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SI NECESITAS REGGAETÓN, ¡DATE!

Por: Jafet Gallardo 22 Feb 2017
NUESTRA ESCRITORA ES MILLENNIAL, FEMINISTA PERTENECIENTE A LA TERCERA OLA Y UNA ENTUSIASTA DE LA ESCENA UNDERGROUND DEL PERREO. EN […]
SI NECESITAS REGGAETÓN, ¡DATE!

NUESTRA ESCRITORA ES MILLENNIAL, FEMINISTA PERTENECIENTE A LA TERCERA OLA Y UNA ENTUSIASTA DE LA ESCENA UNDERGROUND DEL PERREO. EN UN EJERCICIO DE PERIODISMO GONZO, NOS CUENTA SI DE VERDAD EL RITMO DE MODA ES TAN SEXY, SEXISTA O SEXUAL COMO SE DICE.

MARÍA

POR VANIA CASTAÑOS @VANIACACHE

Mi cuerpo está sudando. Estoy bailando con un extranjero que, sin pedos, me dobla la estatura. Me dijo su nombre pero no lo escuché y dudo que él haya escuchado el mío. A mi alrededor todos perrean igual; de fondo dj Rosa Pistola mezcla beats que nos hacen disfrutar.

“Nunca me había sentido tan punk cómo ahora que hago reggaetón”. Eso me dijo alguna vez Luis, uno de los dj’s de Ghetto Kids y concuerdo al 100% con él. Varios años han pasado después de aquél, mi primer perreo, y ahora estoy convencida de toda la contracultura y revolución que este género representa.

Bienvenidos a la época del perreo y el nuevo movimiento transgresor de la sociedad. Todo esto suena bastante drástico e insurrecto pero la verdad es que bailar una pieza con beats latinos es delicioso aunque los machos sigan pensando que las mujeres no podemos disfrutar y los puristas se espanten con el tema sexual.

Y es que, al contrario de lo que yo misma llegué a pensar, el reggaetón ya es mucho más que la música que ponían en las “megatardeadas con espuma” que se hacían en la Discotheque Galerías de Coacalco; ahora es un estilo de vida.

Recuerdo la primera vez que le platiqué a mis amigos que había ido a un perreo; hace unos tres años. Estábamos sentados en una sala y después de un par de fumadas, mi lengua se soltó a contar toda la buena experiencia que había sido sentir cuerpos repegándose a mí y lo mucho que había disfrutado moverme suavecito al ritmo del reggaetón. Entonces todos me empezaron a hacer preguntas como las que me haría mi abuelita: ¿Y no te molestaba?, ¿te embarazaron?, ¿ya cambiaste Satélite por Tepito? ¡Qué va!

MALUMA

NO ERAN DROGAS

Fue en un bar en la Juárez y para cerrar la noche —o algo así recuerdo— estaría dj Rosa Pistola. “¿Qué? ¿Rosa Pistola, la de la tienda de ropa también es dj?”. La menosprecié pero apenas subió a la torna no dejé de bailar. Éramos muchísimas personas en el primer piso del lugar y algunos ya traían el torso desnudo. El calor nos hacía sudar pero no queríamos dejar de bailar y la única solución, parecía, era despojarnos de cuanta prenda nos fuera posible.

No eran las drogas —lo juro—, Laura Puentes, a.k.a. Rosa Pistola tenía la fuerza suficiente para hacerme mover las caderas sin importar quien estuviera junto, delante o atrás de mí. Claro que ése era un evento all inclusive y, sin poner etiquetas en la gente y con mero afán literario les describiré que había extranjeros, cholos, modernos y gente con el característico olor a mona, y hubo mucha menos violencia que en cualquier edición del Vive Latino.

Sí, estaba compartiendo un momento bastante “íntimo” con alguien que jamás en mi vida había visto pero, a menos que tengas 150 años, no puedes pensar que tener un poco de placer esté mal. Bailé hasta que me cansé y después de mi falta de sobriedad, decidí despedirme del hombre alto y sensual; ahí terminó todo.

Mientras subía las escaleras y me alejaba del perreo, noté que ahí, sí; estaban todos más pegados aunque se respetaban más que en el Foro Sol, o alguno de esos eventos cool a los cuales solía ir a escuchar rock pero donde muchas veces me sentí más expuesta que en estas fiestas de reggaetón.

Desde entonces cambié las guitarras por los beats sensuales, me enamoré de sentir la libertad sobre mi cuerpo, me encantó lo anticonvencional y me asocié con la tercera ola del feminismo: la que busca aceptarnos sin estereotipos y como seres 100% sexuales.

SOY FEMINISTA Y BAILO REGGAETÓN

Así, en esas fiestas, topé a María Delirio, una bailarina que emboba a cualquiera con sus movimientos de reggaetón en shows de Mariel Mariel, Jamez Manuel, The Guadaloops o Sotomayor.

La María es una mujer tranquila, respetuosa, educada y supersensual. Cuando baila, su pelvis parece tener vida propia y de sumisa no tiene nada. Le pregunté qué significaba el reggaetón para ella:

“Odio el juicio que se tiene contra el reggaetón. Soy feminista y bailo reggaetón y lo que nos diferencia del siglo pasado es que ahora nosotras estamos decidiendo mover las caderas. Nadie está diciendo: ‘agárrate el pelo y ponte en cuatro, sino your hips dont lie’. Y podemos hacerlo, el reggaetón es necesario en una sociedad en donde dejaron de lado al cuerpo y hay una necesidad intrínseca del ser humano para moverse y hacerlo de forma sexual”.

Y claro, María tiene razón: “el ritmo constante genera una especie de trance a través de un movimiento continuo que esta vez está ubicado a la altura pélvica y es muy necesario en una sociedad que ha dejado de vincularse con el goce (…) Parece que estamos mecanizados y disfrutando poco de la vida”.

Entonces, más allá de que las letras del reggaetón hablen de sexo o de amor, o de dinero, o de lo que sea, el baile es liberador —quieras o no—. Así pues, no importa “qué tan mal te vean”. La realidad es que twearkear es lo equivalente del headbanging en su época y escuchar reggaetón ahora es tan subversivo como el punk en los 70.

¿Qué, qué? Seguramente después de leer lo anterior te dio un pequeño infarto pero lo siento, puristas del mawhawk, esa ideología de ir en contra de los estereotipos sociales, convencionalismos y la opresión ya es una característica al 100% del reggaetón.

“Yo venía de hacer postpunk, me rompieron el corazón y la rola que me salvó la vida fue ‘Ella me levantó’ de Daddy Yankee. A partir de ahí yo entendí el reggaetón y he vivido con él hasta ahora”, me dijo Luis de los Ghetto Kids, una “banda” de dos dj’s y un baterista que lleva un rato en la escena del reggaetón.

“No se ha vuelto popular o aceptable porque todavía hay mucha gente con mucho miedo; o sea, mi hermana es abogada y jamás va a decir: en mi top 10 de Spotify está Maluma. Es un poco ese fantasma de la pena y de pensar: cómo un abogado puede disfrutar de esas frases; falta aceptar que así como te puede gustar Mario Bautista puedes disfrutar de Plan B y se respeta igual.”

GOZADERA A TRAICIÓN

El reggaetón se disfruta olvidando los prejuicios, de ahí que la mayoría de los perreos sean venues concurridos por la comunidad LGBTIQ (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transexual, Intersexual y Queer), donde no importa cómo te veas, ni cómo te vistas, pues ahí todos somos iguales.

En la CDMX, un domingo al mes ocurre una fiesta que se llama traición; este evento es lo más under del under y se distingue por el hashtag: #sexodiverso.

Fue creada por Mexican Jihad, uno de los integrantes más fuertes de naafi —el colectivo de reggaetón y ritmos latinos con más hype en la ciudad— y por Pepe Romero, un artista contemporáneo que arma performances donde mezcla música, rebeldía y erotismo para representar la triste realidad del mundo banal.

Pero no todo es como lo piensas: Pepe Romero, Mexican Jihad, el resto de los naafi, Luis y los demás reggaetoneros aquí mencionados no vienen del barrio, todos son “chavitos bien” que un día se cansaron de vivir en una sociedad heteronormada donde la relación hombre-mujer es idealizada e institucionalizada.

El reggaetón rompe con todos esos convencionalismos que criticaba el punk hace más de 30 años. No hay nada más subversivo que ir a un bar, sin importar lo que dice la sociedad para bailar y disfrutar de tu vida sin preocuparse por “el qué dirán”.

Estamos viviendo el “boom del perreo”, ni te resistas, no puedes hacer nada en contra de esto. Las cosas afuera están explotando y el reggaetón es parte de la manifestación. El moombahton, el trap, el dancehall, el global bass y todos esos sonidos que se bailan con la cadera son el futuro de las fiestas y no exigen más que el respeto y la igualdad que deberían representar a la humanidad.

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Sí, soy mujer y sí, me gusta perrear. Sí, “bailo reggaetón pero no soy chica fácil”, como dice Ivy La Diva Queen, y sí vengo del rock pero mis caderas gritan: reggaetón.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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