Lost Acapulco: “Seguimos en algo que dicen que no es “lo de ahora”.

Han pasado 30 años y Lost Acapulco sigue siendo esa banda que te hace sentir que el surf-rock mexicano no es un recuerdo de culto, sino una corriente viva, furiosa y chispeante. No hay nostalgia aquí, no hay polvo de álbum viejo: hay guitarras que rugen como olas, un nuevo bajo que empuja la arena bajo tus pies y baterías que golpean con la precisión de un trueno sobre el malecón de una ciudad que nunca duerme del todo. Celebrar tres décadas de música, de viajes, de conciertos en lugares que van del sótano más oscuro a auditorios que brillan con luces que parecen sobrepasar la realidad es una excusa, sí, pero una excusa que ellos saben usar con maestría. Porque Lost Acapulco no se limita a tocar canciones; ellos construyen un universo, un ritual en el que cada acorde tiene peso, cada silencio un significado y cada riff lleva la carga de una historia que se ha ido escribiendo entre risas, cervezas derramadas, aviones que aterrizan tarde y autobuses que nunca llegan a tiempo. Conversar con “El Reverendo”, uno de los cerebros de este “Mostrissimo”, es entender que no se trata solo de la música: es el humor que hay detrás, la ironía y la genialidad que chispean en sus respuestas y comentarios, el orgullo silencioso de quienes han sobrevivido a la industria sin volverse parte de ella. Lost Acapulco no ha seguido modas, no se ha doblado ante tendencias ni algoritmos de streaming; ellos han hecho su camino, y ese camino es tan firme como las olas que alguna vez los inspiraron. Hablar de su aniversario no es solo hablar de los discos que han sacado, sino de los escenarios que han conquistado, de las giras que los han llevado a Europa y de cómo su música instrumental, que podría sonar como un idioma extranjero para algunos, se entiende en cualquier continente, en cualquier ciudad, con un público que no necesita palabras para comprender que lo que ocurre frente a ellos es auténtico, humano, visceral.
“Death by Robots” suena a concepto. ¿Hubo una narrativa o idea más allá del título que guiara el nuevo disco, o solo fue una etiqueta relacionada con la tecnología actual?
Fue un poco de todo. La actualidad inevitablemente te lleva a hacer ese planteamiento: ¿qué pasa con la inteligencia artificial? Resulta que cualquiera puede escribir un libro “increíble” —que se resalten las comillas— o hacer un disco “increíble”. Y todo lo hizo la IA. Entonces era como decir: “Cuidado”. Nosotros, de alguna forma, lo que queríamos transmitir era “la muerte por los robots”. No se engañen: la creatividad humana tiene que estar por encima de todo. ¿La IA son herramientas útiles? Claro, para buscadores y ciertas cosas funciona muy bien. Pero nuestro mensaje era: ojo, la muerte está ahí al lado por culpa de toda esa tecnología que nos invade. Y, por supuesto, el mensaje también era que todo lo que se hizo en ese disco se hizo con seres humanos, con gente que se equivoca tocando, con gente que repite. No somos máquinas. Ese era el punto.
—Ustedes en las portadas de discos siempre han trabajado con ilustradores “humanos”. Muchas bandas ya usan IA para el arte de sus singles o discos.
—Nosotros aún apostamos por trabajar con ilustradores de carne y hueso. Les compartes tu concepto, tu idea, y ellos crean. Eso siempre nos ha gustado: trabajar con gente real, que piensa.
“México Libre”, su último single, tiene un título potente. ¿Cómo han trabajado entre el humor, la sátira y la posible carga política de este tipo de canciones para que la gente también las tome en serio?
En realidad, “México Libre” es una rola de carretera, de viajar. Le pusimos así porque desde hace un tiempo la gente se va por la autopista de cuota. Ya nadie quiere la libre. Nos hemos olvidado de disfrutar el paisaje, del viaje, de pueblear, de pararte a comer unas quesadillas. Eso se ha perdido porque ahora importa más la prisa y llegar rápido a un sitio. Nuestro mensaje era: México, váyanse por la libre, no siempre por la de cuota.
Bliss My Heart: “Tengo un vínculo especial con la muerte”
En este viaje de 30 años han vivido de todo. Sus canciones reflejaban la fiesta, los viajes, la playa. ¿Qué elementos de la vida adulta están apareciendo en este nuevo disco?
Tenemos dos vertientes nuevas. Por un lado, rolas que incitan a bailar, moverse y disfrutar de una melodía que engancha desde el primer momento. Por otro, temas más densos, intensos y poderosos, como el que da nombre al disco, “Death by Robots”. Es una rola con batería y bajo superpotentes y guitarras agresivas. También nos ha gustado experimentar, porque en las maquetas se refleja todo lo que te ha gustado y escuchado en este tiempo. Es un disco variado: diez temas distintos, cada uno con su personalidad. El disco salió físicamente, pero en digital lo estamos dosificando, porque vamos un poco contra lo que la industria dicta.
¿Qué tan diferente es componer ahora un disco completo en comparación con sus primeros materiales, cuando el surf era visto como una rareza en México?
El disco hay que disfrutarlo, y por eso nos permitimos el lujo de ir dosificando para que la gente pueda escucharlo, porque, si no, sabes, hay mucha gente que escucha esa rola y ya se olvida del resto, porque hay muchas más cosas, hay más ofertas y todo.
—Esta inmediatez que ya lo pide la industria, ¿cómo la lidian?
—Afortunadamente, creo que una de las cosas que más nos ha mantenido con ganas de hacer cosas es ser independientes, el no tener que hacer cosas que no nos gustan, el no seguir un dictamen de la industria. “Ahora está de moda esto, ¿por qué no le meten un poco de esto?” Pues no le metemos porque no va con nosotros; simplemente eso es lo que responderíamos. Como no hemos tenido esa presión, siempre hemos entregado discos de lo que nos ha gustado y eso es lo más importante. Lo hacemos a nuestro ritmo, tenemos tres sencillos que están funcionando y pronto vendrá otro.
Cierto público joven de TikTok o los Reels está buscando géneros retro (surf, garage, post-punk) y va a los conciertos. ¿Cómo lo perciben en sus presentaciones o shows?
Sí, eso nos ha ocurrido y nos gusta. Es agradable ver cómo papás que en algún momento iban al slam ahora son responsables —entre comillas— y transmiten a sus hijos o sobrinos: “Mira, este grupo del que te hablaba… estos son ellos”. También nos gusta ver la generación nueva de 15, 17 años que descubre el grupo gracias a alguien que los introdujo.
¿Este aniversario es un homenaje a 30 años de canciones o un corte de caja hacia un nuevo reto?
Creo que es inevitable no tocar cierto tipo de canciones porque el público las pide. Es absurdo que algunos grupos se nieguen; el público viene a ver por qué tocan esa rola. Sí, de vez en cuando incluimos lo nuevo. Tenemos “Death by Robots”, que queremos empujar en vivo, con un sonido más robusto e intenso de tres guitarras, y un pequeño adelanto de lo que se viene el próximo año: un nuevo disco con más fuzz, garage, surf y mezcla perfecta.
Hoy muchos artistas se ven presionados a pronunciarse sobre temas políticos y sociales. ¿Sienten esa exigencia?
Desde un principio nos negamos a entrar en ese juego de letras con contenido político. La política nunca nos ha interesado. Para nosotros, lo importante es transmitir buena vibra, disfrutar y bailar en el show, y salir contentos. Otros lo hacen, pero nosotros no.
¿Qué significa seguir tocando surf rock en un país donde los medios, la industria y la gente cada vez se olvidan más del rock and roll y su actitud?
Precisamente, lo acabas perfectamente puntualizando. Se ha ido olvidando por las circunstancias actuales, pero sigue habiendo grupos que tocan guitarras de verdad. Somos cabezotas, seguimos en algo que mucha gente dice que no es “lo de ahora”. Lo de ahora dura un mes o un año. Nosotros llevamos 30 años. Eso es persistencia, resiliencia. El surf siempre ha tenido momentos altos y bajos, como las olas del mar. Y aquí seguimos 30 años, guitarreando, que es lo más importante.
Si pudieran regrabar una canción vieja con la formación actual y producción moderna, ¿qué tema elegirían y qué harían distinto?
Siempre nos pasa eso. Cuando terminas de grabar, dejas pasar un tiempo y piensas: “No, no hubiera puesto esto ni aquello otro”. Pero somos conscientes de que las cosas se hacen y se dejan. Nos gusta reinterpretar temas. Estamos explorando cómo darle otra textura musical con tres guitarras, bajo acústico y percusiones diferentes. Evidentemente, hay rolas que luego quieres rehacer.
¿Qué responsabilidad sienten como banda de ser también una escuela para nuevas generaciones de músicos?
Tenemos claro que hemos sido referentes para algunas bandas. No nos sentimos presionados a serlo. Cada quien es libre de hacer lo que quiera. Nosotros le apostamos a rolas nuevas que nadie conoce y a discos que queremos hacer.
Hablando de “Death by Robots”, ¿el vinil solo salió en Europa?
Sí, el primer tiraje salió en vinil y lo vendimos en la gira europea. Aquí llegaron algunas copias que los fans pedían desde España. Queremos traer más para el Lunario y que los puedan conservar como disco-objeto. El formato digital estará en plataformas; en CD aún lo estamos evaluando.
¿La gente que compra un vinil y escucha el disco completo es la auténtica resistencia de la música?
Existen ambos casos: quien lo escucha completo y disfruta la experiencia, y quien lo compra por la portada o como objeto decorativo. Pero hay mucha gente que sí lo disfruta físicamente.
Puis Calzada: el artista detrás de Chester Cheetos y Metallica
Lost Acapulco vuelve a celebrar un aniversario más. ¿Qué compromiso profesan al ser referentes del surf/garage local después de 30 años? ¿Quieren seguir siendo rebeldes, ser escuela o simplemente sobrevivir con un setlist que la gente cante en lugares como el Lunario del Auditorio Nacional?
Creo que es un foro que te permite hacer cosas que normalmente no podrías; es decir, tiene la capacidad de tener una gran pantalla, buenas luces, espacio, y todo eso hay que aprovecharlo. Y ya que íbamos a presentar el inicio de una gira, de un disco, etc., queríamos hacer algo diferente a lo que normalmente son los shows de Lost Acapulco. Lo del Lunario es una propuesta nuestra, es decir, nosotros somos nuestros propios patrocinadores, digámoslo así. Somos los que metemos ahí toda la producción y queremos ofrecer algo muy diferente a lo que el público normalmente está acostumbrado a ver. Así que van a poder escuchar temas que aparecieron en películas del cine mexicano como Matando Cabos, Sexo, pudor y lágrimas, Perfume de violetas o Una película de huevos. Ahí tuvimos la oportunidad de que aparecieran temas. Todo eso lo vamos a hacer. Sí, exactamente, lo vamos a hacer sobre la proyección en pantalla; o sea, van a ver la secuencia donde participa esa rola y la vamos a tocar en vivo. Eso y muchas sorpresas más, buenos visuales y muchos temas que por diversas circunstancias no podíamos tocar en vivo. Ahora lo vamos a aprovechar.
El público del Lunario suele ser más diverso que el de un festival de surf o de rock. ¿Qué significa para ustedes enfrentar un auditorio con fans de toda la vida y, al mismo tiempo, con curiosos que quizá los vean por primera vez?
Yo creo que la gente que no nos ha visto aún, después de todo este tiempo, o es muy nueva o estuvo en otro planeta. Pero sí es cierto que el foro también ayuda a que mucha gente diga: “Está más amplio, está más cómodo, voy a ir a verlos”.
¿Qué extrañezas, colaboraciones o guiños especiales están preparando para que el concierto no sea solo una revisión de hits sino un verdadero manifiesto de su historia?
Yo creo que el show les va a impresionar, les va a gustar, y sobre todo creo que el día también ayuda. Es un domingo por la tarde, que creo es un buen día para ver un show de surf, rock and roll, a todo lo que da. No se van a decepcionar, por supuesto que no. Es más, van a ver todo un recorrido durante estos 30 años, por todos los discos que hemos tenido y todos esos temas emblemáticos, ya sea porque aparecieron aquí o allá. Todo eso lo van a ver de forma diferente. Creo que van a disfrutar de un show que, si no lo han visto nunca, les va a gustar.
En las giras por Europa ya tienen cierto reconocimiento, pero también suelen tocar para públicos que desconocen su historia. ¿Qué temas siempre meten en el set para enganchar y por qué? ¿Hay algo que conservan solo para México?
Afortunadamente ya tenemos un público que nos conoce, y aunque habíamos dejado de ir por diez años —con una pandemia de por medio— seguimos teniendo presencia. Nosotros también somos de los que decimos: “Las cosas se dan cuando se tienen que dar”, y no puedes forzar. Así que tenemos un público que conoce a Lost Acapulco, que conoce las rolas. Aquí en México les presentábamos temas del nuevo disco, “Death by Robots”, que nos entregaron el 26 de mayo mientras estábamos en gira por Europa. El público reacciona muy positivamente aquí y allá, porque tienen esa predisposición de ir a pasárselo bien y bailar. Y la música de Lost Acapulco la tienes que bailar. Si no te prende, algo anda mal contigo.
Para la nueva integrante, la bajista Shelly, ¿cómo fue su proceso de integración en la banda? ¿Hubo canciones reescritas o ideas que nacieron a partir de su llegada?
Justamente “Death by Robots” es un disco con un espectro más grande, con más guitarras. Hay temas que tienen tres guitarras; incluso metimos alguna extra más. Entonces, para replicar el sonido en vivo, nos dimos cuenta de que necesitábamos tres guitarras presentes. La nueva integrante dio la talla desde el primer día. Se aprendió las rolas, es muy buena bajista, toca superbién y pensamos: ¿por qué no? Visualmente también es un atractivo para la banda. Con cuatro tipos feos ahí, una chica siempre gana, ya la han visto.
—¿Y solo era ella la elegida? ¿O hubo una baraja de bajistas, incluyendo hombres? ¿O también tenía que ver con integrar a una mujer en la alineación?
—No hubo tantos en el panorama. En algún momento Crunchy la vio en vivo tocando, le pareció muy buena y nos lo planteó. Dijimos: “Vamos a probar a ver qué tal”. No tuvimos ese handicap de estar barajando opciones. Nos fuimos directamente, funcionó, adelante.
En un mundo cada vez más digital, ¿cómo equilibran el vinilo, el casete y lo físico, que han sido parte importante de su estética visual, con el streaming?
Producir un disco hoy, como se debe, y sacarlo en vinil es una inversión grande. No tenemos disquera detrás que nos financie. Lo hacemos porque nos gusta, queremos tocar rolas diferentes y mostrar evolución. Lo que antes tocábamos más surf/punk/garage, ahora es más intenso y con melodías diferentes, pero no por eso dejamos de ser Lost Acapulco.