Las netas del espejo

El Payaso Tenebroso nos invita no a dejar de quejarnos por la situación que estamos viviendo, sino a entender que no se trata de un hecho aislado sino mundial y que para resolverlo, primero hay que comprenderlo.
¡Chamacos candongueros! ¡Chamacas mamboletas! Hoy les traigo líneas animadoras pero no optimistas, renglones coloridos porque no encontré contentos. Y la neta es que vengo ligerito del espíritu porque ya me cayó el veinte de que por muy fregada que ande la cosa, no debemos ni vivir en el berrinche y cuantimenos en la amargura. Y es que da hueva oír o los lamentos de algunos o la indiferencia de otros. ¡Ya chale!, si me hacen el favor. Es hora de superar lo que uno ha creído toda la vida y empezar a entender al mundo donde nacen, crecen, se reproducen, se contagian y mueren.
Ustedes han visto y sabido que el planeta entero anda de cabeza. Donde sobraba ahora falta. Donde faltaba ahora reina la nada. Los que mandaban, hoy tienen que alinearse. Vean a los altaneros agachar la maceta, miren a los jodidos asomando los colmillos. La tierra cruje y hasta los asesinos intocables están siendo medidos con el mismo fierro. La memela gigante que antes devoraban unos cuantos, ora tiene que repartirse pa que la fiestecita siga en paz. A los gringos y a los europeos les suda la torta, arrimen la mirada a Asia y hasta la poderosa China tendrá que pagar su karma. Revisen África y los desmadres eternos que se tienen que soplar. Por fin comienza a tener sentido nuestra desgracia y es un consuelo dejar de sentirnos los únicos pendejos de la película.
Si el primer mundo se anda tambaleando, agüelita que nosotros hemos de patinar. Y cómo no, si somos el rabo de toda la cadena de estulticia.
Vean cómo lo que está pasando afuera, pasa igualito adentro. Todo tiene que cambiar de chingadazo y a lo cabrón, pero los que han tocado la pandereta se resisten a soltarla, y los que bailamos a su ritmo ya no queremos seguir dando piruetas en aras de la armonía perversa que los ojetes inventaron. El orden que impusieron ya no pifa. La gatita que amaestraron se les volvió pantera. El verdadero poder exige posarse en manos humanas.
La vida que sabe lo que hace, anda operando para que se empareje el marcador. Nadie puede ganar todo el tiempo, ni los perdedores pueden ser siempre los mismos.
Vean tantito a México en el espejo y se me van a ir de náilons del ridículo que verán. Nos parecemos a los vejetes de 60 que se compran un Porsche pa sentir que todavía paraguas. O a las damitas ya jamonas que se han restirado hasta las córneas con tal de provocar aunque sea piedad. ¿Se han fijado en esos cebollines a los que se les chorrea el tinte? ¿Han visto la cara de un huevón de 40 años que todavía vive con sus jefecita? ¿Se han fijado en el gesto del que presenta a la noviecita santa, quien ya pasó por la palomilla entera? Bueno, me han de perdonar lo claridoso, pero no queda de otra pa hacerme entender. Hagan de cuenta que un día se levantan, van al espejo del baño y se ven en la frente unos testículos colgando. Quién sabe la causa y cuáles las consecuencias, pero así de ridículos nos vemos y no nos queda otra que reconocerlo pa remediarlo. Nadie por muy poderoso o guapo o entrón o sabiondo o sabroso que se crea, puede explicar sin provocar carcajadas, por qué trae colgando unos huevotes en el entrecejo. ¡ÓRALE!