PLAYBILL: LAS PUERTAS DEL CIELO

La primera vez que visité la Mansión Playboy no pude cruzar sus puertas. Entonces aún no era editor de la revista, sino un turista que había contratado un tour para conocer la fachada de las casas de las estrellas en Beverly Hills.

-A las rejas de la Mansión les dicen “Las Puertas del Cielo”, porque no cualquiera las puede cruzar–, nos dijo el guía a los turistas que infructuosamente intentábamos capturar con nuestro celular la fachada de la propiedad.
La segunda ocasión que fui, el corazón se me quería salir del cuerpo. Iba a bordo del automóvil del entonces VP de la compañía, que se detuvo afuera de “Las Puertas del Cielo”. A través de un interfón le preguntaron quién lo acompañaba y dijo mi nombre.

Me sudan otra vez las manos al recordar cuando vi que las rejas se abrían automáticamente, como si una mano invisible las controlara.

Esa vez recorrí el zoológico privado de Hugh Hefner, su cuarto de juegos en el que luce enmarcado el billete de cinco dólares que le obsequió el dueño de Esquire, los jardines en los que hay esculturas con huellas de labial de Playmate, la estatua de tamaño natural de Boris Karloff y el dibujo a lápiz que John Lennon quemó con un cigarro. La velada concluyó con una cena en el comedor en la que por primera vez, el ejecutivo me colgó un pin de Conejito al hombro y dijo: “Bienvenido a la familia Playboy”.

Por desgracia no pude conocer a Hefner, aunque sí saludé rápidamente a Cooper, su hijo, quien hoy se desempeña como Chief Creative Officer de la compañía.

Pero aquella experiencia no estaría revestida de un halo de misticismo de no ser por ese hombre que el pasado 27 de septiembre falleció en paz, rodeado de su familia. El mismo que esgrimió la frase: “La vida es demasiado corta para vivir el sueño de alguien más”, y a quien 91 años le bastaron para hacer de esta revista, de esta marca, una fantasía que continúa contagiando todos los días a nuevos fieles.

Con la desaparición física de Hefner se reafirma su presencia como símbolo. Porque no importa cuántos imitadores hayan surgido a su paso, él siempre será el pensador, el luchador social y el innovador a quien se le ocurrió primero una idea y la llevó a cabo.

Con esta edición, Playboy México celebra sus primeros 15 años de existencia, lo hacemos con una portada con Elizabeth Loaiza que nos hace sentir profundamente orgullosos, pero también un sentimiento de tristeza ante la partida de la persona a quien le debemos ser parte de este legado. De esta Familia Playboy.

Sirvan entonces estas líneas como homenaje.

“Las Puertas del Cielo”, las de la Mansión, se abrieron para despedirlo. Larga vida a Hef.