Gigi Saul Guerrero, la directora de cine gore más bella de México

Por Arturo J. Flores

@ArturoEl Editor

Gigi Saul Guerrero radica en Canadá desde los 14 años donde fundó su productora Luchagore y próximamente volverá a nuestro país como parte del Festival Macabro.

A la directora mexicana de gore más hermosa le gusta bailar reggaetón. “Tengo una regla: si se puede bailar, me gusta. Pero soy mala bailando bachata, cumbia o reggaetón, aunque me encanta”, me cuenta vía Skype desde Vancouver. Ahí reside desde los 14 años, donde se formó como cineasta, guionista, modelo (¿Ya mencioné que es bella, aunque sedienta de sangre?) y próximamente visitará México como invitada de la edición 2015 del Festival Macabro, que se realizará del 20 al 30 de agosto. En esta ocasión, Macabro se llamará #MacabroMadness y está dedicado a la locura y los hospitales psiquiátricos.

Además de proyectar su segmento de México Bárbaro, película que compila cortometrajes de 8 diferentes directores nacionales, Gigi presentará su trabajo El Gigane, además de ofrecer una masterclass junto a su productora Luchagore en el concepto Macabro Lab.

-¿Te estorba ser bonita para que te tomen en serio? -le pregunto mientras examino las fotos que me hizo llegar su publirrelacionista.

A ver, me gusta mostrarme y salir bien en las fotos, pero sí, a veces no me toman en serio. O no me creen lo que hago. Se les hace imposible que a alguien como yo le gusta el gore y el horror. Pero también tiene una ventaja, y es que la gente me escucha.

-¿Por qué no haces comedias románticas?

¡Todo el mundo me lo pregunta (risas), sobre todo mis papás!. Pero qué le hacemos, disfruto el horror como cineasta y como cinéfila. El horror ha sido la forma de liberar mis propios temores.

-Muchos hombres tenemos un serio problema cuando vamos al cine con una chica; o ellas tienen que chutarse una de acción y sangre, o nosotros resignarnos a una película romántico. Supongo que a quienes salen contigo no les sucede.

¡Nunca! Pero lo chistoso es que sí me dan miedo las películas de horror. Soy de las que me paso la película con las manos en la cara, así de “¡no quiero ver!”, pero ese mismo feeling es que me hace sentir viva. Me fascina.

-O sea que sí te pueden abrazar. No eres de esos estudiantes de comunicación que dicen que ya no disfrutan el cine porque se la pasan analizando el montaje y la semiótica.

Es importante mantener siempre la mente de fan. Los cineastas somos fans de las películas y las deberíamos disfrutar como el público de todos los días. Verlas al mismo tiempo así, y también con ojos de directora.

-Quizá seas una de las fans más guapas de Rob Zombie. En su último concierto en México veíamos a más hombres en el slam.

¡Gracias! (risas) Me encanta, lo mismo que Robert Rodríguez o Tarantino, porque ninguno de ellos tiene miedo a pasarse de la raya y hacer una jalada. Uno ve sus películas y dice: “esto es de Rob Zombie, eso de Robert Rodríguez, no se parece a nada”.

-¿Qué es para ti una “jalada”?

Depende. Para mí, una “jalada” es cuando el cineasta mismo no se la cree, cuando las actuaciones y la película en general es tan mala que ni te alcanzas a reír, como Sharknado. En cambio, puedes hacer algo como en Tremors, con Kevin Bacon. ¡La escena en la que los gusanos salen del piso es una jaladadota, pero lo hacen de una forma tan padre que te la crees! ¡Esos monstruos existen!

-El cine de horror y el gore suelen tener una carga sexista. Como mujer, ¿cómo lo enfrentas? La mayoría de los torturadores son hombres y las martirizadas, chicas.

Ser una mujer en este género cinematográfico ha sido difícil, porque hay más hombres que mujeres en el cine en general, pero al final del día mi meta no es ser reconocida como una gran cineasta mujer, sino una cineasta a secas. Por otro lado, en mis trabajos tengo una obsesión: la venganza femenina. Las mujeres son lo máximo, bellas y fuertes, y por eso me gusta que cobren revancha. Pero a la vez, creo que en el corto de El Gigante no hubo venganza. Ese corto es mucho más cercano a lo que estamos acostumbrados a ver, donde el hombre tiene mucho poder. Ni te imaginas que lo dirigió una mujer.

-Pese al tiempo que llevas fuera de México, en trabajos como Día de los Muertos persiste una intención por hablar de tu país y sus tradiciones. Estando lejos lo más sencillo sería olvidarte de tus raíces.

 La ciudad de México es donde nací, crecí y aprendí todas las groserías que digo todos los días (risas). Mis raíces son muy importantes. Las creencias y las tradiciones son parte de mí, elementos que no quiero perder. ¡México rocks! Soy tan fan de Rodríguez que en México Bárbaro, hice algo muy parecido a lo que él había hecho en Del crepúsculo al amanecer, con las vampiras en el bar. Sin embargo, yo quise darle un toque “chido” y mexicano. Como cineasta creo que puedo caer en algunos clichés, pero estoy en la búsqueda constante de mi propia voz.

¾Luchagore es el nombre de tu productora, ¿eres fan de la lucha libre?

Sí. Desde chiquita, mi papá me llevaba a las luchas y me hacía ver mucho cine de luchadores. Aquí en mi casa en Vancouver tengo todo Pedro Infante y todo El Santo en dvd.

-También te gustaba ver cirugías televisadas, ¿verdad?

Sí, hasta la fecha mis papás también se preguntan por qué. Me parecía fascinante ver algo tan gore como un cuerpo humano abierto por la mitad. Después de la escuela, siempre veía alguna cirugía y después El Chavo del 8, eran las dos cosas que no me perdía por ningún motivo.

-¿Qué tan gore eres para la comida?

Soy un poco piqui, pero si huele rico me lo como. Hasta chapulines me he tragado con los ojos cerrados. Lo que no soporto es lo que hacen otras partes del mundo, como perros y gatos. Pero me encanta que me den asco las cosas, sobre todo si lo veo en una pantalla de cine.

-¿En cuál te tus cortos usaste más sangre artificial?

En El Gigante hubo un buen. Podría tener más, pero como todos los independientes no tengo tanto dinero, así que hay que aprovechar lo que tenemos.

-Últimamente el cine de horror ha visto la realización de muchos remakes, desde Poltergeist hasta Eso. ¿Te gustan?

Como fan me decepciona ver tantos remakes, sobre todo cuando no son necesarios, porque las películas clásicas son increíbles como son. Pero como cineasta, entiendo que son money makers, y la gente paga por ello. Son fáciles de hacer y recuperan dinero para los estudios. Pero hacen falta más películas originales. En el género hay mucho fan footage.

-¿Te gustan los vampiros al estilo Crepúsculo?

¡No! Me gustan los vampiros sexies, los que tiene una fuerte carga sexual. Crepúsculo me aburre, es una jalada y no me la creo. Prefiero a los vampiros clásicos, más del tipo Tom Cruise en Entrevista con el vampiro, que sin ser una película de horror cumple con los requisitos de lo que conocemos como vampiro.

-Como mexicana y como mujer, ¿te duele la violencia que hay en el país?

Esa fue mi inspiración para escribir Día de los Muertos, mujeres que fueron violadas y asesinadas y regresan para vengarse de los hombres Me decepciona ver lo que pasa con mi país, pero como cineasta puedo escribir cosas que envíen un mensaje al público. Es mi compromiso social.

–Scream, de Wes Craven, se burlaba de ciertos clichés del cine de asesinos: que los negros son los primeros en morirse o nadie lastima a las mujeres vírgenes, ¿esos clichés siguen siendo vigentes?

Todavía funcionan (risas). Como fans del horror aprendimos de Michael Myers, Leatherface, Freddy Krueger y Jason, de Viernes XIII. Funcionan, pero también necesitamos nuevas ideas.

-Te has hecho muy amiga de otras chicas igualmente bellas y sangrientas, las directoras de cine Soska Sisters.

Al principio me dio un poco de miedo, porque soy súper fan. No les importa nada, son como quieren ser. Cuando vieron mi corto de El Gigante en un festival, ellas eran jurados y desde entonces nos volvimos muy cercanas. A veces no puedo creer que sean las mismas que están en la sala echándose unas chelas.