#HombresNecios: ¡¡¿Y quiénes van?!!

¿Tu chava o tus amigos? Hasta el más enamorado de nosotros sabe lo complicado que es encontrar un auténtico hermano de sangre. Aprende entonces a poner los puntos sobre las íes: mis “amigotes” no se negocian.

 

Planeaba yo cómo decirle al susodicho en cuestión que me iba a ir el fin de semana con mis amigas. Mientras hurgaba en mi archivo de tácticas y estrategias, me llegó un mensaje que decía algo básicamente cómo: “Se armó plan con los muchachos. Me voy con ellos a Aca. Vuelvo el lunes”.

 

¡Qué tamaño de… valor! Así, sin complicaciones se largó y yo armando la dulce manera de cómo avisarle que le iba a hacer una jugarreta parecida. Obvio a estas alturas ya le daba igual qué haría yo el fin de semana; de hecho su práctico mensaje, aunque breve, lo decía todo. Veamos:

“Se armó plan con los muchachos”. O sea, me voy con mis amigos. Lo que para cualquier mujer se traducirá en un reproche futuro parecido a: “Te largaste con tus amigotes y ni siquiera pensaste en mí”.

 

“Me voy con ellos a Aca”. O sea, yo me voy, tú no estás invitada. Esto para toda mujer es un golpe muy bajo.

 

 

“Vuelvo el lunes”. Uuuuuuuuuy eso claramente dice: No molestar, o en idioma masculino: Favor de no estar chingando. Hasta el lunes cruzaremos señal. Nada de mensajitos ni llamadas ni presiones para obligarme a decir que te amo y te extraño enfrente de mis amigos.

 

Y luego, lo que más me sorprendía del mensaje era que no lo firmaba ni con un “Mi vida, te amo” ni con un méndigo beso. Eso -literal- fue tirar la piedra y echarse a correr. 

 

Señores, les aplaudo de pie. ¡Qué bien lo hacen! Mi amor, felicidades.

Claramente expliqué que yo buscaba la sutil manera de contarle que tenía plan y que no estaba incluido, pensaba en decirle algo como: “Hace rato que no veo a las chicas, me encantará salir con ellas, tenemos tanto que platicar. Y luego Dany está pasando por un momento difícil desde que terminó con Valentín. Me iré, pero te voy a extrañar muchísimo”. (¿Alcanzan a escuchar mi tono meloso?)

 

En fin,  esta vez me evité la pena de hacer mi escenita. Admirada y, aunque ustedes no lo crean, feliz de saber que el susodicho tendría un gran fin de semana y yo también, contesté el mensaje diciendo: “ Qué padre amor. Diviértete. Me voy con las chicas a Cuerna. Besos”. Sí, sí, sí lo hice. Lo juro.

 

Tranquila y serena me dispuse a seguir con mi plan hasta que súbitamente recibí una puñalada trapera que asaltó mi paz, una pregunta que lo cambió todo: ¿Y… Quiénes van?” Amo a todos sus amigos, me caen perfecto, son divertidos, trabajadores, buenas personas, etc. Pero hay uno, uno que me brinca en la mente con cara de cínico mostrándome escenas de fiesta sin control, mujeres, alcohol, sexo, drogas y rock and roll. A ese fulano sí que no lo soporto. Tiene 42 años, ya que madure, ¡por Dios! Odio a sus noviecitas quinceañeras que cambia cada semana y la vida bohème que le acompaña. Y luego, esa tomboy que se cae de buena y que sale con ellos “quesque” porque es una más de la pandilla, pero que yo sé, porque lo sé, mi sexto sentido y mis ancestros me lo dicen: a esa mujer le gusta mi hombre. Yo lo séééééééééé. ¿También irá ella al viaje? ¡Ya que se regrese a su país!

 

 

Respiré hondo, recordé lo vivido y aquí la conclusión para cuando les pregunten: ¿Y te vas a ir con tus amigos? –Siempre digan la verdad­– ¿Y quiénes van? –Siempre digan la verdad­– Cuando hay muchos involucrados es difícil mantener una sola versión y es imposible sostener la mentira de uno entre muchos. Y no falta el que después de unos drinks termine “sin querer” soltando la sopa con algo como: “Y qué tal Vero cuando la echamos a la alberca” y una voltea con cara de Maléfica y pronuncia entre dientes: “Me dijiste que sólo habían ido hombres.”

 

Playboys, esta vez el aplauso es para ustedes. La batalla de los amigos la tienen ganada. No se dejen intimidar. Lo hacen magistralmente. Somos nosotras quienes andamos haciendo malabares para hacer lo mismo y que parezca inofensivo, bonito. Nada. Los amigos, los verdaderos, siempre estarán aprueben o no a nuestra pareja en cuestión. Cuando llegamos a la vida de alguien ganárnoslos a ellos y a la familia es parte de la relación. Y cuando los amores se van, ¿quiénes siguen ahí? Los amigos.

 

Si las mujeres mentimos en algo es en eso. En lo que hablamos con nuestras amigas. Lo que nos dijeron. Lo que opinan de nuestra pareja. Con quiénes fuimos. Si ligamos en el antro. Si una de ellas se fue con otro que no era su novio. Que si llego el ex de “casualidad”. Ahí sí, para que vean, es un cochinero.

 

Tips: Eso de tirar la piedra y echarse a correr, síganlo haciendo. Defiendan a sus verdaderos amigos, los hermanos, por sobre todas las cosas. Nosotras lo hacemos. Siempre digan la verdad, será un problema pero evitará millones más. Y si quieren ser acreedores a grandes recompensas amorosas hagan de un plan poco atractivo con sus amigos El evento del año, cuéntenlo con entusiasmo y mucha emoción. Llegada la hora digan algo como: “¿Sabes qué? No voy a ir. Quiero estar contigo, hagamos algo juntos. ¿Te parece?” Y luego, señores, las puertas al paraíso se abrirán para ustedes. Deseo, entonces, que lo disfruten.