#DifícilDe Creer: Sergio Sepúlveda nos habla de lo bueno, lo malo y lo feo de perder la virginidad

Haber tenido o no relaciones sexuales adquiere un valor desmedido en algunas culturas orientales, pero en occidente el panorama no es mÁs alentador. Los hombres que dan valor a la mujer por ser o no virgen, viven tan atrasados como quienes basan en ello un matrimonio.
Por Sergio Sepúlveda (@sergesepulveda)
Cuando estaba chavo, tipo estudiante de secundaria, ser virgen era una etiqueta que debíamos quitarnos los hombres cuanto antes. Pero si dejar de ser vírgenes era nuestra primera preocupación, la segunda era ¿con quién podríamos tener sexo? Mi grupito se debatía entre la fantasía de hacerlo con una chava más grande que nosotros, con experiencia en la cama, para que nos enseñara y así después buscar con quién practicar lo aprendido, pero también fantaseábamos en convencer, no tanto enamorar, a una chica virgen para saber qué se sentía ser el primero.
En otras palabras, saboreábamos la virginidad como un trofeo. Vaya estupidez.
Se disculpan esos pensamientos por la edad que teníamos, pero debo dejar claro que jamás inculcaré a mi hijo la mínima posibilidad de que valore o categorice a una mujer por ser o no ser virgen.
Es cierto que la virginidad es un tema liviano en algunas culturas, pero en otras es un tabú que forma parte del orden de un país, aldea y familia. Lo malo es que en varias de estas sociedades termina por generar abusos y las reglas de las buenas costumbres se convierten en agresión.
En Irán, por ejemplo, por razones religiosas y culturales, las familias exigen que una novia sea virgen hasta el matrimonio. ¿Y qué significa esto? De manera legal, virgen es una mujer con el himen intacto. Es por eso que no son pocas las mujeres de países como Irán o Afganistán que “se prestan sus juguetes” con sus novios sin llegar al coito, y el sexo anal es tan o mucho más común que en los países occidentales.
¿Y cómo y cuándo se verifica si una mujer es casta? El marido que tenga la sospecha de que su mujer no es virgen o la familia de la novia, antes de la boda, pueden solicitar una carta emitida por la organización de medicina legal iraní donde se establezca el estado de su himen.
En la prueba, una doctora abre los labios menores de la mujer y le pide que tosa para ver si el himen está desprendido. Algunas especialistas dicen que el himen se rompe en la primera relación sexual del lado izquierdo de la vagina, como si se rasgara entre el nueve o el siete de las agujas de un reloj, y en la prueba eso se revisa.
En Afganistán este examen también se realiza de manera obligatoria cuando una mujer se ausenta algunos días de su casa, incluso si escapa de su hogar por violencia doméstica, entonces la policía la lleva a un centro médico para revisar su virginidad. La prueba hace sentir tan mal a las mujeres que en muchos casos entre más de dos médicos tienen que abrirles las piernas.
Otra forma de confirmar la virginidad en Afganistán es en la noche de bodas. Casi siempre, dos mujeres representantes de cada familia entran a la alcoba nupcial, dejan sobre la cama un pañuelo blanco y esperan afuera. Cuando el matrimonio termina su primera relación sexual, las mujeres ingresan a ver si el pañuelo se manchó de sangre o no. Si la mujer no sangró, la mayoría de las veces es golpeada y luego la llevan a consultar a un médico para saber si era o no inmaculada.
Situaciones como éstas han elevado el número de cirugías para reconstruir el himen. Es un procedimiento que no requiere más de 30 minutos y se realiza con anestesia local; hay que decir que muchos médicos conscientes de lo que implica su diagnóstico se abstienen de comentar si el himen fue restaurado o no.
Hay más. En Indonesia también se practican exámenes de virginidad para reclutar mujeres policías y se han hecho varias propuestas para que se realicen de forma obligatoria en las escuelas. Otros países donde se hacen pruebas de castidad ilegales son Egipto, Libia y Jordania.
En el reino de Suazilandia, el rey Mswati iii, supuestamente para evitar los contagios de vih, ofreció pagar alrededor de 250 pesos mensuales a las mujeres adolescentes para que se mantengan vírgenes. Tomando en cuenta que el 60 por ciento de la población sobrevive con apenas quince pesos diarios, el dinero ofrecido es muy atractivo para cuidar el honor y la salud, pero muchos señalaron que el objetivo verdadero del rey era garantizar mujeres vírgenes y saludables, participantes cada año en una fiesta a la que acuden todas las vírgenes del reino y que tienen la posibilidad de casarse con el mandatario, quien lleva más de una docena de matrimonios, con vírgenes por supuesto.
Así de estúpido es cómo se toma la virginidad en algunos países, tanto como pensar que una mujer es menos si abrió sus piernas antes de estar con nosotros. Seamos hombres, no estúpidos.
Difícil de creer.