El Peladito: El templo marisquero y beisbolero anuncia nueva sucursal
El Peladito no es solo un restaurante: es una experiencia. Con su explosiva fusión de sabores del Pacífico sinaloense y una vibra 100% beisbolera, este lugar se ha posicionado como uno de los spots imperdibles para quienes buscan mariscos de calidad, buena música y un ambiente con carácter.
Combinación ganadora
Fundado por Víctor Somoza, sinaloense de sangre y alma, El Peladito nació para rendir tributo a dos grandes pasiones de su tierra: la cocina de mar y el béisbol.
Desde sus muros decorados como un estadio hasta su logo con estética deportiva, todo respira esa nostalgia noventera que remite a los diamantes de juego.
“Creamos un ambiente sinaloense con mariscos, cerveza, música y béisbol”, explica Somoza. El resultado es un concepto auténtico que ha seducido tanto a clientes como a celebridades.
Aguachiles “buchones”, camarones Victoria y más
La carta es una oda al sabor sinaloense: aguachiles rojos, verdes y estilo buchón, tostadas con atún, callo de hacha, salmón o camarón, y joyas como el molcajete marisquero o el espectacular Rompeolas. El Peladito no escatima ni en porciones ni en sabor.
Uno de los favoritos del chef: el aguachile buchón, con tres tipos de salsas y marisco crudo al estilo puro del Pacífico. “Ideal para curarse la cruda”, dice entre risas.
El Peladito llega al sur
Con cuatro sucursales activas y más de una década de sabor, El Peladito se expande con todo.
La próxima parada: Coyoacán, una de las colonias más queridas de la CDMX. El nuevo local tendrá espacio para hasta 260 comensales, karaoke, DJ y decoración espectacular.
“Queremos llevar la esencia del norte a más lugares, que todos vivan el desmadre y el sabor sinaloense con nosotros”, comparte Somoza.
Fiestas, promociones y sabor con estilo
Cumpleaños, precopeo o simplemente una tarde entre amigos: en El Peladito todo se celebra. Desde botellas de cortesía hasta espacios decorados para grupos, aquí no faltan razones para brindar.
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¿El Peladito en una palabra? Sabor, actitud y fiesta. Porque comer mariscos puede ser una experiencia tan vibrante como un home run en la novena entrada.
