Comparte
Compartir
Suscríbete al NEWSLETTER

“Si vivo diez años más será mucho”: Poniatowska

Por: Jafet Gallardo 01 Dic 2015
Por Arturo Flores @ArturoElEditor Fotos de MIGUEL A. MANRIQUE @mann_fotografo La charla tiene lugar en la casa de la escritora en […]
“Si vivo diez años más será mucho”: Poniatowska

Por Arturo Flores

@ArturoElEditor

Fotos de MIGUEL A. MANRIQUE

@mann_fotografo

La charla tiene lugar en la casa de la escritora en Chimalistac. El pretexto es el lanzamiento de su novela Dos veces única, en la que a partir de entrevistas y testimonios, reconstruye la relación de Lupe Marín y Diego Rivera. No hace muchas horas, la periodista salió a pasear a su perro y se sentó a escribir.

Ahora nos recibe con galletas, buñuelos y café, además de sus dos gatos —a los que tanto el fotógrafo como yo somos alérgicos— en las piernas.

PLAYBOY: ¿Por qué los escritores tienen gatos?

PONIATOWSKA: No todos, a algunos no les gustan. Monsi y Vais, pero también a mi perro, “El Shadow”. Es mi consentido pero ahorita lo tuve que sacar porque estorba mucho, ¡está enorme! Es el papá de todos los perros de por aquí. Tiene mujeres en todas las casas.

PLAYBOY: Se pasa de Playboy.

PONIATOWSKA: ¡Se pasa de cogelón, qué!

PLAYBOY: Entremos en materia. Soy muy joven para haber vivido el México del que hablas en “Dos veces única”, pero aún así me llené de nostalgia mientras iba leyendo el libro.

PONIATOWSKA: Yo tampoco lo conocí, fue antes que yo. Entré y visité a Lupe Marín ya viejita y a Diego Rivera dos años antes de que muriera.

PLAYBOY: Y sin embargo, se percibe una gran nostalgia en los relatos.

PONIATOWSKA: Sí, porque en la actualidad no suceden cosas tan interesantes como las que sucedían entonces.

PLAYBOY: Cuando me entero de que Lupe le trae su caldito de pollo a Diego, que está pintando sus murales, esas escenas tan carentes de tecnología me suenan…

PONIATOWSKA: (Interrumpe) Más cálidas. Más cercanas. Es que eran épocas de portaviandas, de más cariño entre la gente. No había cadenas de tien- das de hamburguesas.

PLAYBOY: Tampoco había Periscope, la app con la que estrenaste un capítulo de esta historia, leyéndolo a tus cibernautas.

PONIATOWSKA: ¡Hubieras visto! Yo me quedé muy sorprendida. Llegaron los de la editorial y me dijeron: siéntate aquí y lee. Estrené algo de lo que soy ignorante por completo.

PLAYBOY: ¿Eres indiferente a la tecnología?

PONIATOWSKA: No lo puedo ser, porque tengo diez nietos, escribo en computadora y utilizo la grabadora para entrevistar. Con el celular sí me atoro un poco, pero se me hace muy importante el espacio tecnológico.

PLAYBOY: Ahora que hablas de grabadoras y a propósito de este libro, una vez dijiste que por cada 400 páginas que escribías, había como 1,000 de investigación.

PONIATOWSKA: Sí. En este libro, por ejemplo, hay situaciones que surgieron a partir de entrevistas con Lupe, pero también de charlas con sus hijos y sus nietos. Detrás de cada página existen muchas horas de investigación. Pero ahí viene lo complicado, porque a lo mejor de una entrevista de una hora, sólo uso cinco líneas. Siempre que platicas con un entrevistado, te ha de pasar, el personaje se pica y te quiere contar hasta de lo que se va a morir. Así me pasó con la investigación acerca de Tina Modotti. Me dio mucha ternura, porque fui a ver a unos viejos comunistas que entregaron su vida por la causa, fueron encarcelados y sufrieron muchísimo. Sólo me hablaron en cinco líneas de Tina Modotti y fueron las que usé. Pero el resto de la conversación giró en torno a sus experiencias.

PLAYBOY: ¿Ha cambiado la forma en que hacías entrevistas, de tus primeros libros hasta la fecha?

PONIATOWSKA: Algo, en la forma de hacerlas. García Márquez, por ejemplo, odiaba las computadoras, pero traía sus novelas metidas en un microchip o como se llamen estas cosas (memoria usb). Odiaba las computadoras porque decía que con ellas se escribe de más y que con la máquina sintetizas mejor.

PLAYBOY: En su texto “El mejor oficio del mundo”, sostiene que la grabadora es un loro digital “que oye pero no escucha”.

Captura de pantalla 2015-11-30 a las 18.22.23

PONIATOWSKA: Tiene toda la razón. Fíjate que en la biblioteca Bronson, en Austin, harán un gran coloquio dedicado a él y me pidieron que lo clausurara. Salman Rushdie, el de Los Versos Satánicos que nunca he leído porque me aburre, es el encargado de inaugurar. Son tres días dedicados a la obra de García Márquez.

PLAYBOY: Pues a diferencia de lo que García Márquez dice y a juzgar por es- te libro, tú cuando entrevistas sí pones atención a los entrevistados.

PONIATOWSKA: Sí. Me fijo si ponen cara de fuchi o si se aburren. Si dicen: ojalá ya se vaya esta tipa o si están emocionados. Todo eso sirve para narrar. Eso y leer sobre tus personajes. Por ejemplo, para este libro leí mucho acerca de Diego y Frida, porque ella está cubierta hasta el último pelo de su bigotito.

PLAYBOY: Creo que entonces le haces justicia a Lupe Marín. Leer Dos veces única fue verla como la describes, devorando kilos y kilos de frutas.

PONIATOWSKA: ¿Sí la viste? ¡Qué lindo halago! La escogí porque Frida Kahlo prácticamente se la tragó, Lupe Marin corrió el riesgo de ser borrada del mapa.

PLAYBOY: Pues tu novela la coloca otra vez en el mapa.

PONIATOWSKA: Es lo que pasa cuando tienes un pariente de tanta importancia. El peso de Diego Rivera sobre todos sus familiares es como de lápida, ¿cómo el nieto va a ser pintor, teniendo semejante abuelo?

PLAYBOY: Me sorprendió enterarme de que con todo y lo enorme que era, Lupe le pegaba a Diego.

PONIATOWSKA: Lo agarraba a cachetadas, patadas y le daba de mordidas, le decía que lo iba a matar. Lo que pasa es que Lupe era altísima y seguro era mucho más ágil que él. Dicen que una vez él no le dio para el gasto, así que ella le sirvió una sopa de tepalcates, porque le rompió una figura prehispánica en la cabeza. “Ahí está tu cena”, le dijo.

PLAYBOY: Entonces no existían los términos bullying o violencia intrafamiliar. PONIATOWSKA: No en la teoría, pero sí en los hechos. Lo que son las cosas, me acordé ahorita de la anécdota de la sopa y no la puse en el libro.

PLAYBOY: ¿Te pasa a menudo? PONIATOWSKA: Sí, porque me concentro tanto que se me va. Me voy a dormir con una idea en la cabeza, diciendo: “mañana la escribo”, pero se me borra el cassette (risas).

PLAYBOY: Te has dedicado buena parte de tu vida a documentar la vida de otras personas, convirtiéndolas en personajes.

PONIATOWSKA: Me dedico a documentar mi país. En vez de mecanografiar mis rencores o hacer ajustes de cuentas literarios con mis ex novios, pensé que la gente de mi país es muy poco conocida y había que escribir de ellos. Por ejemplo, tú puedes saber de Morelos que usaba un paliacate y que le rasparon la yema de los dedos para quitarle la consagración, pero en general sabes poco porque nadie escribió de él en su tiempo. Octavio Paz sí está muy comenta- do, pero son pocos.

PLAYBOY: Y de quienes se escribe, como en los libros de texto, se hace de una forma muy acartonada, como si los héroes no hubieran tenido pasiones, debilidades o manías.

PONIATOWSKA: Tienes razón. A mí me gustaría escribir más de Tina Modotti, por ejemplo. Escribí mucho de mujeres, pero también de Guillermo Haro (su exesposo),o del ferrocarrilero Demetrio Vallejo en la novela El tren pasa primero, que ganó el premio Rómulo Gallegos.

PLAYBOY: Sin embargo, en Dos veces única haces hincapié en que sólo es una novela y que dejas en manos de alguien más escribir una auténtica biografía. ¿Por qué?

PONIATOWSKA: Porque la biografía requiere de mucho estudio y biblioteca. Esto es apenas una punta de flecha para que otro siga.

PLAYBOY: ¿Después de 1,500 páginas de investigación?

PONIATOWSKA: Siempre habrá algo más que decir. Y sería bueno que se hiciera de más personas valiosas de México.

PLAYBOY: ¿Qué tal de ti?

PONIATOWSKA: Más bien quisiera escribir acerca de los Poniatowska pero como no hablo polaco ni sé historia de Polonia, lo veo muy complicado. Me vine a los 10 años de edad a México y no sé nada de historia de Europa.

¡Tengo que agarrar un mapa para orientarme! Para un proyecto así tendría que haber un polaco que viviera seis meses conmigo para explicarme todo lo que no sé. Yo sólo sé qué comen los polacos: que- so con mermelada de zarzamora, ¡pero no puedo escribir un libro de eso!

PLAYBOY: Insisto: ¿no vas a escribir tus memorias?

PONIATOWSKA: Podría, pero última- mente me he volcado tanto hacia la historia de los demás que no sé… ¿Tú te conoces lo suficiente?

PLAYBOY: No creo que uno acabe de conocerse.

PONIATOWSKA: Tal vez se trata de un proceso. A mí me corrió un psicoanalista. Una vez me dio una depresión horrible, así que fui a tomar psicoanálisis y el terapeuta me dijo: “a ver usted, la que nunca habla, ¿qué tal le parezco yo como psicoanalista?”. Le respondí: usted le dice a todas las mujeres que son frígidas y a todos los hombres que están ligados a su mamá. Pues que se enoja y me corre: “¿a poco te crees tan chicha”. Era una terapia de grupo, pero yo nunca entendí qué es lo que tenía que contarle. El psicoanálisis siempre tiene que ver con el sexo y con la mamá.

PLAYBOY: ¿La página en blanco no te funciona como terapia?

PONIATOWSKA: Al contrario, me aterra. Por eso los escritores hacemos cualquier cosa para no enfrentarla. Pero también es una aventura. A mí, el periodismo me ha ayudado, porque cuando escribes para un diario o una revista no puedes esperar a que el ángel se aparezca y te traiga inspiración, aquí tienes a un editor encima diciéndote: “¡apúrate, apúrate, que ya vamos a cerrar!”. Por eso, al día siguiente lees tu texto publicado y dices: “pude hacerlo mejor”. Además te lo mutilan. Pero de que te vuelves más veloz, eso sí.

PLAYBOY: Entonces no escribirás tus memorias…

PONIATOWSKA: No, pero por eso me meto a mí misma en los libros. En Hasta no verte, Jesús mío, fui Jesus a Palancares, una soldadera. Yo siempre me quise parecer a ella. En otro libro, a la secretaria de un guerrillero le puse Elena, como yo. Es una broma que me hice.

PLAYBOY: En La noche de Tlatelolco también hay mucho de ti.

PONIATOWSKA: Sí, en la forma de recoger las voces y armar el relato. Eso es hacer periodismo: escuchar las voces, desechar lo que no sirve.

PLAYBOY: En los años que tienes de vi- da… PONIATOWSKA: Ochenta y tres.

PLAYBOY: Te ha tocado ver de todo, des- de una guerra hasta la llegada del hom- bre a la Luna, ¿cuál ha sido el suceso que te ha permitido no perder la capacidad de asombro?

PONIATOWSKA: Me acuerdo sobre todo elallegadaalaLuna.Lavienlatv. Mi marido era astrofísico, ¿te imaginas con qué emoción la admiramos? Pero también me ha tocado atestiguar sucesos atroces, como el terremoto de 1985, que anduve días y días en la calle viendo muertos, o lo que pasó en Tlatelolco y Ayotzinapa.

PLAYBOY: 83 años, ¿te atormenta pensar que todo se termine?

PONIATOWSKA: ¿Te refieres a la muerte? No, leo libros para prepararme para la muerte, para no vivir la espera como un drama. Si me tocan diez años más de vida es muchísimo. Tendría que aprovecharlos para hacer lo que no hice. Pero con la edad te empiezan a invitar a un montón de homenajes, te sacan fotos en todos los ángulos y una sólo piensa: “¿Por qué no me retrataron cuando era joven? ¿Por qué no me hicieron este homenaje cuando tenía 25 años? Ni modo, ¡a la vejez, viruelas! Sólo es un paso, un antecedente a la muerte. Por eso nos dan tanto doctorado Honoris Causa (risas).

PLAYBOY: ¿A los 25 hubieras posado para Playboy?

PONIATOWSKA:¡No, me hubiera dado vergüenza! Mejor así, a los 83, que me hagan una entrevista.

PLAYBOY: ¿Por qué tú sí vas a todos tus homenajes?

PONIATOWSKA: Porque hay que ser de a tiro un hijo de la guayaba malagradecido para no hacerlo. Puro esnobismo.

PLAYBOY: Hasta para rechazar un premio, como tú el Villaurrutia, hay que presentarse. PONIATOWSKA: Sí, ése lo rechacé porque me lo quisieron dar por Tlatelolco. Les dije: “¿Y quién va a premiar a los muertos? ¿Quién va a resucitar a los que mataron?”. No era un libro para festejar.

PLAYBOY: En muchos libros tuyos, como Dos veces única, ya todos los personajes están muertos.

PONIATOWSKA: Sí, a Jorge Cuesta lo conocí pero no lo leí porque me cuesta trabajo su poesía. A Salvador Novo también lo conocí, hasta le decía tío, pero se enojó conmigo cuando en el 68 me puse del lado de los estudiantes, porque él estaba con Díaz Ordaz. Recibía lana del gobierno. Al que nunca conocí fue a Villaurrutia. A Torres Bodet sí, y también a José Gorostiza. Hasta lo entrevisté en pijama.

PLAYBOY: ¿Te entristece saber que tus amigos se van yendo y tú sigues aquí? PONIATOWSKA: Sí, sobre todo cuando eran menores que yo, como Monsi y José Emilio Pacheco. A ellos les llevaba cuatro o cinco años. Me da mucha tristeza. Monsi no se cuidó. Le preguntó al doctor José Gutiérrez Terán: “¿me voy a morir?” y él le respondió: “Si no te cuidas, sí”. Pero no se que- ría llevar su tanque de oxígeno a todos lados para que no lo vieran como a un viejito. Pacheco sí andaba con bastón, porque no po- día caminar. Era muy doloroso. Y como di- ces, la única que quedó del grupo fui yo.

PLAYBOY: Debe ser más duro para quienes trabajan con el intelecto y aunque el cuerpo ya no responde, la mente sigue bien.

PONIATOWSKA: Exacto, porque su cabeza estaba perfecta. A Pacheco le decíamos de cariño El señor Catástrofe. De joven siempre se vestía de negro. Cuando se subía a un taxi, le decían: “no me pague, padrecito, nomás deme la bendición”. Era un hombre muy dulce, pero siempre te contaba una catástrofe. Y lo peor es que todo lo que contaba, se cumplía. Ahora vivimos mucho peor de lo que él pudo predecir.

PLAYBOY: Empezando por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.

PONIATOWSKA: Sí.

PLAYBOY: Así que no has leído Platero y yo. Uno pensaría que ya pasaste por todos los clásicos.

PONIATOWSKA: No, me faltan muchos. Es que de chica no leía en español, sino en francés. Escribía “Don” con acento; ponía acentos como si fuera salero, como cayera. Hasta que aprendí español en la calle, no con los autores del Siglo de Oro.

PLAYBOY: Por eso utilizas palabras como “chicho” y “gacho”. PONIATOWSKA: Sí, me decían que escribía como Joaquín Pardavé o como la India María. Es que yo escuchaba puras palabras populares. Es que no soy universitaria, tengo una educación de convento de monjas. Lo que más he leído es que todo es peca- do; que si no eres virgen, vendrá María, te agarrará del pescuezo y te llevará al infierno. ¡Puras pendejadas!

PLAYBOY: Dice el Consejo de la Comunicación que hay que leer 20 minutos al día. Lo chistoso es que quienes lo pro- mueven no son escritores, sino artistas.

PONIATOWSKA: ¿Y a poco ellos leen 20 minutos? ¿Tú crees que Silvia Pinal lea 20 minutos al día? ¡Pues debería, si ya está encerrada todo el día en su casa! Yo leo mucho más de 20 minutos al día. Me echo La Jornada, el Reforma, El Universal y varias revistas. Nunca sé quién es el diputado tal o cual, pero también leo libros. Ahora se van a acabar los periódicos, me dicen los de La Jornada que ha bajado mucho la circulación. Y entonces veo que mi nieto se la pasa aplastado viendo la tele y ahí entiendo el poder que tienen Televisa y Tv Azteca.

PLAYBOY: ¿Y tú, navegas en las redes sociales?

PONIATOWSKA: Tengo Twitter y muchísimos seguidores. También Facebook. Escribo muy poco, una vez cada 15 días a lo mucho. Pero sí me interesa. Me llama la atención el odio que la gente expresa en Twitter. Se dicen cosas terribles: “pinche puta, a ver pendejo” y con cantidad de faltas de ortografía. Los que más insultan son quienes tienen peor ortografía.

PLAYBOY: ¿Es importante la ortografía?

PONIATOWSKA: Pues hubo grandes escritores a quienes se la corregían. Más importante que la ortografía es el acto de amar la escritura. Eso sí se pierde en Twitter. Pero las redes sociales son tan importantes, que hicieron presidente a Obama y lograron organizar manifestaciones extraordinarias en pro de Ayotzinapa.

PLAYBOY: Siempre has estado del lado de las víctimas, pero tus detractores dicen que por eso eres una escritora para “chairos”.

PONIATOWSKA: ¿Chairos? Antes les decían nacos. Monsi escribió mucho de ellos.

PLAYBOY: Les dicen “chairos” porque se hacen “chaquetas mentales” de que México va a cambiar, ¿tú crees que vaya a cambiar?

PONIATOWSKA: ¿Así que es por eso, por las “chaquetas mentales”? Puede que seamos unos locos. Yo espero que cambie, pero lo veo muy difícil. Para ello es esencial la educación y llevamos ya muchos años de pésima educación, malas escuelas y maestros tramposos. Creo que los hombres y mujeres preparados hacen la diferencia, pero me oigo dando un discurso de hueva, ¿no?

PLAYBOY: ¿Los libros ayudan?

PONIATOWSKA: Mucho, porque un libro es como tu cuate. Estás mal y lo abres.

PLAYBOY: ¿Hasta los electrónicos?

PONIATOWSKA: No, no tengo de ésos. Pero leo muchos libros. Hasta de autoayuda. Hace poco me regalaron uno y lo leí.

PLAYBOY: ¿Y te ayudó?

PONIATOWSKA: No, no me ayudó nada. ¡Qué va a ayudar! Pero me hizo la ilusión. Voy a acabar leyendo a Cuauhtémoc “Peña” Sánchez o a ese otro que se hizo riquísimo, ¿cómo se llama? Paulo…

PLAYBOY: Coelho.

PONIATOWSKA: Ándale, ése. En la Feria de Guadalajara había dos cuadras llenas de gente esperándolo. Y lo siguieron hasta el hotel como a Jesucristo y él repartía sus bendiciones.

PLAYBOY: Ya tenemos que despedirnos. Llevamos un buen rato platicando. No es común que una entrevista se realice en la casa del entrevistado, como las que tú hacías. Siempre hay una responsable de Prensa o Relaciones Públicas que te está midiendo el tiempo, cuidando lo que preguntas y citándote en las oficinas de una editorial.

PONIATOWSKA: Siempre quieren que sea en la editorial para que no veas lo que el escritor tiene en su casa. Ha de haber escritores que se roban algunas “chivas” (risas). En mis tiempos no había oficinas de prensa, uno conseguía los teléfonos y hacía las entrevistas. Una vez, un embajador me citó en su oficina pero tuve que salir corriendo porque me estaba echando los perros. Era yo muy joven y medio bonita. Los libros tampoco se presentaban. Eso es nuevo. La noche de Tlatelolco o Hasta no verte Jesús mío no se presentaron. Ahora tienes que hacerle manita de puerco a tus amigos para que vayan a presentar tu libro. Lo más extraño que me ha pasado es que una vez una señora se cruzó la calle para plantarme un beso en la boca. Hubieras visto, me quedé toda patidifusa.

Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
Descarga GRATIS Calendario Revive el Poder 2024
Calendario
Descarga AQUÍ nuestro especial CALENDARIO REVIVE EL PODER 2024.
Suscríbete al Newsletter
¡SUSCRÍBETE!