Entrevista con Roberto Musso “El Cuarteto de Nos es lúdico y profundo”
En medio de la gira que los trae al Palacio de los Deportes el 18 de octubre, Roberto Musso —voz, pluma y mente inquieta de El Cuarteto de Nos— se toma un respiro para conversar. La charla, como sus canciones, se mueve entre lo lúdico y lo profundo.
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“No nos interesa el relleno”, afirma sin rodeos. “Es como que las canciones que están, están porque realmente tienen un peso específico dentro del disco. Y si no lo tienen, preferimos sacarlas en otro momento. Como un simple, como un extra, o no sacarlas directamente.”
Para El Cuarteto, se trata de respetar no solo el arte, sino también la escucha. “Eso hace que la experiencia del disco sea más compacta, más coherente”, explica. Ya no se trata de llenar minutos, sino de decir algo cuando realmente hay algo que decir.
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El show es el reencuentro con el público
Esta decisión —que podría parecer meramente técnica o estratégica— tiene un trasfondo ideológico: una ética musical. “En vez de sacar un disco cada tres años, podés sacar uno cada año y medio, con menos canciones, pero que realmente tengan algo que decir”, señala Musso. Así, cada álbum se convierte en un objeto pensado, cuidado, necesario.
Pero también hay una razón práctica detrás: el show. El encuentro con el público.
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“El show no se vuelve tan apretado. Podés tocar los temas nuevos sin tener que sacrificar tanto los clásicos. Porque tenemos muchos temas que la gente quiere escuchar. Entonces, si de repente sacás un disco con 14 canciones, no hay forma de meterlas todas en el setlist.”
Encontrar ese equilibrio es clave, sobre todo para una banda con más de tres décadas de trayectoria y una base de fans tan leal como intergeneracional. Además, es una manera de dialogar con los tiempos que corren.
“Hoy por hoy la gente escucha más playlists, se queda con las canciones que le gustan. Y bueno, es como adaptarse un poco a eso también, sin perder el espíritu del Cuarteto.”
Cada canción es un mundo
Cuando se le pregunta a Roberto Musso cómo nace una canción, no responde con fórmulas ni anécdotas románticas. En su mundo creativo, una canción no surge: se construye. Paso a paso, palabra por palabra. Como una escultura que se talla con obsesión hasta que dice lo que tiene que decir. Ni más, ni menos.
“Una canción tiene que justificar su existencia”, afirma. “No basta con que suene bien. Tiene que tener un propósito, una idea que valga la pena desarrollar.”
En el universo creativo de El Cuarteto de Nos, cada canción es un mundo cerrado, con su propia lógica interna. Musso parte casi siempre de una inquietud intelectual o emocional: una contradicción humana, una paradoja social, un malestar cotidiano. A veces es algo que leyó, algo que escuchó en la calle, o simplemente una obsesión personal.
“Empiezo con una idea que me hace ruido”, cuenta. “Algo que me gustaría explorar desde un lugar no convencional. Lo demás se va construyendo alrededor de eso.”
Uno de los momentos más difíciles del proceso es la selección.
“Preferimos dejar afuera una canción buena, que meter una que no aporta”, explica. “No nos interesa el relleno. Cada tema tiene que ganarse su lugar.”
La honestidad creativa
A veces esas canciones descartadas reaparecen en otro disco, con otro enfoque. Otras veces quedan como rarezas que solo viven en la intimidad del estudio. Pero todas pasaron por el mismo filtro: el de la honestidad creativa.
“No podemos permitirnos sacar algo solo porque ‘ya está’. Tiene que estar bueno. Tiene que estar vivo.”
Respecto al uso del símbolo de las puertas, “Tiene mucho que ver también el arte, el arte de tapa y el arte estético del disco con una propuesta muy surrealista también, que tiene que ver con el disco en general y que si algo tienen los surrealistas del arte también son esa puerta, no? Que puertas o portales, digamos que no se sabe qué hay del otro lado” agrega.
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Por último, resalta que sus fanáticos ideen vestimentas relacionadas con las canciones de la banda, “es una energía muy fuerte y que va a sorprender como a todo el mundo, la cantidad de chicos adolescentes y preadolescentes que van, muy chicos. Nos pasa en toda Latinoamérica, pero en México se nota más porque además van muchos con los outfits de los personajes, de las canciones. Con el cinturón gris, con el zapato amarillo, el otro colorado, con el gorrito rojo, con la camisa rota. Es muy, muy lindo ver todo eso, muy, muy hermoso la verdad. Y hay una energía muy fuerte durante todo el show que la gente se canta las canciones de la primera sílaba que canta hasta la última.
Boletos a la venta en Ticketmaster.
