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#DeTresDedos: Monterroso y el Piojo (Herrera)

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
En una patética, extraordinaria ironía del destino, a minutos de la eliminación y la vergüenza deportiva y económica de este […]
#DeTresDedos: Monterroso y el Piojo (Herrera)
En una patética, extraordinaria ironía del destino, a minutos de la eliminación y la vergüenza deportiva y económica de este deporte, fue el pie gringo el que calificó al repechaje a un equipo maltrecho y de escasas virtudes futbolísticas en 2013. Semejante tropiezo estremeció a las potestades del juego de pelota nacional y organizó un nuevo pase mágico-mediático que culminó con la destitución de un llamado “Rey Midas” para darle el mando a un “Piojo”, por lo menos durante los próximos dos partidos de repesca mundialista contra Nueva Zelanda y en un encuentro amistoso contra Finlandia.
 
La carga de absurdo y de risas involuntarias en el futbol mexicano me llevó a recordar a ese humorista inteligente y bastante serio en su elegante mordacidad, el escritor Augusto Monterroso (1921-2003), de origen guatemalteco, pero nacido en Tegucigalpa y radicado largo tiempo en México. Pensé que un hecho como éste habría despertado más de una broma o al menos uno de sus geniales relatos breves, donde se dedicaba a exhibir la vanidad, el orgullo, la arrogancia o la hipocresía humanas, en muchas ocasiones, a partir de fábulas de animales que no tienen nada de ingenuidad ni moraleja infantil.
 
Empecé a repasar algunos de sus maravillosos textos, y no cesaba de asombrarme en sus parecidos con la realidad contemporánea. Releí “El eclipse”, ese cuento donde un religioso español, Fray Bartolomé Arrazola, pretende salvarse de una ejecución haciéndoles creer a sus verdugos indígenas que si lo sacrifican, él hará que el sol se oscurezca. Por supuesto, el fraile cree que aventaja con su ciencia aristotélica a los naturales, pero dos horas después, su fin se ha consumado, mientras los indígenas recitan sin mayor emoción ante el altar todos los cálculos astronómicos que les son perfectamente conocidos sin la ayuda de Aristóteles.

Esta imagen de arrogancia me pareció perfecta para tratar de entender la lógica de los manejos del futbol en el país. Un grupo de sabios de cierta arrogancia que cree poseer el misterio de una potencia futbolística y de su éxito deportivo, y de vez en cuando se juntan para mostrarnos su “ciencia”, quizá pensando que el vulgo no se da cuenta de sus desatinos, equivocaciones y torpezas. Menosprecian a conocidos y rivales, viven de alguna gloria pasada, no permiten cuestionamientos. Pero ahora el grupo, como aquel fraile español del relato escrito por el maestro guatemalteco, está a punto de entregar el corazón y de sacrificar un ciclo mundialista.
 
Muchos de los excelentes y brevísimos textos del entrañable “Tito” Monterroso se centran en la impostura y el fingimiento humanos. En la preocupación de los hombres y mujeres por convertirse en algo que no son por el ansia de reconocimiento y admiración de quienes los rodean. Es la materia del engaño y la presunción. El escritor nos habla de “vendedores de espejitos”: hay ranas que quieren convertirse en “ranas auténticas” y terminan servidas en platos, moscas inquietas que sueñan con ser águilas pero que se angustian con la grandeza y no están dispuestas a dejar la inmundicia, monos que anhelan convertirse en escritores satíricos o perros que quieren volverse seres humanos y hacen todo lo posible por convencer a los demás de lo que no son, aunque su naturaleza canina los traicione. Por supuesto, estos personajes obtienen resultados funestos y bastante cómicos por tal actitud.

Una selección inflada como potencia futbolística, supuestas ligas y torneos de calidad premiere, partidos “moleros” contra rivales débiles y jugadores megapublicitados. Usemos estas variables y volveremos a encontrar a Monterroso. Porque incluso el destino pone al futbol nacional en manos de un “Piojo”, Miguel Herrera, un técnico joven, capaz y de (a veces incendiario) temperamento, que se ha ganado el derecho de tener una oportunidad como seleccionador, pero viene precedido de una nueva cadena de equívocos, posee poco tiempo y demasiada presión convocando un plantel de emergencia, y cuyo futuro, nuevamente, se decidirá sobre la marcha.
 
En sus muy recomendables diarios de escritura (recopilados en el libro “La letra e”), Monterroso dedicó muchas páginas a intentar comprender lo que él llamó “la gran tontería universal”: “El hombre es un ser fundamentalmente tonto que hace o que es víctima de tonterías ajenas; comete tonterías y los demás cometen tonterías que se entrecruzan con las suyas para convertirse en la gran tontería universal”. Se trataba de esa gran tontería del género humano que nunca dejaba de sorprenderlo. 
 
Sin duda, hay crisis cotidianas más importantes que el sofocón del balompié nacional, una pésima racha que ha sido cultivada con esmero, soberbia, falta de autocrítica y discursos contradictorios. Si Monterroso aún estuviera con nosotros, quizá tendría algo que decir al respecto, y en su mundo de dinosaurios, lobos, ranas, vacas y ovejas negras, le daría por lo menos un espacio a los piojos.

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Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo Digital Editor Periodista de formación. Creador de contenidos, analista, especialista en viajes, entretenimiento y estilo de vida.
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