La boy gang CRYMES conformada por Luigi LA y Lil Valley (voces), Viram (voz y guitarra), Flex (Bajo), Cloud (Secuencias, Guitarra), Voyager (Sintetizadores, DJ) y Animau (Batería) llega con un nuevo disco que hace un cambio total a su sonido, rompiendo esquemas y dejando atrás su zona de confort.
Tuvimos oportunidad de platicar con ellos y entrarle de lleno a la AUTOTRAICIÓN.
La boy gang empezó en un cuarto al sur de la ciudad a finales de 2019. En ese momento éramos Viram y Luigi LA, que por razones distintas y después de años de amistad queríamos hacer algo propio y con lo que nos sintiéramos identificados y lo más importante que era sacar nuestras emociones. Empezamos escribiendo letras y produciendo beats desde una lap.
Siempre contamos la historia como Magneto y Charles reuniendo a su equipo de superhéroes, así fuimos reclutando y fueron llegando todos (Voyager, Cloud, Lil Valley, Flex y Animau, en ese orden) y creemos que a partir de ahí fue el surgimiento del proyecto, cuando la araña tuvo todas sus patas, ya a principios de 2020. Desde ahí no hemos parado de hacer música.
Estamos conscientes de que hay cierto camino de consolidarse en un género, pero la verdad es que nosotros fluimos mejor con el cambio y reinventarnos no sólo para cada disco, sino incluso para cada canción. No nos gustaría hacer lo mismo nunca sino que cada una de nuestras canciones tenga el sello de la casa, que sea “crymeable” y en ese sentido algunxs lo pueden sentir como una traición a la costumbre o a lo establecido.
Hacer reggaetón representa un gran reto, primero porque culturalmente es algo ajeno, y poco a poco ha ido ganándose un lugar. Segundo, es que es el género de lxs rechazadxs, de los que hasta hace poco no nominaban en los premios, lo que sonaba en todos lados pero para algunos ni siquiera es “música” o “cultura”. Quisimos hacer uno de los primeros discos de reggaetón mexicano, saliendo de nuestra zona de confort y alejándonos de lo que ya habíamos hecho hace unos meses, de ahí viene el nombre de “AUTOTRAICIÓN”.
Emocionalmente fue muy difícil porque exploramos varios sentimientos que pudimos canalizar creativamente de mejor forma, los buenos y los malos, la luz y la sombra. La distancia con el exterior también nos ayudó a estar más unidos y a formar un sentido de hermandad y familia. Nos empezamos a conocer mejor y aprender de nosotros mismos, en lo personal y en conjunto. En la industria hay muchas cosas que nadie te dice cómo son hasta que las empiezas a vivir. De ahí empezamos a coordinarnos para sacar mejor nuestras propias ventajas. Igual eso nos dió la posibilidad de meternos más al estudio y el resultado fueron dos discos en 2021.
Nos pegó también en el lado de exposición porque somos un proyecto que básicamente arrancó a principios de la pandemia, pero por suerte ya están regresando los shows y ahora estamos más enfocados en presentar nuestra música a la gente y que se vayan familiarizando con CRYMES.
La música para nosotros es un espacio de desahogo y desde luego, un lugar para sanar. Creo que lo vemos como un canal en donde podemos expresar nuestras vivencias, sentimientos, miedos y conectar con otros, en especial con nuestra generación.
Te puedes clavar muy fácilmente en el clout, en los números, en el PR o en el concepto que cada uno tiene de éxito alrededor de la música, pero lo realmente valioso es crear un vínculo con las personas y si alguien se siente identificado con la música que hacemos, para nosotros es lo que nos da mayor satisfacción. En ese sentido la música sí puede ser un medio y una finalidad y parece que eso es parte de la eterna discusión entre arte e industria. Es un poco de los dos. Todo lo demás empieza a llegar sólo, manteniendo la visión.
Para nosotros, los géneros ya es algo mutable y tampoco lo vemos de una forma estricta, somos 7 y cada uno trae su propia herencia y gusto personal. En conjunto disfrutamos de varios géneros y por eso tratamos de tomar aquello con lo que nos sentimos identificados y hacer algo propio. No queremos sentirnos cómodos haciendo lo mismo, por más funcional que eso sea para las distribuidoras. AUTOTRAICIÓN es un disco de reggaetón pero tiene muchísimos riffs de guitarras más rockeras, melodías del pop, rimas de hip-hop, así es como construimos nuestra música. En el caso de “El Proceso” (corrido), si queríamos reinventar y hacer un homenaje a lo que verdaderamente crecimos escuchando. El regional mexicano es para nosotros lo que es el reggaetón en Puerto Rico.
Queremos que las personas al sumergirse en CRYMES encuentren una verdadera experiencia auditiva y definitivamente algunos géneros se prestan más que otros para expresar ciertas emociones. Hay veces que nuestro corazón está roto y lo expresamos mejor con una balada indie, otras que queremos enfiestar y nos montamos a un reggaetón o un trap. Al final del día eso somos en nuestro día a día. Siempre decimos que no les sorprenda si el día de mañana hacemos un disco de dream pop o de electrónica y luego volvemos a lo urbano. Esa es la propuesta de la boygang y siempre trataremos de que se haga bajo nuestro concepto.
Nuestro primer objetivo es seguir presentando “AUTOTRAICIÓN” por todo México. Algo muy bonito de lo que se engloba como género urbano es que la mejor forma de conocerlo es mediante la experiencia, algo que puedas vivir y disfrutar. Así que básicamente lo que queremos es dar el show del disco en la mayor cantidad de lugares posibles y hacer uno o dos videos que acompañen a las canciones para redondear este trabajo.
Eso va muy conectado con nuestro siguiente disco, el cual queremos producir y desarrollar durante todo el siguiente año. Consideramos que tanto él MALOS DÍAS como el AUTOTRAICIÓN son nuestra carta de presentación pero lo siguiente queremos que sea algo más maduro e interactivo, por lo que no queremos apresurar nada sino darle la calma y el tiempo suficiente. De igual manera, tenemos varias colaboraciones en puerta tanto con artistas mexicanxs como internacionales que verán la luz pronto.
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