DESVARÍOS NOCTURNOS: MIS HOMBRES 2016

A finales de 2015, una astróloga me aseguró que 2016 iba a ser mi año, y que todas las penurias vividas hasta el momento se iban a ver compensadas con grandes cantidades de dinero, el trabajo soñado, me iba a casar e incluso a embarazarme de posibles gemelos… Y ¡pum! Nada que ver… Jajaja

Con el 2017 a la vuelta de la esquina, no pude evitar recordar tremendas predicciones y, por primera vez, quise hacer el famoso balance del año que se iba.

Como hacía mucho que no pasaba tanto tiempo soltera (por tanto, conociendo gente y así) me resultó simpático reflexionar sobre mis encuentros y desencuentros con hombres los últimos 12 meses (otro día les cuento de las mujeres). Ojo, estos “hombres 2016” no fueron precisamente parejas, no, sino aquellos que buscaron “algo” conmigo, de diversas índoles, y que por supuesto no me dejaron de sorprender. Les compartiré los casos destacados de los dos grupos ganadores, millenials y comprometidos.

Este año el imán con los menores de 25 fue ya exagerado. De entrada yo no creo en las relaciones con mucha diferencia de edad, menos si el hombre es el chico, sin embargo hice un esfuerzo para no ser prejuiciosa y traté de no tener en cuenta ese punto a la hora de permitirme conocerlos.

Billy era bailarín, 24 años y un cuerpo de vicio. Me llamó la atención en un show y luego él solito se acercó a pedirme el teléfono antes de abandonar el lugar. Dos minutos después empezó su acoso y derribo a mensajes a todas horas para convencerme de vernos, era divertido y ocurrente, así que accedí y nos vimos en su show una semana después. En tantos días de charla por whatsapp jamás hubiera dado un peso por que sucediera algo entre nosotros pero, estando en persona, el tipo supo cómo seducirme y captar mi interés. La conexión fue sorpresiva y abrumadora, como si nos conociéramos de siempre. Fuimos a cenar y platicamos por horas. A medida que me iba contando de él, empecé a tener la terrible sensación de déjà vu. OMG, ¡era igualito a mi ex! El parecido en historia, su vida, el contexto de esa primera cita, la edad, la química, ¡todo me remitía al innombrable! Ni madres, me dije, no vuelvo a regarla con lo mismo, esto no puede ser casualidad, sin duda el Universo me está mandando un mensaje potente: ¡aprende y sal corriendo! Así que le dije que era la última vez que nos veíamos. No me hizo caso, claro, y ese mismo día me pidió que fuera su novia, me prometió la luna y las estrellas, y me siguió insistiendo sin cesar por semanas. Pensé “órale, qué aferrado”, a ver si le tengo que dar una oportunidad… Hasta que le dije que no le andaba manejando el sexo casual y toda su intensidad se esfumó en un sinuoso “fade out”. Visto y no visto.

Creo en el karma, así que por eso y más cosas un hombre con pareja no es opción para mí. A veces no puedes controlar sentir atracción por alguien “prohibido”, pero para eso somos seres racionales y podemos tomar decisiones por encima de nuestros impulsos terrenales y básicos. Con la de gente que hay, qué necesidad…

Richi y yo nos conocíamos hace años, trabajó un tiempo con un ex novio. Nos empezamos a encontrar varias veces seguidas en los lugares que frecuentábamos pero sólo cruzábamos miradas. A mí me gustaba, pero me sonaba que tenía novia. Un día otros amigos comunes nos volvieron a juntar y fue inevitable entablar la plática. Intercambiamos teléfonos y empezamos a tener una relación diaria de mensajes, hasta que un día salimos a un concierto juntos. Estábamos tan en contacto a cualquier hora del día o la noche y él estaba siempre tan dispuesto a cualquier plan conmigo que di por hecho que ya estaba soltero otra vez. Después del concierto propuso ir a casa a seguir tomando algo. El clasiquísimo. Eso ya era terreno peligroso, así que tenía que asegurarme de que no había novia de por medio antes de aceptar. Cuál fue mi sorpresa ante mi pregunta directa, novia no, ¡había esposa! Ella viajaba seguido, por eso él estaba tan disponible. Yo me quedé a cuadros, claro, y él quiso justificarse diciendo que yo le encantaba desde siempre, que nuestra conexión era única y bla bla, que con su esposa no podía hablar de música como conmigo, y bueno, ya saben… El clasiquísimo, otra vez. Aquí lo brillante del caso fue cuando me soltó su gran teoría y propuesta: “si mañana no nos acordamos, es que no pasó”. ¡Olé sus huevos! A mí ya la simple idea de seguir viéndolo después de saber esto ya me parecía incorrecto, era como dar pie a que pudiera pasar algo, jugar con fuego. Sin tenerlo muy claro todavía, nos vimos una vez más con la excusa de algo de trabajo, y cuando llegó la hora de despedirnos en el taxi, me dio un beso en la boca y se fue. Me sentí mal por haberme expuesto y dar ocasión a que eso pasara. En ese momento no pude evitar acordarme de la zorra que le mandaba fotos desnuda a mi novio mientras él y yo estábamos de vacaciones en casa de mi padre. ¿Sentiría ella remordimiento…? Bueno, me dije, todo el mundo la puede cagar… Y sí, incluso las zorras.

La siguiente vez que a Richi y a mí nos tocó trabajar juntos aparecí con otro, y santo remedio, nunca más se supo.

Sin duda recordaré con cariño a Paul (millenial) que a la hora de la verdad se puso demasiado nervioso después de habérselas dado de un súper “machín“, a Pedro, que después de la tercera cita de conquista se le escapa que tiene novia en su ciudad pero que salía conmigo porque “el hombre es cazador”, a Luis, que en el nombre del amor nunca aceptó un “no” por respuesta y se obsesionó con vivir para complacerme (lo que causó el efecto opuesto) y lo tuve que bloquear, a Miguel, que fue mi “follamigo” por meses y ahora somos más amigos que antes, a Julio, que siempre creí que era gay hasta que me convenció de lo contrario a besos…

Sí, fue un año más entretenido de lo que esperaba, y descubrí que cada día me encuentro más cómoda en la soltería, y no para experimentar más, ¡sino para estar tranquila! Ustedes, chicos, me complican mucho la vida, jaja… Gracias por darme tanto material para escribir, ¡y bienvenido el 2017!