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Blur: el video musical como homenaje

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
Al hablar de los videos musicales de esta banda, cualquiera puede recordar el de Coffee & TV, con el que […]
Blur: el video musical como homenaje

Al hablar de los videos musicales de esta banda, cualquiera puede recordar el de Coffee & TV, con el que la banda conquistó otros territorios: “¿Has escuchado a Blur? Son los del video de la lechita”. Se trata de un gran trabajo que recibió elogiosas notas de la crítica musical. Una cajita de leche con el rostro de Graham Coxon, el guitarrista del grupo, con la leyenda de “perdido”, viaja por la ciudad encontrándose personajes de todo tipo y enfrentando momentos duros. La travesía de la caja de leche hacía imaginar la huída de casa por parte de Coxon, dejando atrás a una familia desolada. Los peligros de la vida. El enfrentamiento cruel con las calles. El trabajo corrió a cargo de Hammer & Tongs, dueto creativo que ha colaborado en la misma corriente del video junto con Beck, Radiohead y Supergrass, entre otros.

Pero Blur también se ha servido de su propio trabajo para rendir homenaje a películas, personajes de TV o incluso otros videos musicales que circundan entre la cinefilia más exquisita y los íconos populares. Al hacer una revisión a los videos de la banda uno puede ver lo recurrente y especial que es para estos británicos rendir tributos en mayor o menor grado a través de sus canciones.

Revisemos tres videos: To the end, Country house y The universal.

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To the end y la nouvelle vague: El año pasado en Marienbad

To the end pertenece al album “Parklife” de 1994, el tercero en la discografía de Blur. Producido por Stephen Hague y por el propio Albarn y compañía, la canción alcanzó apenas el número 16 en los charts ingleses. En el coro se hace oír la suave voz de Laetitia Sadier, de Stereolab. La letra  es una declaración del fin del amor, un desenlace temprano. En pleno sol.

L’anné derniere à Marienbad (1961) es una película dirigida por Alain Resnais, con un guión de Alain Robe-Grillet. Se trata de una película francesa, perteneciente a esa ola que, alegremente, nunca termina: la nouvelle vague. La historia filmada es tan particular como su producción o su misma interpretación, tan variada, por parte del público. Marienbad marca el desapego a las corrientes fílmicas “normales” para crear un experimento narrativo como (¿casi?) nunca se había tratado en el cine. El señor X trata de convencer a la señora A sobre un encuentro que tuvieron el pasado año en Marienbad. El señor M se hace suponer como esposo de la señora A. Un dilema amoroso que no se devela en concreto. Las escenas saltan y se corrompen yendo y viniendo en un agasajo visual surrealista. El encadenamiento sin sentido en el espacio y el tiempo hace transformarse los objetos y jugar a los personajes el juego de la verdad-mentira, realidad-sueño. Ganadora del León de oro en la Mostra de Venecia en 1961, L’année derniere à  Marienbad es un hito fílmico al que probablemente David Lynch todavía le guarda respeto. Cuando le preguntaron al guionista Robbe-Grillet de qué trataba realmente la película, jocoso respondió: “Yo quería hacer un filme sobre la memoria y Resnais sobre la persuasión, finalmente Marienbad se trata de un guionista persuadiendo a su director de hacer una película de vanguardia”.

Aunque existe también una versión en francés con Francoise Hardy, llamada “La comedie”, aquí nos referimos al pastiche, nombre que designa una obra en la que se hace homenaje a otra fielmente. Vemos a los miembros de la banda actuando en el mismo castillo de la película. Albarn como el señor X y Coxon como el señor M.  Por momentos parecería el tráiler de la película si no es por los subtítulos, que no tienen mucho que ver con el argumento original. Ciertas escenas son recreadas como una impecable imitación, los mismos encuadres a los rostros y sus cortes súbitos, o el blanco y negro provocan una revisión redefinida a Marienbad. Sólo que si esta última, como ya hemos visto, se vuelca a varias interpretaciones, el video adquiere una nueva: la música orquestal como vehículo de la ambigüedad narrativa del desamor y sus confusiones, pistolas y rosas incluidas. Hasta el final.

To the end:

L’année derniere a Marienbad, tráiler:

 

The Universal y Kubrick: Clockwork orange y 2001 A space odissey

The universal es una canción del disco “The Great scape”, de 1995.  El tema alcanzó el quinto lugar en las listas británicas, aunque tiene una recepción más favorecida entre los seguidores de la banda. La letra oscila entre las preocupaciones de fin de milenio y el pasar de los días aplastantes.

Y sobre Clockwork orange ¿hace falta hablar? Estrenada en 1971, en una década en la cual parecía que mucho iba a cambiar respecto a los significados de libertad, individualismo, conciencia social, derechos humanos, etc., La Naranja mecánica fue un golpazo genial. Un fuego que empezaba a arder sobre las cenizas de los gritos juveniles sesenteros. Mal interpretada y censurada en casi todos los países donde se proyectaba, la película es considerada hoy como una de las más importantes en la historia fílmica. Basada en el libro de Anthony Burgess, aunque omita el último e imprescindible capítulo de éste para comprender la idea original del autor, la Naranja mantiene a cuatro décadas de su creación una actualidad profética que exponía ya una narrativa de la violencia, de su tratamiento, sus formas, sus sinsentidos y sus  paradojas.

Alex DeLarge (Malcolm Mc Dowell) es sometido a un tratamiento para la posible erradicación, vía el hartazgo, de la violencia. Autoridades estatales y científicas se dan un irónico banquete al experimentar el tratamiento Ludovico con él. A través de técnicas innovadoras para su época, el director Stanley Kubrick supo y pudo (rumores de desavenencias aparte con el autor Burgess) plasmar un collage donde caminan los juegos verbales: Alex DeLarge con Alexandre the Great y el caló adquirido de formas rusas e inglesas; los contrastes de forma magistral: la pandilla toma leche, vital bebida, para ingerir sus drogas de efecto barbárico; el protagonista posee un lado absolutamente salvaje que estimula cada noche con la leche para llegar al amanecer a su casa a oír a Beethoven, la maldad humana y adolescente, dirigida como forma de vida hedonista mezclada con sensibilidad estética (Dr. Jekyll and Mr. Hide redefinido).  En fin, tantos aspectos tiene de qué hablar A Clockwork orange, que no es de extrañar que alguien por allí siga usándola en temas de investigaciones serias sobre violencia. O que alguien por ahí le haya hecho un homenaje en un video.

Por su parte, el video de The Universal, dirigido por Johnatan Glazer (Karma police, Radiohead), sigue casi la misma línea que To the end, que hemos referido arriba. De nuevo los miembros de la banda son vestidos de la misma manera que los personajes de la película. Así, Damon Albarn representa a Alex DeLarge. En un momento diurno cualquiera, una esfera que simula una bocina-pelota de golf gigante y por dentro un bar Korova milk (nombre del bar donde los drugos de la Naranja pasan el tiempo), comienza a concurrir un grupo de gente. Al interior vemos un grupo lo bastante parecido para adivinar una especie de reflejo de las ilusiones placenteras a las que aspira el conglomerado de la calle.

El decorado es parecido al Korova: los maniquíes femeninos y las bebidas extravagantes, pero también al utilizado en la película 2001 A space odissey (1968). La misma esfera se parece por fuera. De esta película además, resalta la mezcla que hace el director de algunos elementos gráficos con los dos filmes, sobre todo en los pequeños cortes, como el del feto, que se dibujan de naranja. 

Algunas partes son hilarantes y desconcertantes: el señor Rojo-Azul y el señor de traje, cuyo diálogo parece ser el absurdo de un capricho elitista; la insinuación sexual que le hace el hombre vestido de religioso al que está con él, y la visión 3D que tiene la pareja de ancianos.

The Universal resulta pues, un buen homenaje no solo a Clockwork orange y en parte a 2001…, sino a varios aspectos del trabajo de Kubrick, la ciencia ficción, la sociedad de fin de milenio o las patologías que se engendran en ella.

The Universal:

 Clockwork orange:

 

Country house y el humor polémico inglés: Benny Hill y un poco de Queen

Finalmente hablamos de Country house. Una canción subestimada por el propio grupo pero que puso en los cuernos de la luna del britpop a Blur. Como The Universal, Country house pertenece a “The great scape”, album de 1995. El tema da de qué hablar al ser su primer sencillo en llegar al primer lugar pop en las listas del Reino Unido. Su enfrentamiento y victoria sobre el sencillo de Oasis Roll with it, que salió la misma fecha al aire, propició que los medios ingleses denominaran el evento como la batalla del britpop: el grupo working class del norte contra el grupo de niños cool del sur, un plato suculento para los diarios que no gozaban de una nota parecida desde hacía tres décadas. Plato al que quizá colaboraban las dos bandas con mutuos malentendidos y picones de cresta.

Lanzado en un momento de descubrimiento de la fama (“Parklife”, su CD anterior había arrasado en los Brit awards, ceremonia en la que el líder Albarn gritó que el premio debía ser compartido con Oasis), y producido en un ambiente de confusión y peligro (gran parte de su grabación fue en la resaca de la fiesta anterior) Country house supuso el reconocimiento del grupo en lo musical pero también en lo meramente comercial, ya que la mayoría de sus fans eran jovencitas de quince años cuando ellos andaban en los 25.

Cuando en su reciente nombramiento los emperadores romanos desfilaban entre el tumulto, en una carroza en la vía romana hacia la Curia, un esclavo se encargaba de decirle todo el camino: “recuerda que eres humano”. Tienes la gloria, pero también eres vulnerable de cometer errores. Ese papel lo jugó de una manera muy particular, el guitarrista Graham Coxon la noche misma que las listas de popularidad definieron a Country house como ganadora de la “batalla”. Cuando percibió que la fama se les estaba subiendo a la cabeza a sus colegas, totalmente ebrio intentó saltar por la ventana del edificio en el que esperaban ufanos la noticia. Al momento lo rescataron, vivió para contarlo y para recordarle al grupo otras cosas que las delicias de la fama no tienen en su campo de acción.

¿Y los homenajes? Bueno, a diferencia de los videos ya comentados, el de Country house es una historia que hace tributo a varias personas reales y ficticias. Dirigido por el artista Damien Hirst, la historia presenta a un joven millonario, interpretado por el comediante y padre de la cantante Lilly Allen, Keith Allen, que se muda de un penthouse, en realidad en una ciudad no muy caótica, al campo. O eso parece, mientras Blur, con quienes comparte piso, juega “Scape from the rat race”. De pronto todos se ven inmersos físicamente en el juego. Los personajes a quienes se hace referencia:

Uno. Dave Blaffe. Cuando Blaffe de Food Records, el sello dicográfico de Blur se retiró a vivir al campo, dejando atrás su empleo en la caótica ciudad, la banda compone la canción. Cabe decir que el término “country house” a pesar de su traducción literal, tiene una connotación de casa aristocrática en el campo, la misma portada del disco da cuenta. Si bien el nombre  de Blaffe no es conocido, puede pasar como el tributo a una voz anónima pero inmensa de gente que busca un refugio natural al vértigo citadino.

Dos. Ernie, el lechero más rápido del Oeste. Benny Hill, el legendario comediante inglés, predecesor de estrellas cómicas como Mr. Bean, y cuyo programa de televisión duró más de tres décadas se inspiró en sí mismo recordando su época de repartidor de leche antes de ser famoso para crear la canción de Ernie. El video muestra al comediante inglés Matt Lucas interpretando a Ernie, ya no en una carroza, sino en una camioneta repartidora. Hill, quien por cierto, armó un debate en Inglaterra respecto a si sus videos contenían o no un alto significado sexista, se ve en Ernie, persiguiendo en el tablero a un grupo de hermosas chicas.

Tres. Rapsodia bohemia de Queen. En un momento del estribillo, se ve el mismo efecto que en la rapsodia. Los rostros en fondo oscuro con luces en contrapicado son una alusión clara al video de la Reina.

Cuatro. Damien Hirst.  El artista internacional más vendible de los últimos años, presenta en este video un avance de sus obras más polémicas que saldrían años después. Si bien no es un homenaje, las referencias del cráneo y la vaca en el decorado son un anuncio al escandaloso éxito que tendrá gracias a los diamantes y al formol. Pero eso es otra canción.

Country house:

Ernie (the fastest milkman in the west) de Benny Hill:

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Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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