#PlayboySeLee: 20 preguntas con Martha Higareda

La hemos visto desnuda, sabe hacer tortillas a mano y le gusta Carlos Pellicer. Disfruta tanto besar a Keanu Reeves, como dar entrevistas y el Día de los enamorados estrena una película acerca de aquello a lo que escapa: el matrimonio.

 

Cásese quien pueda es una comedia escrita, producida y estelarizada por Martha en la que comparte créditos con su hermana Miri Higareda, en la cinta interpreta a una chica que, tras descubrir que su prometido le es infiel y decidir que aun así se casará temerosa del qué dirán, un día antes de la boda se pierde en la selva. Fue además el pretexto para preguntarle a la actriz qué canción le gustaría bailar en su boda. “Coincidir”, dice ella, de Fernando Delgadillo. Y ya encarrerado, le pedí matrimonio.

 

-No te conozco lo suficiente, quizá si lo hago, entonces me quiera casar contigo.

 

-Al contrario, en mi caso la tengo en un valor tan alto que le huyo durísimo (risas). Cuando alguien me lo pregunte en serio, más vale que sea la persona con la que esté para siempre. Hay que reírse un poco de la pregunta, sin duda, porque nos la estamos tomando muy a la ligera. 

 

-¡No, obvio! Oye, ¿me estás diciendo quedada? (Risas)

 

-(Risas) Qué bien respondido. No sé, nunca he pensado en si se me irá el tren. No tanto por la edad, sino por no conocer a la persona indicada.

-¡Fue chistoso! Pero lo dije por una amiga con la que estaba que le aterra ser señora, yo sí le tengo más miedo a las arañas. Pero sí es una cosa generacional. Cada vez nos tardamos más en casarnos, hombres y mujeres. Y nos divorciamos más jóvenes. Lo piensas más de dos veces porque quieres que dure toda la vida pero has visto que no es así. 

 

-No sé, a lo mejor porque las telenovelas mexicanas son muy buenos melodramas. Los actores lo hacemos bien, pero no es parecido a la realidad. Nadie grita así: “¿Qué te pasaaaa, Roberto Federico?”.  A lo mejor el cineasta piensa: “¿Y si la contrato y me hace un dramón?”. Pero los intérpretes sabemos que existen matices en el oficio; cuando haces melodrama es así, cuando haces teatro hablas más fuerte para que te escuche hasta el de la última butaca y cuando haces cine no le puedes mentir a la cámara. 

 

-Mucho. Pero más que borrar, pongo notitas en un archivo de personajes, historias y pedacería, y cuando estoy sin inspiración, recurro a ese archivo y desentierro cositas. Como guionista, tienes que estar consciente de que se escriben muchos guiones, en la pre, en la producción y en la post, y  estar muy abierto a los cambios.

 

-No sé. Me lo he preguntado sobre todo cuando llevo 18 horas de trabajo y no he dormido. ¡En qué momento me metí en esto! Pero me encanta, soy creativa y me encanta contar historias. Ahorita me estás entrevistando, pero si nos fuéramos a tomar un café, te estaría contando historias. Y me fascina leer. Mi papá dice que tengo que leer muchos más libros de los que pretenda escribir.

 

 

-Qué horror, ¿verdad? (risas). Uno es El alquimista, de Paulo Coelho. Lo leí a los 11 años y constantemente regreso a él. Otro es La Biblia, aunque no completa… (risas). No, ya en serio, Diablo guardián. Lo debo haber leído como 6 veces. Me movió muchas cosas porque me identifiqué con Violetta. Y el tercero fue uno de Neruda, que me inspiró a escribir, porque lo primero que hice fueron poemas. 

 

-Te sorprendería cuántos. No puedo decir que todos, pero sí los hay como don Carlos Bracho, con quien comparto en El mariachi. Es injusto pensar que los actores que sólo ponemos la cara.

 

-Ay, Dios mío, ¡qué pregunta! Pues bien, muy bien (risas). Se trata de que una se sepa mujer y de una manera elegante manejes tus encantos. 

 

-Ya me pasó varias veces, pero hay que reírse de uno mismo. No le gusta a mi mamá que yo lo diga, pero cuando hice Niñas mal o Amarte duele, pensé: si no hago el desnudo ahorita, ¿cuándo? ¿A mis 70? ¡Entonces sí me voy a querer tapar! Alguien me dijo una vez: “Tienes que ser actriz de los pies a la cabeza. Si un personaje requiere que hagas un desnudo y está justificado, ¡vas!”.

-El de Niñas mal no, no lo estaba. Lo pensé desde que lo hice y lo seguiré pensando siempre. Pero no pude decir que no, la verdad. Hay muchas actrices que admiro, como Kate Winslet, Kate Blanchett o Naomi Watts, que cuando les preguntan sobre un desnudo dicen: “No era yo, fue mi personaje, ¿de qué me hablas?”. Al final de cuentas, ¿qué? ¡Todas llegamos a este mundo así!

 

-¡Las dos cosas me fascinan! (jajaja) La de Keanu Reeves fue un momentito que se sintió como una eternidad. Y las entrevistas las disfruto. Soy comunicadora desde chiquita y me gusta conectar con la gente. No sé por qué a otros actores no les gustan, quizá se lo toman demasiado en serio.

 

-Sí, las sé hacer. Qué chistoso, pensé que me dirías después de Laura León (risas). Bueno, Carlos Pellicer también era de Tabasco. Me enorgullece mi estado. Es muy fértil, muy dadivoso, tanto por la tierra como por el petróleo. 

 

-Me interesa. Sí investigo, leo y me preocupa. Creo que está mal que pasen leyes a las 4 de la mañana cuando nadie se entera. México debería ser más transparente. Anoche fui a la graduación de mi hermano y en el discurso, dijeron: “la honestidad nunca ha sido mal negocio”. ¡Hasta lo tuiteé! 

 

-Sí, claro. El que más me gusta se llama Regresión y representa a un hombre y una mujer entrelazados en un rehilete. Expresa el complemento entre lo masculino y lo femenino. Es muy sensual.

 

 

-He tenido novios de todos los colores. El físico no es tan importante como lo que tengan en la cabeza. Me gusta que me hagan reír. Tiene que ser una persona muy equilibrada.

 

-“Ella se llamaba Martha”, aunque me dedicaron también la de “Colgando en tus manos”, que dice: Cuidado/ Marta yo te digo/ Me tienes en tus manos… 

 

-No, la verdad es que canto muy mal.

 

Martha ha realizado videoclips para Natalia Lafourcade, Ari Borovoy, Motel y Belanova, entre muchos. Y de todos trae música en su iPod, “No hago videos de artistas que no me prendan”, comenta. “De quien me muero ahora por hacer un video es de La Arrolladora Banda El Limón”.