Circo, Maroma y Vive Latino

Hoy lunes por la mañana, ya con el cansancio acumulado de los días de Vive Latino a cuestas, quienes tuvimos que volver a nuestra rutina Godinezca recordamos algunos con nostalgia, otros con tristeza, muchos con alegría y la mayoría con la reseca atenazada en las sienes los momentos destacados de este Festival que por primera vez se alargó a 4 días y tuvo por objetivo celebrar los XV Ediciones. Fueron muchas horas de música, muchísimas bandas, muchísimas películas y presentaciones de libros como para resumirlas en pocas líneas, ya no se diga para atestiguarlas. Pero aquí un resumen de los momentos a destacar.

 

Aunque el escenario estaba a reventar, la gente bailaba y cantaba con singular alegría las letras de los originarios de Mocorito, Sinaloa, muchos coinciden en que sonaban descuadrados y un tanto desafinados. Lo cierto es que su presencia originó una controversia que tardará mucho tiempo en olvidarse, mucho más que su actuación por cierto.

 

 

Apareció de improviso y se aventó un palomazo con A Band of Bitches. El hijo de Verónica Castro se hizo acompañar de César López “El Vampiro” para interpretar su “Purgatorio”. Quienes estuvieron ahí aseguran que el público no lo recibió con los brazos abiertos, pero por fortuna ya no vivimos en los tiempos de la violencia troglodita en los que Cristian hubiera bajado del escenario bañado en cerveza… procesada.

 

Aunque no fue sorpresa, porque Silverio había anunciado su intención de invitar a Laura León a cantar “Suavecito” en el Vive Latino, Su Majestad Imperial se salió con la suya. Miles acudieron al escenario Unión Indio para atestiguar el palomazo que rayó en lo Bizarro e hizo que el hecho de que después Silverio se desnudara en vivo ya fuera lo de menos. De cualquier manera siempre se encuera.

 

Sin lugar a dudas Sonido La Changa y Sonido Súper Chango dejaron en claro lo que era una verdad a voces: a los rockers les gusta sacudirse la polilla a escondidas. YouTube se vio invadido de videos tomados con celular de góticos, punks, metaleros y hipsters presumiendo sus mejores vueltas en el Gozadero Dancing Club Doritos. ¡Oooops! ¡Se les olvidó que los Smartphones no olvidan!

 

 

Pocos se enteraron. Muy pocos. Quizá porque era el escenario que aventaron hasta el rincón y ni en los programas de mano ni en la página del Vive aparecía su programación, pero existía un foro destinado al rock indígena, el Raíces, De tradición y De nuevas rolas, en el que actuaron grupos de metal, blues y hasta hip hop con letras en maya, tzotzil, mixteco, tlapaneco y zapoteco. Relegados, como pasa con el resto de la cultura indígena en México.

 

Por primera vez hubo también un espacio dedicado a la literatura en el que escritores como Juan Villoro, Armando Vega-Gil o Carlos Avilés, estos dos últimos integrantes de Botellita de Jerez o Cuca, leyeron cuentos y poemas mientras músicos como Alfonso André y Diego Herrera, de Caifanes, improvisaban. La tarde se la llevó Xavier Velasco, que arrastró una multitud para verlo “performear” junto a Paco Huidobro, de Fobia. Queda claro que el Diablo Guardián se quedó con ganas de formar una banda.

 

Era de esperarse, pero independientemente de lo mucho que molestó a los puristas la presencia de bandas angloparlantes como AFI, Placebo, Arcade Fire o Nine Inch Nails en el Vive, la realidad es que arrasaron. Cada una atrajo miles de personajes en sus respectivas actuaciones y dejaron en claro que a los melómanos les gusta la música sin distinción por la lengua en la que esté interpretada. El chovinismo ya pasó de moda, señoras. O enrédense en una bandera y aviéntese por la ventana.

 

 

Zurdok, La Maldita, Luzbel, La Ley y Coda fueron algunos de los grupos que la nostalgia logró reunir y se presentaron en el Festival. Cada uno hizo recordar a sus fieles los años dorados de su historia. Y quedó demostrado desde que se logró que los Caifanes dirimieran sus diferencias, que el poder de los fans es infinito y para todo lo demás, existe Mastercard.

 

Hubo quien se mostró escéptico de lo que una banda integrada por músicos de Sepultura, Los Fabulosos Cadillacs y Maná pudiera entregar en el escenario. Y la respuesta fue: uno de los conciertos de metal más memorables que el Vive haya alojado. De La Tierra, como vulgarmente se dice, pateó traseros. Seguro a algunos aún les duele.

 

Si como yo mientras tecleo estas líneas delante de una ventana desde la cual se aprecia un sol esplendoroso te preguntas por qué diantres tenía que granizar en el DF el sábado y el domingo, entonces llegamos a la misma conclusión: ¡El Dios de la Lluvia es un amargado!