El hombre detrás del logo de Playboy
Irvin D. Yalom dijo una persona muere verdaderamente cuando desaparece la última persona que la conoció, cuando el corazón deja de latir la existencia se transforma en memoria y se termina con el último recuerdo. De acuerdo con esta idea, Art Paul, creador del emblemático conejo de Playboy, el pasado 28 de abril alcanzó la vida eterna, los órganos que le fallaron fueron suplidos por su obra, que será recordada por generaciones.
Comenzó siendo un chico de Chicago que dibujaba para el periódico y pintaba murares en el gimnasio de su preparatoria, sus obras destacaban lo llevaron a ganar una beca en el Instituto de Arte de Chicago.
En 1953 Paul se reunió con Hugh Hefner, quien le expresó su idea de crear una revista para caballeros. El artista, en una hora, creó un logo para indicar el final de cada artículo, a Hefner le gustó tanto que lo convirtió en el mayor símbolo de la revista y vio la luz el segundo número de la publicación. La elección del animal tiene dos versiones, en la primera el creador de Playboy indicó que eligió al conejo debido a que en Estados Unidos es un animal con connotaciones sexuales; además su espíritu vivo y alegre son perfectos para representar a las Playmate. En la otra versión asegura que es una referencia a Bunny’s Tavern una taberna que Hefner solía visitar cuando era estudiante.
Probablemente la verdad de la elección es una combinación de las dos versiones, pero lo que sí es un hecho es que la creación de Art Paul se convirtió al poco tiempo en uno de los logos más reconocidos del mundo. El diseño fue perfecto, razón por la cual se ha mantenido constante desde su momento de concepción; siendo la única modificación un cambio de colores cuando se visitó de los colores del arcoíris para celebrar la diversidad sexual.
La colaboración entre Hugh Hefner y Art Paul no finalizó ahí. Fue el primer trabajador de la revista al tomar el puesto de Director de Arte, en el cual trabajó hasta su retiro en 1982. Su labor iba desde el control de la calidad de las fotografías hasta el diseño de cada página; el talento se reflejaba en cada número, lo que lo llevó a colaborar con artistas de la talla de Salvador Dali y lo convirtió en el mentor de una nueva generación, que incluyó a Andy Warhol, LeRoy Neiman y Brad Holland.
Art Paul vio en Playboy la oportunidad perfecta para cumplir sus sueños, no deseaba seguir a sus contemporáneos diseñando ilustraciones para compañías de publicidad, buscaba que su arte fuera más allá. Tiempo después, el propio Hefner se dio cuenta que el artista había cumplido su objetivo, aseguró que el diseño iba más allá de las portadas al borrar las líneas entre las bellas artes y el arte comercial.
Tras su retiro, trabajó en proyectos artísticos y participó en el diseño un gran número de revistas, programas de televisión y películas. En sus últimos años se dedicó a la pintura y el dibujo, obras que fueron expuestas en diversas galerías de su ciudad natal. En 1982 recibió su mayor reconocimiento al ingresar al Art Directors Club Hall of Fame.
La obra de Art Paul fue más allá del diseño de uno de los logos más reconocidos en el mundo, revolucionó el diseño de su tiempo y se convirtió en el mentor de cientos de artistas que siguieron sus pasos. En pocas palabras, su muerte únicamente fue un paso para alcanzar la inmortalidad.
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