El pasado martes 1º de abril, tuve la oportunidad de platicar con el dúo californiano Capital Cities, formado por Ryan Merchant y Sebu Simonian, quienes se convirtieron en un fenómeno global a principios de los 2010’s con su inconfundible sonido que mezcla pop electrónico, sintetizadores nostálgicos y letras optimistas. Con éxitos como Safe and Sound y Kangaroo Court, la banda logró posicionarse en lo más alto de las listas internacionales y conquistar a una generación completa que aún los recuerda con cariño.
Durante la conversación, les hice dos preguntas clave que revelaron el fuerte lazo emocional que tienen con México, un país que los ha recibido en numerosas ocasiones desde el inicio de su carrera. La primera fue: “¿Cómo han sentido la conexión con el público mexicano?” Ambos respondieron con una sonrisa, comentando que su experiencia ha sido increíblemente positiva. “Hemos venido más de 20 veces”, compartieron, señalando que pocas audiencias en el mundo son tan apasionadas, entregadas y fieles como la mexicana. “Siempre nos reciben con los brazos abiertos, y eso se siente en el escenario”, añadieron.
La segunda pregunta los llevó a recordar sus presentaciones pasadas: “¿Cuál ha sido su show favorito en México?”. Aunque reconocieron que cada visita ha tenido algo especial, no dudaron en señalar que su participación en el festival Corona Capital durante los años dorados de su carrera fue uno de los momentos más destacados. “Fue en el apogeo de los 2010’s, y la vibra fue inolvidable. Había una energía colectiva que no se puede describir, solo vivir”, recordaron.
El regreso de Liquits; música, historias y mucho surrealismo
Más allá de la nostalgia, el dúo sigue activo, lanzando nueva música y girando por diferentes partes del mundo. Sin embargo, dejaron claro que México ocupa un lugar especial en su historia y en sus corazones. La conexión que han construido con el público mexicano es un testimonio de cómo la música puede trascender idiomas, fronteras y el paso del tiempo.
Capital Cities continúa siendo una prueba de que el pop electrónico puede tener alma, y que, cuando se combina con una audiencia tan entregada como la mexicana, se generan momentos que quedan para siempre en la memoria colectiva.