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Maya Karunna | Backstage y firma de autógrafos

Por: Jafet Gallardo 31 May 2018
El 20 de noviembre tienes una cita con Maya Karunna y Playboy México. Para calentar el ambiente te dejamos entrevista […]
Maya Karunna | Backstage y firma de autógrafos

El 20 de noviembre tienes una cita con Maya Karunna y Playboy México. Para calentar el ambiente te dejamos entrevista y videos backstage de fotos y eventos que hemos tenido hasta ahora.

Por Alfredo Cedillo (@alfredocedillo)

Fotografías Fernando Farfán

Producción Ignacio Terán (@roccoteran)

Entrevista Arturo Flores (@arthuralangore)

Video Carlos Carrillo (@Sinriens)

La DJ, cantante y empresaria engalana nuestra portada de noviembre. Nos platica de su nueva aventura en el Mitch Club, las peculiaridades detrás de la tornamesa, su postura respecto al sexo y el amor, así como el reencuentro de Caló, en 2015, para celebrar los 25 años del grupo.

Maya Karunna Playboy México

PLAYBOY MÉXICO: Si tienes un cuerpo maravilloso, ¿cuál fue la dificultad para mostrarlo?

MAYA KARUNNA: No tuve tanta dificultad (risas). Estaba preparada mentalmente, me preparé también haciendo ejercicio y con dieta. No puedo negar que me dio penita desnudarme, pero me tomé una copita de Champagne ¡y listo!

¿Te estorba el pudor?

A veces sí, prepararme para hacer Playboy fue todo un proceso,  pero han pasado tantas cosas en mi carrera que sentía que ya estaba lista. Al final, sé que hice unas fotografías tan finas y bien cuidadas que estoy tranquila.

Cuando yo recuerdo cómo bailaban tú y María “Formas de amor” con Caló, más bien pierdo la calma. ¿Cuándo descubriste que podías poner nerviosos a los hombres?

Mucho antes de “Formas de amor” (risas). Desde que llegué a la edad en la que los chavos se me quedaban viendo. Desde los discos Lengua de hoy y Ponte atento ya se me quedaban viendo bastante y eso que en Caló usábamos ropa sexy, pero no tanto.

¿Bailar es tu superpoder?

Sí, desde que era niña mis papás me metieron a hacer jazz, ballet y hip hop. María, mi hermana, estaba más clavada en el canto y ella me enseñaba a cantar mientras que yo le enseñaba a bailar. Con el baile puedo transmitir muchas emociones. Te confieso que el ballet me desesperaba un poco, pero yo sabía que necesitaba cierta técnica. Sin embargo, me llamaba más la atención el “moderno”. Ya después, con Caló, lo que bailábamos era mucho más fuerte.

¿Te molesta que un hombre pueda pensar que porque bailas bien eres buena seduciendo?

No, porque yo pienso lo mismo (risas): “si este hombre baila así, ha de ser buenísimo…” Tiene mucho que ver cómo te expresas, la sensualidad y lo que transmites al bailar con cómo eres en la cama. A mí me gusta darle placer a mi pareja, pero también soy romántica. Me gusta poner velitas y beber un poco de vinito. Escuchar algo de lounge…

Hablemos de Caló, ¿cuál es el primer recuerdo que te viene a la mente?

Lo más increíble es que luego de que mi hermana y yo éramos de las que pedían permiso para bailar en los pasillos de los antros en Cancún, regresamos 3 años después a llenar la Plaza de Toros. Cuando íbamos camino al hotel, vi colas de gente durmiendo afuera para comprar un boleto. ¡Fue impresionante! En Cancún conocimos a Claudio, ahí formamos Caló. Fue mágico regresar.

¿Alguna vez pensaste que el grupo te estaba quedando chico?

Al principio no, porque estábamos muy chavitas. Yo tenía 17 años cuando empecé y aunque mi hermana y yo no éramos precisamente “las vocalistas”, todos teníamos un lugar importante en el grupo. Claudio rapeaba, los chavos rapeaban y bailaban y nosotras cantábamos y bailábamos. En el segundo disco ya tuvimos canciones interpretadas por nosotras, la gente se dio cuenta de que cantábamos. Pero más adelante sí existió una necesidad artística más profunda, por eso saqué mi disco, presenté mi DJ set y soy la productora del Tributo a las Grandes Divas, con mis hermanas.

¿Te tocó crecer como artista en una época mucho más inocente?

Sí, lo era. Había vinilos y casetes, los comprabas y te quedabas viendo la portada durante horas. Pero la tecnología es muy práctica. Me gustaba lo de antes, porque tenía mucha onda, grabábamos en cinta y editábamos cortando, pero lo mejor de estos tiempos es que las redes sociales han acercado a los artistas con la gente. Antes si no salías en la tele nadie te conocía.

En “Ponte atento” cantaban una línea que decía “Los noventas es el momento”, ¿de verdad lo fueron?

Claro, fue una década con mucha magia. Con esa canción le llegamos a mucha gente. Hubo quien nos dijo que esa canción los salvó de tocar fondo con las drogas, de perderse en la fiesta, de divorciarse y hasta del suicidio. A muchos les cambió el switch. En Caló teníamos canciones chistosas como “Capitán”, pero también existía la otra parte, la de enviar un mensaje. Nunca sabes a quién le vas a cambiar la vida con lo que cantas.

Como DJ, ¿tocas para ti o para la gente?

Me gusta ir leyendo a la gente. Eso es lo que hace la diferencia en un buen DJ, que no digas: “yo estoy en mi onda y se aguantan”. Un buen DJ debe llevarte a través de la noche y entender que si hay buena música, habrá buen consumo. El DJ tiene que complacer a la gente pero sin llegar a ser un pone discos de boda.

¿Por qué quisiste ser DJ y no formar tu banda de rock?

Porque soy cero rockera. De niña me gustaban Foreigner, Toto, Janis, lo que escuchaban mis papás, pero nada más allá. En vez de practicar los instrumentos, yo quería bailar. Pero cuando conocí a Claudio todo cambió. Tenía como 14 años, pero me maquillaba y me ponía rellenos para entrar a la disco donde él mezclaba. Me gustaba meterme con él a la cabina, ver cómo hacía efectos y ponía vinilos. Había tantos botoncitos que se me figuraba la cabina de un avión. Desde ese momento quise ser DJ, aunque ahorita se haya puesto de moda que las chavas se dediquen a ello. De hecho, en Caló fuimos un poco precursores de esto, porque rapeábamos sobre House.

Janis Joplin –a quien interpretan en el show de las Grandes Divas– solía decir que después de hacer al amor con miles de personas, tenía que regresar sola a casa, ¿te has sentido así?

Sí, a todos los artistas nos ha pasado. Estuve con 40 mil personas saltando en el Electric Planet, y después regresé sola a mi casa. Lo que hubo en el escenario fue una energía impresionante y no se me bajó tan rápido la adrenalina. De repente llegas, aterrizas en tu casa y dices: algo me falta. En Caló no me pasaba tanto porque andaba con Gerardo, y cuando terminaba el show siempre platicábamos o veíamos la tele. Pero ahora, aunque tengo pareja, cuando me toca viajar sola siento que me falta algo.

¿Cuál es tu récord mezclando?

Como 5 horas, pero eso lo hago más en fiestas privadas. Mi show en vivo es de hora y media, es un performance en el que el bailo, canto y mezclo. Si la gente está muy prendida, me voy a dos horas, pero no más.

Tienes un sencillo titulado “Adicta al amor”, ¿eres adicta a enamorarte?

Todos somos adictos al amor aunque el amor debe ser libre en esencia.

¿Y el sexo? ¿Te gusta la libertad de la que actualmente disfrutamos?

Hay cosas en las que estoy de acuerdo y en otras no tanto. Apenas unos amigos me hablaban de unos antros en Barcelona en los que se veía demasiada promiscuidad. Me agrada que la gente no arrastre tantos tabúes, pero no me gusta que caigamos en el libertinaje. Soy openmind y no me asusto de nada, pero sí creo que debe existir sabiduría para ejercer la sexualidad.

Me contabas que tienes pareja, ¿cómo te enamora un hombre?

Me gusta que sean divertidos, con personalidad, sentido del humor, tema de conversación, que me consientan, que sean cariñosos pero sin llegar al empalague, que sean detallistas y me llamen para darme los buenos días. No quiero nada, ¿verdad? (Risas).

¿Te costó trabajo negociar con tu pareja la parte Playboy?

No llegó a decir “no quiero que lo hagas”, porque soy dueña de hacer lo que yo quiera, pero sí platicamos mucho acerca de lo que nos gustaba y lo que no del asunto. Se le hacía fuerte pero me dijo: “Maya, tienes un cuerpo muy bello, hazlo”.

¿Qué es lo que más te gusta de ti?

Mis ojos. Qué padre que mis papás me los heredaron. Siempre me ubicaron como la morena de Caló, porque María es muy blanca y yo me pintaba el pelo de negro. Pero en realidad soy apiñonadita y con mis ojos, me va muy bien, ¿no?

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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