GREEN DAY: LAS MUJERES DOMINARÁN EL MUNDO
Por Arturo J. Flores
Tirado en el suelo, Billy Joe Armostrong le dice a la multitud: “Delante de todo hombre, existe una gran mujer”.
Previo a un popurrí en el que interpretó fragmentos de canciones de The Isley Brothers, The Rolling Stones y The Beatles, el cantante de Green Day nos dijo que el mundo está cambiando: “¿Me escuchan, mujeres? ¡Prepárense para dominar el mundo! ¿Me escuchan, hombres? ¡Las mujeres dominarán el mundo!”.
Es el acto de cierre del Corona Capital en el Autódromo. La tercera visita de la banda californiana. Con la que se interrumpe la racha de 13 años sin que actuara en nuestro país. Billy Joe, Mike Dirnt y Tré Cool, ahora acompañados por dos músicos de apoyo que le permitieron al front man desentenderse por momentos de la guitarra y concentrarse mucho más en el show.
Un espectáculo sobrado de diversión y adrenalina. Lo cual se agradece después de permanecer tantas horas de pie en una noche helada.
Los discursos de orden social también sirven para calentar el corazón. Por eso Billy no se cansó de arengar, aunque no en tono solmene, a los presentes en pro de diferentes causas.
“¡No más racismo, no más misoginia, no más homofobia!”, gritó al micrófono en un momento.
Pero definitivamente, su cliente número uno fue el presidente de Estados Unidos. “Deberíamos construir un muro y dejar a los gringos afuera, ¡a la chingada con Donald Trump!”.
Sí, el dijo: “fuck Donald Trump”, pero lo que entendió la multitud que le respondió con un extenso: “yeeeeeeeah”, fue lo segundo.
Pero más allá de su discurso, Green Day complació las exigencias de quienes estaban ahí por la música. Mucho más que por “Basket case”, “Boulevard of broken dreams”, “American idiot” y cualquier de los temas que han tenido rotación en la radio o videos en la televisión.
Green Day pertenece a una generación de grupos que aún lograban colocar canciones en la memoria de sus seguidores de una manera inexplicable. Porque aún no se inventaban las redes sociales ni se descubría el Tren del mame. Entonces pocos, pero potentes, algunos corearon “2000 light years away”, “F.O.D” o “She”, como si se trataran de himnos generacionales. A lo mejor lo fueron para un aferrado grupo de nostálgicos.
Musicalmente, Green Day no tiene gran ciencia. Y sus integrantes lo saben. Por eso se decantan hacia el espectáculo. Corren, saltan, hacen gestos y hasta Tré se coloca un tutu de ballet para hacerle al payaso delante de la multitud.
O los instantes en que tres fans, dos hombres al micrófono y una mujer en la guitarra, son invitados a tocar con el grupo. Incluso ella se llevó el instrumento de recuerdo.
Pero si no fuera por todo eso, ¿resistiría el grupo una actuación de poco menos de tres horas?
A estas alturas de su trayectoria, Billie y sus compañeros han asumido su papel de
entretenedores.
La única manera de ser un adolescente eterno que aún conecta con los adolescentes de la actualidad es siendo divertido. El “tío cool” que toca la guitarra en las reuniones familiares, fuma mariguana y ha escuchado alguna vez a Arcade Fire.
29 canciones equilibradas entre sus amplia discografía, un uso adecuado de la pirotecnia, un discurso social aunque no exageradamente comprometido y una energía, esa sí, admirable para tres tipos que en 5 años serán cincuentones, hicieron del regreso de Green Day a México dentro del Corona Capital una noche memorable.
Mínimo en las redes sociales.
Tanto que por más que Billy expresó (y me pareció lo más genuinamente punk dada
la tendencia digital del momento): “vivan el momento, no necesitan sus celulares, ¡a la
chingada con Instagram!”, lo que más encuentro en Internet hoy son videos y fotografías de
Green Day en el Corona Capital.
Porque a veces los tíos “buena onda” también necean antes de que los manden a
dormir.
Fotografías de Lulú Urdapilleta y César Vicuña. Cortesía OCESA
