INRI a la mexicana
INRI a la mexicana
Las elecciones se aproximan y una verdad se hace evidente: eso de “echarle ganas” no es suficiente en un país con el “poder cojo” y “balaceras, fugas, retenes, desapariciones y hartas filtraciones” transformándose en algo de todos los días.
Por: Brozo
Queridos y queridas labregones y malandrinas. Reciban apretones y apapachos variados en sus distintas regiones sedientas de aprecio. No quiero quitarles su valioso tiempo, pero tendré que hacerlo porque prefiero que lo pierdan conmigo a que lo malbaraten en otro cuchitril.
En este momento en que les escribo, ignoro cuántas cosas coincidirán en el tiempo en que este mamotreto se publique, pero confiemos en que la trinche realidad no dé un giro de 180 grados en el curso de quince días. Y la verdad, está cañón que no dé marometas esta mula tómbola. Arrancan las dichosas campañas en medio de un colosal desmadrito que nadie sabe cómo chingaos desconectar. Además de competir por un poder cojo, remoto y tuerto, los candidatos tendrán que asumir que ya nada se compondrá con echarle hartas ganas y estilacho. Los partidos saben que no tienen parque pa resistir el embate del tremendo mostro que dejaron crecer, y falta ver que Felipón cumpla su promesa de comportarse como Jefe de Estado y no como mapachito versión 4.
Mientras qué sí y qué no, la sangre morena sigue borboteando en nuestras tierras. Nuevas fosas, balaceras, fugas, retenes, detenciones, desapariciones y hartas filtraciones implican como siempre a los quesque buenos que cobran con los malos. La presión genera presión, y las tarugadas más tarugadas. Han de seguir brotando mil medias mentiras y más medias verdades de grandes cochupos en todos los niveles. Desde chanchullos tolerados de adversarios y leales, hasta farsas inconfesables tramadas por quienes juran solemnemente procurar justicia. ¿A poco ya olvidamos los sobornos dados a conocer en cortes gringas que embarran a picudos del Estado Mayor Presidencial, vendiendo su visto bueno a una empresa que debiera responder por el buen funcionamiento de la flota aérea que transporta al Presidente? Nótese al nivel que llegan las tentaciones del varo fácil. Si estas tranzas se amachinaron en el mismo predio donde trabaja el Presidente, ya nos tendremos que imaginar todo lo que se opera bajo el agua, en la cómoda distancia y a discreción.
Pongamos toda esta bazofia de corrupción e impunidad en un lado de la balanza y súmenle lo que pesa la violencia, el crimen organizado, la pobreza galopante, la falta de trabajos, el nivel de educación, el campo muerto, los intereses corporativos, los compromisos con los gringos, y la simulación de un Estado cada vez más enclenque.
En el otro lado de la balanza, vayan colocando los discursos de los candidatos y cada postulado de los partidos durante la carrera presidencial. Hasta un reverendo pendejo como yo podrá darse cuenta que no hay relación entre lo que nos está pasando con lo que los aspirantes prometerán desde su plataforma virtual. Tendríamos una tonelada de problemas contra cuatro plumas de cotorra, que con cualquier brisa vuelan. Las mentiras y las omisiones ya ni siquiera se las podemos endilgar a la mala voluntad de nadie. El asunto es más cabrón. Todos los que pretenden la Presidencia saben que el sistema “vigente” no permite ningún movimiento que se contraponga a la cadena clientelar que lleva décadas marcando el paso. Mientras no clausuremos la fábrica de vicios que mantiene como sultanes a unos cuantos y como perros de nadie a la mayoría, nada nuevo ni mejor saldrá de los forros de quien les jure que las puede.
Después de tantos años de tropezarnos con la misma piedra, hasta para nosotros debiera quedar claro que ya no se trata de quién llega, si no a dónde llega. Podría Jesucristo mismo llegar a los Pinos y nomás de ver lo que hay en los cajones, sabría de inmediato que sólo una nueva crucifixión le daría sentido al nuevo camino que nos urge construir desde el cero maya. El sacrificio del hombre por el hombre se llevaría a cabo en Iztapalapa, y ya en la cruz y viendo al cielo, el mártir vociferaría: “¡Padre! ¡Perdónalos, porque siempre supieron lo que hicieron y siempre les valió pa pura madre!”. ¡ÓRALE!
