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Lupillo Rivera | Entrevista Playboy México

Por: Jafet Gallardo 20 Ene 2020
De niño le hacían bullying por llamarse Guadalupe. Ha leído varias veces El Conde de Montecristo y sólo trae jazz […]
Lupillo Rivera | Entrevista Playboy México

De niño le hacían bullying por llamarse Guadalupe. Ha leído varias veces El Conde de Montecristo y sólo trae jazz en su iPod, aunque culpa a Steve Jobs de haber terminado con el negocio. Tiene un tren que le da la vuelta a su mansión y a dos años de la muerte de su hermana Jenny, Lupillo Rivera se sienta a charlar con Playboy.

Por Arturo J. Flores (@arthuralangore)

Fotos de Alonso Quijano

“¿Se escucha ahí?”, me pregunta Guadalupe Rivera Saavedra al tiempo que pone un dedo encima de la grabadora. “Claro, además tú tienes vozarrón”, le contesto y él se echa a reír. En medio de los dos hay empanadas argentinas y una botella de vino. Mientras comemos, decenas de personas se acercan a tomarse fotografías con este hombre nacido en La Barca, Jalisco, pero emigrado desde muy joven a Estados Unidos, y así sea con el bocado aún a medio masticar, él no se niega. Lo que no le atrae es la idea de tomarse una fotografía porque no viene vestido con uno de sus trajes de marca y el sombrero norteño que le oculte la calva. La charla comienza con un brindis, porque le digo, no perderé la oportunidad de chocar la copa con un bebedor de tan legendaria fama.

PLAYBOY: ¿Por qué te llamas Guadalupe?

LUPILLO RIVERA: Mi papá me puso así en honor a su hermano Guadalupe Rivera, un boxeador que peleó con Roberto Durán, el Mano de Piedra (considerado el mejor peso ligero de toda la historia). Lo tumbó Durán, pero mi tío era bueno.

PLAYBOY: ¿Y tú qué tal saliste con los puños?

LUPILLO RIVERA: Ahí más o menos cabeceo. Practiqué el kick boxing durante dos años, pero hace como 20.

PLAYBOY: ¿En la escuela nunca te hicieron burla por tu nombre?

LUPILLO RIVERA: Sí, decían que era nombre de mujer, pero yo les demostré que soy muy hombre.

PLAYBOY: ¿Qué desventajas tiene que te conozcan como El Rey de las Cantinas?

LUPILLO RIVERA: Hace mucho que no salgo a la calle sin que alguien me salude, la desventaja es que debo compartir mi vida artística con la personal. Tengo una niña muy celosa que no quiere que nadie salude a su papá, pero siempre pasa.

PLAYBOY: ¿El apodo te vuelve popular entre los cuates e impopular entre las mujeres?

LUPILLO RIVERA: Pues te diré, porque a las mujeres últimamente, no sé por qué, pero les gustan mucho los borrachos. Me pusieron así porque mi música se escuchaba mucho en las cantinas, porque en el escenario me echo mis tragos y brindo con el público.

PLAYBOY: ¿Hace cuánto no entras a una cantina por el puro placer?

Lupillo Rivera PlayboyLUPILLO RIVERA: Oh, man, hace muchísimo tiempo. Él (señala a su publicista) me ayudó mucho con mi carrera cuando llegué a México, hace como 10 años. Fue él el último que me acompañó a una.

PLAYBOY: ¿Te gustaría entrar a una  sin que se arme un alboroto?

LUPILLO RIVERA: No sólo a una cantina. También ir de compras o a un parque de atracciones. Empecé a ir a cantinas en Estados Unidos. Allá se jugaba la carambola, más que el cubilete o el dominó, como aquí en México. Aprendí que cuando sabes jugar billar en los billares, en la cantina es mucho más seguro que ganes cuando apuestes.

PLAYBOY: ¿Por qué te llamó la atención la cantada?

LUPILLO RIVERA: En el 92 empecé a echar mis primeros gritos, pero cantaba muy delgadito. Era segunda voz. Seguí cantando hasta que se me hizo más gruesa la voz y ya en el 99 empezó a sonar mi canción “El moreño”.

PLAYBOY: ¿Alguna vez alguien te dijo  que no cantabas?

LUPILLO RIVERA: Sí, muchas veces. Y todavía hasta la fecha (risas), pero ahí le seguimos haciendo la lucha.

PLAYBOY: ¿Por eso te alejas tanto el micrófono, para que vean que en realidad tienes potencia?

LUPILLO RIVERA: Sí, es para mostrar que sí hay algo de talento. En la música nunca paras de ser estudiante. Siempre hay algo que aprender.

PLAYBOY: Entre los números tristes que andan por ahí, están las 24 mil personas que mueren cada año por accidentes relacionados con el consumo de alcohol. ¿Cómo es tu relación con él?

LUPILLO RIVERA: Estoy convencido de que hay que ser responsable cuando te tomas una bebida. Yo, después de dos cervezas, no manejo. Mis amigos me critican, pero yo soy muy miedoso. Respeto mucho esa línea. Por eso hay que cargar siempre con alguien que te pueda llevar de regreso.

PLAYBOY: Ha de ser muy complicado, porque el tipo de autos que tienes no se presta tan fácil. Tienes más de 18 en tu colección, que está valuada en 3 millones de dólares…

LUPILLO RIVERA: (Risas) ¡Pues sale más caro arreglarlos si los choco!

PLAYBOY: En 2003, sufriste un accidente muy aparatoso aunque tú no venías manejando…

LUPILLO RIVERA: ¡Fue terrible! En ese caso el error fue el exceso de trabajo. Veníamos (su primo Ricardo Martínez, quien se quedó dormido haciendo que el auto se volcara en la carretera) trabajando una semana y media, noche tras noche, sin parar. Por eso todos los excesos son malos. Lo que aprendí de esa experiencia fue a no excederme, ni siquiera con el trabajo.

PLAYBOY: Te gusta echarte tus tequilas en el escenario, ¿a poco no te regaña el doctor?

LUPILLO RIVERA: Claro que me regaña, pero qué hago si al público le gusta. Ellos me quieren sentir más cercano. Ahora, más allá de tomar, lo más saludable para cuidar la garganta es dormir mucho. Dormir es lo mejor del mundo, el remedio más efectivo para todo.

PLAYBOY: ¿Y ya te das el lujo de dormir?

LUPILLO RIVERA: Sí, me aviento mis 15 ó 16 horas cuando puedo. Un día antes de cantar, sí me las doy.

PLAYBOY: ¿Saben tus canciones sin beber alcohol?

LUPILLO RIVERA: En vivo no. Las canciones que canto se disfrutan con trago y al público hay que darle lo que pida.

PLAYBOY: ¿Qué bebes cuando lo haces por placer?

LUPILLO RIVERA: Digamos que si estoy en casa y me quiero tomar un trago con mi esposa, prefiero un buen Luis xiii o un Martell.

PLAYBOY: ¡No digas eso! ¡No hay canciones mexicanas que ponderen al coñac!

LUPILLO RIVERA: Es que cuando le entras al tequila, ¡te sigues! Y nosotros hablábamos de una copita…. Al principio sí bebía mucho tequila, pero como quema la garganta, tuve que cambiar al coñac. Eso sí, un tequila en el escenario es mucho más sabroso.

PLAYBOY: ¿Qué tanto eres como en tus canciones y qué tanto es sólo un personaje sobre el escenario?

LUPILLO RIVERA: He tenido experiencias en las que me parezco mucho a mis canciones, otras hay que actuarlas. Una que sí puede ser tal cual mi vida es “Sin fortuna” (Yo nací sin fortuna y sin nada/desafiando al destino de frente) porque así nací, sin tener nada hasta que di el cambiazo. “Esclavo y amo” es un tema que también me pinta enterito, porque me enamoré así (De noche cuando me acuesto / a Dios le pido olvidarte y al amanecer despierto / tan sólo para adorarte) y aunque trataba de olvidar a la mujer porque la carrera me lo pedía, no podía. “Borracho nací” es un tema que me fascina cantar porque soy un artista del público y al público le gusta verme así (Qué culpa tengo yo / porque me gusta el vino). Pero cuando bajo del escenario soy un tipo muy saludable: me como mis tres ajos por la mañana y hago mucho ejercicio. Guadalupe Rivera se encarga de cuidar a Lupillo para que dure.

PLAYBOY: ¿Por qué no acabaste como acabaron tantos a quienes les gusta el trago: sin voz y en la pobreza?

LUPILLO RIVERA: Llega una etapa en la vida de todo artista en que tiene todo a la mano, y es cuando tiene que aprender a decir no. Hay que conocer bien a quienes te rodean. Si tienes amigos reales, no deberían permitir que te hagas cosas que dañan. Hay que juntarse con la gente adecuada.

PLAYBOY: Por desgracia, desde la muerte de Jenny, quizá tengas un tema mucho más presente, ¿te gustaría, como en la canción que interpretan juntos, que te entierren con la banda?

LUPILLO RIVERA: A cualquier músico le gustaría que lo recuerden con música, pero yo no puedo pedirle a mis seres queridos que no lloren por mí. Sería difícil no hacerlo. Pero sí, ¡qué me lleven la banda al entierro!

PLAYBOY: ¿Y 20 mujeres también?

LUPILLO RIVERA: ¡No, porque se armaría un pleitazo! (Risas) Que lleguen 20 mujeres pero de mi familia: mis hijas, mi esposa, mi mamá, mis tías y mis primas.

PLAYBOY: ¿El dinero da la felicidad, como dicen?

LUPILLO RIVERA: No, pero sí da la oportunidad. La felicidad yo la traía desde que era niño, porque tuve una familia hermosa que Dios me dio y para mí, ésa es la felicidad. El dinero sólo te da la oportunidad de tener cosas más bonitas.

LUPILLO RIVERA PLAYBOY

PLAYBOY: En “Ahora soy rico” dices: “Siento que no soy el mismo de antes y hasta mi vida desprecio”.

LUPILLO RIVERA: Sí, se trata del cambio que hace el dinero en tu personalidad. La gente dice que el dinero no te cambia, pero la verdad es que sí. A fuerza. El dicho más raro que he escuchado es “el dinero va y viene”. ¡Es una gran mentira! El dinero sí se va, cómo no, pero a ver ¡dile que venga! No viene nunca, hay que irlo a buscar.

PLAYBOY: En otra de tus canciones se escucha: “Rico/ tu estilo de vida/ la presión te aumenta”.

LUPILLO RIVERA: En realidad todos en el mundo somos pobres o somos ricos, gastamos según lo que tenemos. Si tienes poco, gastas poco; si tienes mucho, gastas muchísimo. Llega el fin de mes y te preguntas: ¿por qué si vivo con 40 mil dólares al mes me quedo igual, en ceros, que cuando vivía con 4 mil? Gasta uno como quiere. Por eso tener dinero es un peligro.

PLAYBOY: Esa misma canción dice: “Tú tienes empleados que por unos pesos la espalda te cuidan y yo tengo amigos que sin un centavo por mí dan la vida.” ¿Cómo se pueden conservar amigos desinteresados cuando tienes tanto dinero?

LUPILLO RIVERA: Sí se puede. Yo todavía tengo a mis amigos de la infancia. Los frecuento bastante, a menudo voy al barrio donde crecimos. Llego a su casa y sus mamás, que son buenas para cocinar, me dan tamales y carnitas. Para ellos soy el mismo de antes. En vez de aplaudirme, se burlan de mí porque canto. Nunca los he convencido con lo que hago, ¡por eso los cuido!

PLAYBOY: ¿Has gastado en algo que te genere culpa?

LUPILLO RIVERA: No, siempre me compro lo que quiero. De niño no tuve muchas cosas que ahora tengo. Me compré un Bentley porque, desde que jugaba con carritos cuando era morro, lo quería.

PLAYBOY: Usas trajes muy caros aunque al final la gente te quita los sombreros y los sacos.

LUPILLO RIVERA: Sí, siempre me han gustado. Una vez dije: “nunca me pondré un traje con corbata hasta que pueda pagar uno fino.” El primero que tuve fue de los más bonitos, un Brioni. Siempre me gustaron porque los mencionaban en las películas de abogados y mafiosos.

PLAYBOY: ¿Qué placeres extravagantes te has procurado? ¿Llenaste la tina de champaña?

LUPILLO RIVERA: No, pero de cerveza sí.

PLAYBOY: ¿Y de coñac?

LUPILLO RIVERA: No, ése me gusta tomarlo tranquilo, darme mi tiempo entre trago y trago, reflexionar.

PLAYBOY: ¿Cambiarías tu dinero por algo de cabello?

LUPILLO RIVERA: ¡No! Con cabello o sin él seguiré siendo feo.

PLAYBOY: ¿Cuando eras niño lloraste por desear algo que no podías tener?

LUPILLO RIVERA: No, la verdad se nos antojaban muchas cosas, desde zapatos hasta juguetes, pero nos esperábamos a que pasaran de moda y los estuvieran rematando para que nos los compraran. Era cuestión de paciencia.

PLAYBOY: La vida te ha cobrado el éxito con algunos desencuentros, diferencias con tus hermanos. ¿Duele?

LUPILLO RIVERA: Sí, aunque no le echo la culpa a la vida profesional. La culpa es de las mentes desubicadas de otras personas. Estamos en este mundo por una razón. A mí, Dios me dio el don de cantar y Pedro, mi hermano, tiene el camino de ser pastor. No debo tenerle celos ni mucho menos coraje porque no soy pastor, ni él a mí porque soy cantante. Unos nacieron para estudiar y otros no. Todos mis hermanos tienen su carrera y yo no. ¿Y por qué no fuiste a la Universidad?, me preguntarás. Porque no me nació, así de sencillo. Pero no les tengo coraje a mis hermanos porque yo no soy arquitecto. Soy gente trabajadora y sé hacer muchos trabajos además de cantar. Sé que si no soy un buen cantante, de albañil no me voy a morir de hambre.

PLAYBOY: ¿Cuándo fue la última vez que tuviste que trabajar con las manos?

LUPILLO RIVERA: ¡La semana pasada, apenas! Tengo un tren que corre alrededor de la casa y tuve que reubicarlo porque pusimos una alberca nueva. Me tomó como seis días. Ando todo dolorido.

PLAYBOY: Bueno, pero cambiar de lugar tu propio tren no es un trabajo para comer. ¿Cuándo fue la última vez?

LUPILLO RIVERA: Hace como 14 años. Pusimos un piso en la casa de una señora, un mosaico de cerámica.

PLAYBOY: ¡Aquella señora ni se ha de imaginar que el primer ganador de un Grammy y el primer mexicano en llenar el Anfiteatro Universal le cambió el piso de la cocina!

LUPILLO RIVERA: (Risas) ¡Pues sí! ¡Nunca pensé en eso! Imagínate si se entera (risas), le da el ataque. Pero eso no ha cambiado. Tengo varias casas que compro, las arreglo y las rento. Pero no llamo a nadie para que venga a poner las ventanas. Lo hago yo.

PLAYBOY: Aunque no quieras, eres titular de noticias como aquélla en que tu hermano te amenazó y golpeó tu camioneta con un bate de beisbol. ¿Es el precio que hay que pagar a cambio de que la gente cante tus canciones?

LUPILLO RIVERA: Sí, porque así es la vida y no puedo mentir.

PLAYBOY: ¿Le dices más “no” que “sí” a las tentaciones del dinero?

LUPILLO RIVERA: Las tentaciones las hay y de todo tipo, pero hay que saber decir que no, siempre con los pies bien puestos sobre la Tierra.

PLAYBOY: ¿A las mujeres también les dices que no?

LUPILLO RIVERA: ¡Ay, Dios mío! Ellas son lo más hermoso que Dios dejó en la Tierra. Ahí sí tengo complicaciones.

PLAYBOY: No creo que te cueste decir que no a una, pero ¿a mil? Porque son muchas las que quieren estar contigo.

LUPILLO RIVERA: Mira, si le dices que no a una, entonces diez agarran la idea de que eres “del otro lado” y está cabrón que se me haga esa promoción.

PLAYBOY: ¿Cómo los recibió Estados Unidos a ti y a tu familia?

LUPILLO RIVERA: Con un lenguaje nuevo que no entendía nada, el inglés, y que tuve que aprender para iniciar otra vida. Los Estados Unidos fueron otra escuela. Pero poco a poco se dio la adaptación. Tampoco te voy a contar cuentos. A nosotros simplemente nos tocó trabajar y sobrevivir como a cualquier otra persona allá. Por fortuna me dieron unos padres inteligentes y luchones, así que tampoco fue una vida triste.

PLAYBOY: Vi que el otro día tuiteaste una frase de Bertrand Russell, “el problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas”.

LUPILLO RIVERA: En este mundo hay que rodearse de quienes te benefician. Hay más tontos que inteligentes, es cierto. Si te juntas con los primeros, te vuelves como ellos. Pero si te juntas con los inteligentes, hasta te vuelves como ellos sólo por andar con ellos, porque aprendes.

PLAYBOY: ¿Te parece injusto que haya quienes piensen que un cantante regional no puede ser una persona culta?

LUPILLO RIVERA: Sí, pero lo mismo pasa con otros artistas, ellos crean su fama porque no se toman el tiempo para aprender. Por ejemplo, es bueno saber cómo matar un borrego y asarlo, pero también es bueno saber que las costillas de cordero son un poco más bonitas y es mejor que sepas cómo comértelas. Hay que estar consciente de que la vida te lleva por diferentes niveles, pero hay que tomarse el tiempo para estar a la altura de esos niveles.

PLAYBOY: ¿Leer, por ejemplo?

LUPILLO RIVERA: Sí. Yo he leído varias veces El Conde de Montecristo, un libro muy largo (risas), porque me gusta aprender. El que quiero y no he podido leer es la vida de Steve Jobs. Me da curiosidad conocer a quien nos trae locos con sus aparatitos, aunque me caiga gordo porque Jobs arruinó el negocio de la música. Si no existieran sus cositas, la gente compraría discos.

PLAYBOY: Bueno, pero con sus inventos la gente compra descargas. Y tus canciones se descargan bastante.

LUPILLO RIVERA: Sí, pero como artista le ganábamos más al disco que a la descarga. Además, mira, tú descargas mi canción, se la pasas a él, a mí y ¡ya son tres descargas menos por las que uno gana!

PLAYBOY: ¿Tienes iPod?

LUPILLO RIVERA: Claro, ahorita traigo algo de música techno, porque mi mujer y yo hacemos zumba en la casa. También cargo mucho jazz del antiguo, donde se escuchan mal las grabaciones, ¡algo tienen que me fascinan!

PLAYBOY: ¿Y de José Alfredo, tu más grande  ídolo?

LUPILLO RIVERA: Claro. Fue muy inteligente porque componía con palabras muy sencillas que decían mucho.

PLAYBOY: …Un gusto además que compartías con tu hermana. ¿Qué es lo que más extrañas de Jenny?

LUPILLO RIVERA: Las llamadas. Los últimos ocho años vivimos de pura llamada. El negocio no nos dejaba de otra. Muy pocas veces disfrutamos juntos porque uno u otro estaba fuera trabajando. Nunca coordinábamos vernos. Aun así, en los últimos seis meses de su vida platicamos más que nunca porque nos encontrábamos en el aeropuerto y nos tomábamos unos tragos.

PLAYBOY: ¿Colocar un parque de diversiones donde sucedió su accidente no es trivializar lo que sucedió?

LUPILLO RIVERA: No, será un lugar donde la gente recuerde dónde cayó el avión. Los fans quieren ir, pero es muy difícil llegar adonde pasó el accidente. Si se convierte en un lugar turístico, será más sencillo. Me gusta pensar en lo bonito, que ella y yo saliéramos de la nada y ahora mi hermana tenga su propio lugar turístico. Es un honor, no tiene precio. En mi infancia jamás lo hubiera imaginado.

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