PLAYBILL: EN LA NUCA

Decía Julio Cortázar que después de cumplir 40, la cara la tenemos en la nuca. Porque miramos desesperadamente hacia atrás.

El ser humano es nostálgico por naturaleza. Hace poco leí que la música que más nos gusta siempre es la que escuchamos durante nuestra juventud. No porque necesariamente fuéramos más felices, sino porque todo resultaba novedoso. La adolescencia es una etapa de descubrimiento: la primera vez que no llegamos a casa a dormir y que nos enamoramos; la primera vez que viajamos solos y la primera vez que tuvimos sexo.

A medida que crecemos, perdemos la capacidad de asombro. El umbral en el que comenzamos a sentirnos maravillados, conmovidos o perplejos se va haciendo más grande.

A menos que nos rehusemos a vivir en el pasado y llenemos nuestro presente de experiencias, motivos o personas que nos impidan caer en el aburrimiento. Aprender un idioma, practicar un deporte o subirse a un escenario a hacerla de DJ, aunque ya pintemos canas, ayudan a mantener el rostro en su lugar. Mirando hacia delante.

Este 2018 que comienza cumpliré 40. No puedo quejarme. Pocas razones tendría para hacerlo si dirijo Playboy. Si el día a día está lleno de fotografías de mujeres hermosas, artículos interesantes y sobre todo, el placer de hacer lo que más me gusta en la vida y que me paguen por ello. Escribir.

El horizonte se presenta lleno de retos. También de realidades que hacía una década nos pa- recían sacados de un capítulo de La Dimensión Desconocida. Cuando tenía 18 nunca imaginé que existirían impresoras portátiles, como las que te presentamos en nuestra sección de tecnología. Hoy, cuando veo un capítulo de Black Mirror, pienso que podría tratarse de la realidad del día de mañana. Y me entusiasma.

Reva, la encargada de inaugurar este año Playboy 2018, representa una razón para concentrarnos en el que aquí y el ahora.

Cortázar seguramente estaría de acuerdo.