Tecate Emblema 2025: Nostalgia para todos

El pasado fin de semana, el Autódromo Hermanos Rodríguez se convirtió en algo más que un circuito de velocidad. Fue el punto de encuentro de miles de almas con sed de música, libertad y buenas vibras. El Tecate Emblema 2025 no solo trajo a México un cartel que combinó leyendas, rarezas pop y nuevos íconos; también entregó una experiencia festivalera que, aunque menos concurrida que en ediciones anteriores, se vivió con la intensidad de un house lleno en sábado por la noche.
Nostalgia, electronica y 80’s
El arranque fue con todo. Natasha Bedingfield se subió al escenario como si el tiempo no hubiera pasado.
La inglesa nos transportó directo a los 2000 con ese pop fresco y soleado que sigue sabiendo a libertad adolescente.
El público —entre glitter, crop tops y lentes futuristas— cantó como si estuviera en un video de MTV del 2004.
Después llegó el dúo neoyorquino Sofi Tukker, que puso a todos a moverse con su fusión de electrónica tribal, guitarras juguetonas y beats seductores.
Con ellos, el sol bajó, pero la energía subió. Se sintió la vibra de club al aire libre.
Y si la nostalgia estaba en el aire, The B-52’s la materializó por completo: Love Shack, Rock Lobster… un viaje directo a los 80, con todo y pelucas de colores, moves vintage y una audiencia que no necesitó pretexto para bailar como si nadie los viera.
La cereza en el pastel del viernes fue David Guetta, quien transformó el escenario principal en una rave de lujo.
Con visuales hipnóticos y un set cargado de hits atemporales, hizo temblar el Autódromo.
Hubo manos al aire, besos furtivos y sí, más de un topless en la zona VIP.
Girl Power, Drama y Hollywood
El sábado arrancó con sol, tacos y caguamas artesanales.
Pero lo que realmente elevó la jornada fue la presencia de Alanis Morissette. Con esa voz rota y poderosa, Alanis nos recordó por qué es una de las grandes.
El set fue emocional, catártico… hasta que la realidad se metió en forma de una pelea entre asistentes que obligó a pausar el show por unos minutos.
¿Resultado? Un meme tras otro: Gokú peleando con Cell, pero con You Oughta Know de fondo. Internet no perdona.
Y cuando parecía que ya habíamos visto todo, apareció Will Smith como quien no quiere la cosa.
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Micrófono en mano, sonrisa Fresh Prince, soltó un mini show sorpresa que dejó al público dividido entre la euforia y el “¿es neta esto?”.
Lo fue. Gettin’ Jiggy Wit It sonó en 2025, y nadie se quejó.
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James Bay trajo la pausa emocional del día con un set íntimo, mientras María José subió la temperatura con su pop clásico, demostrando que aún tiene el poder de hacer corear a miles con “Prefiero ser su amante”.
El cierre estuvo a cargo de Oliver Tree, uno de esos artistas que no sabes si están tocando en serio o si todo es una performance postmoderna.
Excéntrico, teatral, y absolutamente único. Se fue como llegó: en patineta y con peluca.
Un lifestyle Weekend
¿Y fuera de los escenarios? Una experiencia 360°. Food trucks con ramen, burgers gourmet y hasta esquites con trufa.
Zonas chill con cojines gigantes, hamacas y estaciones de glitter para brillar más que los headliners.
Cerveza fría sin filas eternas (¡milagro!) y baños limpios —lo que en el mundo festivalero es prácticamente una leyenda urbana.
La asistencia fue menor, sí. Pero eso solo sumó al ambiente relajado y cómodo. Cero empujones, cero drama (a excepcionar del inconveniente don Alanis).
Solo música, estilo y momentos compartidos entre desconocidos que por unas horas se sintieron tribu.
Tecate Emblema 2025 no fue el más masivo, pero sí uno de los más disfrutables.
Un festival que mezcló pasado, presente y futuro con actitud, beats poderosos y ese saborcito a “volvería sin pensarlo”.