Incels: el celibato involuntario y el odio irracional
“No diría nada. Los escucharía. Eso es justamente lo que nadie hizo.”
—Marilyn Manson, al ser culpado por los incidentes de Columbine.
La importancia de la salud mental en la comunidad LGBTQ+
En los últimos años, las redes sociales se han convertido en un fenómeno que ha dado lugar a múltiples grupos, nuevas terminologías y, lamentablemente, casos de acoso.
Hablando de esto último, uno de los más mencionados ha sido el de los incels. Este término proviene de involuntary celibate o, en español, “célibe involuntario”. Fue introducido por primera vez en 1997 por una estudiante universitaria canadiense en su blog titulado Proyecto de celibato involuntario Alana, donde buscaba crear un espacio inclusivo para hombres y mujeres que consideraban tener dificultades en las relaciones románticas.
Con el tiempo, el concepto se modificó y actualmente se refiere a un grupo de hombres heterosexuales que creen ser rechazados por las mujeres debido a factores como su apariencia física, condiciones sociales o movimientos como el feminismo. Hoy su filosofía gira en torno a la supuesta inferioridad de la mujer y al fatalismo, ganando atención mediática tras diversos actos violentos.
Dentro de este mundo se utiliza un lenguaje particular, con términos como:
- Chads: hombres atractivos y populares que representan el “éxito” masculino.
- Foids: contracción en inglés de female humanoid (“humanoide femenino”), usada de forma despectiva para deshumanizar a las mujeres.
Los incels suelen referirse a las mujeres como objetos que les confieren cierto estatus.
Pero no solo existen los incels. También está el término femcels, que, al igual que su contraparte masculina, designa a mujeres célibes involuntarias. Sin embargo, ellas suelen anhelar más una relación romántica y sexual; cuando esta no se concreta, sienten frustración, pero en lugar de tornarse violentas o agresivas o culpar a terceros, tienden más a la ansiedad y la depresión. Se culpan a sí mismas, no promueven la violencia y, al contrario, le temen, tanto a la violencia sexual como a la violencia en general.
A esto hay que sumar el fenómeno de los copycats, cada vez más visible. En criminología, se conoce como el efecto Columbine, nombre que hace referencia al tiroteo ocurrido en 1999 en una preparatoria de Colorado, Estados Unidos, donde dos jóvenes asesinaron a 13 personas antes de suicidarse.
Las amenazas en escuelas mexicanas, sumadas a los riesgos para la salud mental, incluyen la violencia, la falta de apoyo psicopedagógico y las secuelas de la pandemia de COVID-19, como la ansiedad, la depresión y la incertidumbre. Esta situación se agrava por el escaso personal de psicología en los planteles, la baja inversión en salud mental y el surgimiento de grupos y discursos de odio en redes sociales.
De acuerdo con informes y encuestas realizadas en 2020 en Estados Unidos, entre los incels y femcels el 82 % tiene entre 18 y 30 años, y el 68 % reporta ideación suicida. Entre las comorbilidades más comunes se encuentran la depresión (68 %) y la ansiedad (74 %). Si se detectan a tiempo, pueden tratarse mediante intervenciones psicoterapéuticas y farmacológicas adecuadas.
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¿Cómo intervenir o detectar a tiempo?
Es importante diferenciar las creencias ideológicas rígidas de los síntomas psicóticos; es decir, evaluar qué tan desconectada de la realidad se encuentra la persona.
Si alguien en tu grupo social muestra aislamiento, historial de acoso o rechazo, antecedentes de violencia, comunicación previa de intenciones violentas, deterioro académico o laboral, fascinación por agresores anteriores o acceso a armas, es necesario actuar.
Antes que nada, protege tu seguridad: evita la confrontación y reporta el comportamiento, ya sea en la plataforma, en tu área laboral o académica. Promueve el pensamiento crítico, fomenta la capacidad de cuestionar la información que se consume en línea y refuerza la educación.
Si sospechas una amenaza real de violencia, busca ayuda profesional para intervenir y ofrecer apoyo psicológico a la persona.
Considera las señales de alerta: agresividad, desesperación, ira y justificación de su actuar o pensamiento. Ante esto, es crucial alertar a las autoridades y documentar cualquier tipo de amenaza, ya que estas pueden escalar en gravedad. Desgraciadamente, ya ha habido ataques con consecuencias fatales.

