el señor Anastasio Santana.
La neblina inundaba el agua, sólo se podía percibir la silueta de los ahuehuetes. A las 4:20 AM, la audiencia presta atención a la historia narrada por Santana (sobrino del dueño original de la casa, Julián Santana Barrera), en la cual relata que las muñecas no son malignas, simplemente están para proteger la isla de almas en pena.
Tras doce horas de someterse al terror, los noctámbulos se despidieron de las bestias que los acompañaron durante la noche, pero siempre con la idea de volver a invocarlas para otro campamento.
Texto y fotos de Cynthia Benítez