LLÉVALE LA CONTRA A STEPHEN HAWKING

El recientemente fallecido Stephen Hawking dijo que cada vez que memorizamos algo, alimentamos el desorden del Universo.

Tal vez por eso las Instagram Stories se han vuelto tan populares. Porque no se conservan. Duran lo mismo que la felicidad que representan: un instante, aunque sea de 24 horas. Pero después desaparecen para siempre. Aunque existe la posibilidad de guardarlas, me atrevo a pensar que pocos de quienes lo hacen vuelven a verlas. Están mucho más preocupados por generar nuevas experiencias que entretengan a su audiencia.

A los contactos —¿amigos?— que les obsequiarán corazoncitos digitales.

Instagram es un territorio de ensueño. A diferencia de Facebook o Twitter, en los que la gente comparte opiniones políticas o reclamos a los establecimientos que ofrecen un pésimo servicio, Instagram representa un escaparate de momentos casi exclusivamente felices. Comida apetitosa, tragos de diseño, ropa nueva, viajes llenos de adrenalina, animalitos juguetones, conciertos divertidos y relaciones instaladas en grado más alto de enamoramiento.

Casi nadie comparte una imagen en la que se vea deliberadamente deprimido o abotagado de gripa.

Pese a que nació con la idea de convertirse en un álbum fotográfico y de videos en línea, desde su lanzamiento en 2016, las Instagram Stories se han vuelto la sensación en el mundo. Tal vez porque la vertiginosa velocidad con la que se mueve el mundo y la generación imparable de contenidos nos obliga a movernos de manera veloz, sin dejar rastro. O quizá porque en el fondo nos gusta creer en la ilusión de que aquello que subimos a la red no durará para siempre. Aunque sepamos que no es así.

Instagram es también el territorio de cultivo de una especie particular de influencers que nos llenan los días de alegría en Playboy. Modelos que comparten fotografías pletóricas de sensualidad. Imágenes resueltas a recordarnos lo que el dramaturgo inglés John Fletcher dijo alguna vez: “La belleza, cuanto menos vestida, mejor vestida está”.

Así que en la revista nos dimos a la tarea de realizar una lista, la primera —aunque esperamos que con tu apoyo se convierta en una tradición anual— de “Las 50 chicas más hermosas de Instagram”. Algunas de ellas ya han aparecido en nuestras páginas y otras… bueno, la esperanza siempre muere al último.

Hagamos que nuestras vidas se parezcan un poco más a nuestras redes sociales. Coleccionemos instantes de felicidad que desparezcan a las pocas horas. Para que, en vez de vivir en la añoranza, nos esforcemos por generar nuevos.

En lo que respecta a las chicas de la lista, a ellas no las olvides. Llévale la contra a Stephen Hawking y alimenta el desorden del Universo. Consérvalas en tu memoria.