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Oasis en Wembley: Crónica de una noche inmortal

Por: Nany Cárdenas  07 Ago 2025
Oasis está de regreso y Oasis Live’ 25 es una de las giras más esperadas en décadas. Aquí está la crónica de lo que fue el estadio de Wembley.
Oasis en Wembley: Crónica de una noche inmortal
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¿Sería nostalgia por la hermandad? ¿Sería una tregua orquestada por sus hijos? ¿O sería solamente una enorme oportunidad monetaria? Sea cual sea la razón, Oasis está de regreso y Oasis Live’ 25 es una de las giras más esperadas en décadas. Una resurrección que convirtió la espera en mito y el mito en música.

Tras 16 años, la banda de rock británica anunció su regreso tras su dramática separación en 2009. El tour incluye fechas por Reino Unido, Irlanda, México, Estados Unidos, Sudamérica y Asia. La gira ya despegó en Europa y hasta el momento, Oasis se ha vuelto un fenómeno capaz de romper récords, revivir modas y sobre todo, de inmortalizar una vez más sus canciones.

La historia comenzó hace un año. Una inminente emoción de ver en vivo a una de las bandas que no creímos volver a ver juntas,  embriagó a millones de fans que crecieron, se enamoraron o perdonaron con su música. Para muchos, conseguir boletos requirió un masterplan: filas digitales de hasta 15 horas, siestas intermitentes y un poco de suerte para no ser botados del sitio web. Nunca imaginé que un correo de confirmación traería tanta gloria a esa mañana. 

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Londres y su Oasismania 

El Oasis Live ’25 Tour inició en Cardiff, después pasó por su natal Mánchester y ahora era el turno de la metrópoli más grande del Reino Unido: Londres. Los preparativos para el concierto palpitaban a todo volumen en las arterías de la ciudad. “Wonderwall” y  “Don’t Look Back in Anger” eran las que más sonaban desde alguna bocina, algún auto o simplemente un fanático con su celular a todo volumen. 

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¿Y las tiendas de mercancía oficial? Ni se diga. Carnaby Street, una de las calles más largas para ir de compras en Londres, explotó su capacidad con kilométricas filas que exigían en promedio 5 o 6 horas de espera. -¿Valdrá la pena? – pregunté a un hombre que venía desde Corea- ¡Totalmente! Le creí pero el tiempo no me daba y con pena a no ser la fan más perseverante, salí de la fila discretamente hacia Wembley. 

Y es que aunque la gira está en su primera etapa, vivirla en el país que los vio nacer fue indescriptible. La emoción se respiraba en cada esquina de la ciudad y me sentí afortunada de ser testigo de cómo una banda de rock es capaz de desdibujar razas, edades o sexos. Me puso la piel de gallina. Esta vez todo se trataba de la música. 

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Lo que pasa en Wembley, el mundo se entera 

El día llegó y aunque las instrucciones eran claras, había escuchado varias teorías de cómo acceder al frente del concierto. Algunos juraban que colonizar el estadio al amanecer era la respuesta, otros hablaban de solo suerte. Teorías y teorías que en los tiempos de TikTok la gente ofrece al por mayor.

Las filas comenzaron desde las 10 de la mañana y conforme el tiempo pasaba, un cóctel de nacionalidades tapizaba los alrededores del estadio. Personas instalaron sábanas en el piso, almohadas, snacks e incluso juegos de mesa. Otros, tan solo se sentaron en el concreto frío acompañados del soundtrack oficial de la noche. 

A las 5 de la tarde Wembley empezó a llenarse como espuma. Cada día, cerca de 90,000 cupos se vendieron y sin ponerse de acuerdo, olas de gente portaban el uniforme casi oficial con el rostro de los hermanos o el “Live Forever” en el pecho. Y claro, no faltaron los famosos bucket hats que Liam puso de moda. Tal fue la euforia que incluso el artista Nathan Wyburn hizo un mural con 300 de ellos en Cardiff. 

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Por alguna razón no me percaté pero mi boleto tenía un acceso especial y me sentí afortunada. Nunca pensé que ese día sería arrojada a la primera fila de uno de los conciertos más importantes de la década. Tener a Noel y a Liam a menos de 10 metros de distancia era el sueño que nunca vi venir y que siendo una persona de 1.50m en un país de altos, tampoco vi venir del todo las consecuencias. 

Con puntualidad inglesa, la banda de Liverpool “Cast” encendió la tarde con sus mezclas de britpop noventero. Richard Ashcroft, de The Verve, fue el segundo en dominar el escenario y la emoción hirvió al grado más alto con su éxito de 1997 “Bitter Sweet Symphony”. 

La tensión era palpable y por fin llegó el momento más esperado:  Noel y Liam pisando un mismo escenario. Con un caminado flojo y arrogante, Liam entró tomado de la mano de su hermano Noel. Juntos alzaron los brazos celebrando el regreso e inmediatamente miles de manos coreografiaron una reverencia. Un tsunami de saltos y gritos detonaron el inicio de “Hello”. 

Se dice que “Because we need each other, we believe in one another” durante “Acquiesce” eriza la piel y es que aunque la expresividad no sea un residente común en los Gallagher, esa noche se pudo notar la intención. “Morning Glory” y “Some Might Say” hilaron el setlist y mágicamente cada boca las entonaba como himnos. Era como si todas las horas de reproducción de mi Spotify fueran encarnadas por primera vez ante mis ojos. 

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Quizás por practicidad, logística o su carácter británico, las canciones fueron exactamente las mismas que en sus otros shows. “Cigarettes & Alcohol”, “Fade Away” continuaron con el desglose de los 23 tracks seleccionados por la banda. 

Muchos de nosotros estábamos atentos a que casualmente “Don’t Go Away” o  “She’s Electric” se escurrieran por accidente, pero esto nunca ocurrió. Me hice amiga de otro mexicano que me contó que también iría a sus fechas en México, lo envidié por un minuto pero prometió que si incluían estas canciones, sería la primera en saberlo.

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Esa noche Oasis destapó emociones colectivas. Un grupo de italianos de no más de 25 años me rodeaba con saltos, llantos y empujones. Me quedó claro que no solo sus fans de antaño vivían con vehemencia el reencuentro, sino también los nuevos. Esa noche el rock para ellos ya no era solo música: era religión.

El setlist avanzó con temas como “Supersonic” y “Roll With It” en donde Buttons, la perrita adoptada de Liam, ya es una celebridad al aparecer en los visuales. “Stand By Me” y “Slide Away” sacaron algunas lágrimas de un grupo de ingleses que a codazos intentaban llegar hasta adelante. 

 

El momento nostálgico creció con el mayor de los Gallaghers. Noel dominó la noche desde el lado derecho del escenario con “Talk Tonight”,  “Half of The World Away” y “Little by Little”. Sus ejecuciones de guitarra tomaron el mando e incluso bromeaba a ratos con la gente.  “Don’t Look Back In Anger” arrancó con teclados y el crudo riff de guitarra que Noel imprimió en ella desde 1996. En esta parte los visuales se fueron y el protagonismo lo obtuvo el público y el compo, quien devoró la atención con sus solos de guitarra. 

Como montaña rusa, “Whatever” irrumpió con visuales coloridos y aunque no es algo nuevo, Oasis remató el tema con una parte de la canción “Octopus ‘s Garden” de The Beatles. ¿Tributo o catarsis? Eso nunca lo sabremos, pero ya es todo un clásico en el repertorio. 

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Récords, Celebridades y Nostalgia

Oasis más que una banda se ha convertido en un movimiento, en una religión. Los hermanos además de llenar el estadio Wembley hasta ahora 5 veces a su máxima capacidad, también rompieron el récord en ventas con 250,000 tarros de cerveza por noche, superando por mucho a Coldplay y a Taylor Swift. Incluso Lars Ulrich de Metallica, Dua Lipa, Cara Delevinge y hasta Tom Cruise fueron testigos del reencuentro del siglo. 

 

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El turno de sus hits más grandes empezaron a sonar y con estos, la inminente despedida.  “Live Forever”, “Don’t Look Back in Anger” “Wonderwall” y “Champagne Supernova” nos llevaron al clímax de la noche inmortalizando una vez más el legado de la banda. 

Tras dos horas catárticas, el sonido se disolvió y un puñado de fuegos artificiales clausuraron aquella comunión melómana. El grupo de italianos seguía llorando y los tipos que codeaban, lograron llegar al final del show sin ser expulsados del lugar.

Liam y Noel Gallagher ejecutaron un último abrazo, que al menos por ahora simboliza una tregua de paz y aunque no sabemos si durará o no, no cabe duda que este concierto vivirá por siempre. 

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Nany Cárdenas  Escritora Periodista cultural y de entretenimiento quien ha trabajado como corresponsal en Estados Unidos, España, Colombia y otros, para medios como NYLON Español, MVS TV y Playboy México & Latam.
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