Director Playboy. Blog

Playbill octubre 2011.
Los hijos del miedo
¿Sabes por qué se hicieron famosos Freddy Krueger, Jason Voorhees, la niña de El Exorcista y el payaso de Eso?… Porque les tenías miedo. ¿Te acuerdas de cuando todavía las películas de terror te daban miedo? Me encantaría poder escribir este texto, justo en el mes en el que festejaremos Halloween, sobre historias que se quedan en las pantallas de un cine y no sobre la realidad, que ha comenzado a asustarnos más que ninguna otra cosa.
Tienes miedo si es de noche, vas conduciendo tu auto y otro coche hace un movimiento sospechoso cerca de ti. Tienes miedo si te quedas solo en un vagón del metro. Tienes un miedo que ni siquiera sabes que tienes, pero ahí está, condicionando tu vida de todos los días.
En eso nos hemos convertido; en una generación que deja de hacer cosas por obra y gracia de los temores que nos han sido inculcados con la violencia y la impunidad.
Ropa antibalas que simula ser indumentaria deportiva, una serie de armas de defensa personal que se esconde en bastones, paraguas y objetos aparentemente inofensivos, cámaras de vigilancia ocultas dentro de osos de peluche, una infinita variedad de cerraduras reforzadas y una industria completa al servicio de uno de los sentimientos más primitivos y más condicionantes: el miedo.
Somos los hijos del miedo.
Curioso asunto: hemos perdido la capacidad de sorprendernos y hasta desarrollamos alguna extraña forma de cinismo. Justo a medida que nuestra sensibilidad parece achicarse, desvanecerse como una forma de protegernos del bombardeo informativo, nuestro temor se hace cada vez más grande.
La verdad es que nuestro miedo de antes sería nuestra felicidad de ahora. Y de sólo pensar en el grado de truculencia al que llegaremos para que nuestro miedo siga existiendo, siento una inocultable sensación de terror.
Gabriel Bauducco
Director editorial