Bradley Theodore: Explosiones de color

El artista originario del Reino Unido configuró un universo que pone en evidencia la mortalidad de los iconos de la moda y la cultura pop y transforma sus emociones en un arcoiris.
Antes de que sus cuadros de iconos de la cultura pop como Kate Moss, Frida Kahlo y Tom Ford lo convirtieran en uno de los artistas contemporáneos más sobresalientes, Bradley Theodore ya amaba la pintura.
“Mi primer recuerdo artístico es verme dibujando en las paredes con mis crayolas y las nalgadas que me gané por eso”, dice.
En la actualidad, una de sus obras puede ser subastada por más de 7,000 dólares. El artista nacido en las islas Turcas y Caicos, pero residente de Nueva York, comenzó su exitoso camino por el arte pintando impresionantes murales en las calles.
Esas piezas que involucraban a coloridos esqueletos inevitablemente rendían tributo a sus influencias.
“Son un homenaje a los clásicos, desde Da Vinci hasta Miguel Ángel, pasando por Rembrandt”, explica. “Cuando empecé a trabajar con galerías, me planteé fusionar los métodos tradicionales con mi estilo mucho más urbano”.
Entre los personajes a los que ha inmortalizado a través de su peculiar estilo, que involucra la exhibición de la mortalidad de las celebridades a través de un explosivo colorido que simboliza sus emociones, figuran Jesucristo –en una reversión de La última cena, la Reina Isabel, Prince y gran parte de la realeza británica. Incluso, ha trabajado con símbolos de la moda como Donna Karan, “con quien solía de- partir en su casa. Para gran parte de los artistas, represente todo un reto fusionar el mundo del arte con el de la pintura. Es como el Santo Grial”.
STREET FIGHTER
Gran parte de su trabajo se desarrolla en las calles, en los muros de la ciudad de Nueva York, Tokio o Miami. Para Bradley esto representa lo más cercano al pulso vivo de los espectadores. “Cuando la gente ve un mural, inmediatamente expresa si le gusta o no. Ese fue el gran reto al que me enfrenté el año pasado cuando decidí pintar a Anthony Bourdain. Era un personaje complejo y pintarlo fue muy duro, pero al final los comentarios que obtuve fueron muy positivos”.
Entre la Kahlo y una portada de Playboy
Obviamente, llama poderosamente la presencia de dos mujeres; cada una en su mundo: símbolos del empoderamiento.
Respecto a Kate Moss, quien además fue portada de Playboy, manifiesta: “Kate Moss ha sido una fuente inagotable de inspiración, debido a que me interesa explorar las relaciones entre la fama, la realeza y la moda. Cuando empecé a frecuentar la vida nocturna en Nueva York, era usual que me topara con Kate Moss, Andre Talley, Anna Wintour o Karl Lagerfeld. Era parte de mi estilo de vida”.
Respecto a la mexicana Frida Kahlo, a quien también plasmó en una de sus piezas, Theodore cuenta que la conoció por una de sus exnovias. La devoción que ella le profesaba era tanta, que imitaba su forma de vestir “y yo sentía que estaba viviendo con Frida en persona”.
Añade el artista: “admiro muchísimo la for- ma en que Frida se examinaba a sí misma y lo asimilaba como parte de su trabajo”.
El documental Becoming: Bradley Theodore, ofrece una mirada mucho más amplia a la vida y obra del creador. Parte de ello es su estrecha relación con algunas de las marcas de lujo más importantes, como es el caso de Rolls Royce y Moleskine.
Pero también trabaja en proyectos que involucran la fusión del arte y la tecnología, como fue el lanzamiento de Google Tilt, una aplicación que permite pintar en tres dimensiones con ayuda de un dispositivo HTC VIVE de realidad virtual.
“Andy Warhol colaboró con el lanzamiento de una camiseta de edición limitada y Keith Haring hizo lo mismo con un reloj. Las marcas son como los antiguos mecenas, reyes o personajes acaudalados, quienes comisionaban a los artistas la realización de una obra. Participar con ellas amplía nuestra visión y nos permite refrescarnos”