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Las campañas de hoy son una mierda

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
Ahí, donde se cocinaban las campañas políticas presidenciales, estuvo él. Ahí, donde las debilidades de los candidatos se obviaban para […]
Las campañas de hoy  son una mierda
Ahí, donde se cocinaban las campañas políticas presidenciales, estuvo él. Ahí, donde las debilidades de los candidatos se obviaban para promover sus virtudes aún muy débiles, ahí estuvo él. Es el dueño de uno de los emporios de la publicidad en México y es también el conductor de un programa de televisión en Canal 40, donde conversa con sus invitados, rascándose la cabeza e insultando sin pudor.

PLAYBOY: ¿Resulta efectivo el acortamiento de los tiempos de las campañas electorales?

ALAZRAKI: No. Yo tengo una bronca muy grande con todo esto. Y no es por los tiempos, sino por la falta de libertad de expresión, la antidemocracia que estamos viviendo por una ley estúpida que inventaron en el Senado. Ahora resulta que el Instituto Federal Electoral (IFE) te dice que no puedes hacer spots de diez segundos o de cuarenta o de veinte, con tu dinero. Ellos dictaminan que tienen que ser de treinta. Ellos te dicen que tienes que entregarlos dos semanas antes de que salgan al aire. Ellos te dicen en qué programas. Y como rotan todos los anuncios, ahora los puedes ver mientras transmiten caricaturas.

PLAYBOY: ¿Pensaría lo mismo de esa ley si hoy estuviera involucrado en la campaña de alguno de los candidatos presidenciales?

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ALAZRAKI: Sí. Siendo priísta, estaría feliz e iría a la Villa de Guadalupe a darle gracias a la Virgen, aunque soy judío. Siendo panista, probablemente diría “qué poca madre”. Y siendo perredista: “no tienen madre, eso no es justo”

PLAYBOY: ¿Y cuál de las tres cosas es usted?

ALAZRAKI: Me convertí de priísta a indeciso. Ahora voto por candidato.

PLAYBOY: ¿Por quién va a votar?

ALAZRAKI: Creo que por Peña Nieto.

PLAYBOY: ¿Votó por cada uno de los candidatos  a los que les hizo una campaña?

ALAZRAKI: Sí. Sin dudarlo. Y no sólo porque creyera en ellos, por lealtad.

PLAYBOY: O sea que les devolvió con el voto el favor de contratarlo.

ALAZRAKI: Sí, sí.

PLAYBOY: ¿Cómo es hacer una campaña publicitaria para un candidato que ya se sabe que va a ganar las elecciones, como el caso de Ernesto Zedillo?

ALAZRAKI: En la vida yo me tomo todo muy en serio. Y hago todo lo que tengo que hacer para que eso suceda. Ahora, sorpresa, sorpresa…  la publicidad no hace que gane un candidato.

PLAYBOY: ¿Qué vende usted entonces?

ALAZRAKI: Yo le hablo al indeciso. Le vendo emoción. Y trato de hablarles en un idioma que le haga pensar: este cabrón sí  me entiende.

PLAYBOY: ¿Y no parece una estafa cobrar por una campaña millonaria que no era necesaria? En el caso de Zedillo, por ejemplo, porque era una elección ganada antes de empezar…

ALAZRAKI: No, estafar no. Y te voy a decir por qué: yo aprendí algo muy chingón de Picasso. Y no es que me esté comparando con él. No es que me sienta el Picasso de la publicidad. Todo el mundo conoce la paloma que él dibujó. La hizo casi en un sólo trazo.  ¿Cuánto crees que vale esa obra?

PLAYBOY: Una fortuna.

ALAZRAKI: Exacto. Y qué crees que diría un pinche director de compras: “Señor Picasso, no mame. ¿Cómo me quiere cobrar una fortuna por esa mamada? No me chingue”.  Bueno, entonces yo no soy el Picasso de la publicidad –que no se me malinterprete– pero sí soy caro, porque lo hago muy bien.

PLAYBOY: ¿Usted sigue haciendo cosas para Roberto Madrazo?

ALAZRAKI: No, está súper retirado. Se dedica a una empresa de ambulancias y equipos médicos con uno de sus hermanos. No me necesita, pero es mi amigo.

PLAYBOY: ¿Usted mejoró su imagen?

ALAZRAKI: No. En la última elección de Roberto, hubo una historia patética. La campaña empezaba en enero de 2006. En diciembre vino su hermano Carlos. Carlos siempre ha pensado que yo soy el culpable de la mala imagen de Roberto por la frase “dale un Madrazo al dedazo”. Vino aquí con cuatro personas para amedrentarme; eran políticos muy importantes. Y me dijo: las reglas cambiaron. Uno, yo soy tu jefe. Dos, todos los anuncios que hagas serán filtrados en sesiones de grupo. Tres, tú no puedes abrir la boca, la estrella es el candidato. Le respondí: Uno, el único jefe que tengo durante una campaña electoral es el candidato. Y el único que manda en comunicación soy yo. Dos, yo no pierdo el tiempo con las pendejadas de las sesiones de grupo. Esas mamadas, no. Tres, yo hablo cuando se me da mi chingada gana. Después de eso me paré y me fui.

PLAYBOY: Supongo que su seguridad no llega tan lejos como para decir que Madrazo perdió porque usted no le hizo la campaña

ALAZRAKI: No, claro que no. Yo gané como 70 por ciento de las campañas que hice. El resto las perdí. La cuestión es que ésa es la historia de cómo no hice la campaña de Roberto. Pasa el tiempo, llega abril y me habla Josefina Vázquez Mota, entonces coordinadora de campaña de Felipe Calderón. Me invitó a desayunar y fui. La cuestión es que me ofreció hacer la campaña de Calderón. Yo soy muy hablador. Ése es mi gran problema. Ves, por eso nos caemos tan bien (Vicente) Fox y yo, porque no nos para la lengua. Así es que le dije a Josefina: la están cagando en todo. ¿Cómo puede ser Felipe el presidente del empleo, si este mesero (estábamos en un restaurante) que está aquí no va a votar por él, precisamente porque Felipe tiene meseros? Es una pendejada. Me comunicaron con Felipe y yo le pedí dos días para madurar la decisión. Cuando llegué a mi casa mi mujer me dijo “supongo que les dijiste que sí”. Entonces le conté que lo tenía que pensar, por el daño a Roberto (Madrazo), que es mi amigo. Mi mujer me dijo: qué daño. Va en tercer lugar y no va a ganar. Al final no acepté hacer la campaña de Calderón.

PLAYBOY: Ésa era otra elección que estaba ganada antes de empezar.

ALAZRAKI: Pues sí. Pero en la vida hay que poder dormir en paz. Me pasó lo mismo con Cuauhtemoc Cárdenas contra Fox. Yo había perdido la primaria con Roberto, finalmente el candidato fue Labastida. Me mandaron a la chingada, con toda la razón. Y yo me había hecho muy amigo de Martha (Sahagún) y Vicente (Fox) en León. Nos caíamos súper bien. Y hasta la fecha me caen perfectos. Y mira que nunca facturé  un peso de ellos. Me caen bien, ni modo…

PLAYBOY: Dice “ni modo” porque asume que mucha gente…

ALAZRAKI: Los odia, sí (se ríe). Es muy cagado el cabrón (habla de Fox). Es un tipo muy chistoso, muy simpático. Como el Zedillo presidente y el Zedillo real, son dos personas. Como Doctor Jekill (el dandy, el bueno) y Mister Hyde (el oscuro, el horrible).

PLAYBOY: ¿Cuál de los dos es cuál?

ALAZRAKI: Qué cabrón eres (se ríe)…

PLAYBOY: Contésteme.

ALAZRAKI: (sigue muerto de la risa) El presidente es Mister Hyde.

PLAYBOY: Dijo que es usted caro. ¿Cuánto cuesta una campaña presidencial?

ALAZRAKI: No lo puedo decir, ni mi mujer lo sabe. Pero muy caro…  Ok, perdón, toma dos: quitemos la palabra caro.

PLAYBOY: Porque no le conviene.

ALAZRAKI: Sí… pero digamos que si fuera un coche, sería un Maserati.

PLAYBOY: Dijo en una entrevista que con los políticos es como con las prostitutas. Les cobra caro y cuando acaban, adiós.

ALAZRAKI: No, en realidad es al revés. Toda la historia nace de la ingenuidad de uno. Yo soy del sector privado, ¿qué chingados sabía yo de política? Asumía que cuando Ernesto (Zedillo) ganó –fue mi primer candidato– en automático yo me iba a encargar de las fotos, de la imagen de la toma de protesta y que también en automático yo iba a ser el chingón de la comunicación cuando el señor fuera presidente. Lo asumía. Pero no existe la palabra lealtad. Te mandan a la chingada. Literalmente. Cuando el candidato ya ganó, entró un nuevo círculo que buscaba la estrellita de su jefe.

PLAYBOY: Asumo que no le molesta que yo vuelva todavía un poco más coloquial su frase.

ALAZRAKI: Para nada.

PLAYBOY: Nunca había conocido yo a nadie que reconociera ser la puta de los políticos.

ALAZRAKI: Sí… pero no sé si yo soy la puta de los políticos. Bueno, sí. Pero creo que somos varias. ¡Te mandan a la chingada! ¿Sabes cuáles son los únicos que no te mandan a la chingada? Los que pierden. Madrazo es mi brother. Y Del Mazo también. Los demás (se sacude las manos), adiós. Zedillo y yo estamos muy alejados. Muy. No tienen lealtad.

PLAYBOY: Ya dijo que “les” cobra muy caro. ¿Se ha puesto a pensar que no “les” cobra, sino que “nos” cobra caro?

ALAZRAKI: Me vale madres.

PLAYBOY: Las campañas electorales se financian con dinero público.

ALAZRAKI: Me vale madres. No soy sacerdote. Yo cobro de un dinero que dicen que hay, que yo sé que no viene del narco, porque es recaudación de impuestos. ¿Cuántos años no hicimos campañas porque el PRI era dictador y todo el mundo feliz de la vida? Yo no inventé  este pedo. ¿Y sabes quién me hizo caro? Un señor que se llama Ernesto Zedillo.

PLAYBOY: Explíqueme

ALAZRAKI: Te voy a contar un secreto: cuando él era coordinador de campaña de Luis Donaldo Colosio, cuando ya finalmente me contrató, yo pensé: fácil con cien mil dólares me lo chingo al cabrón. Y ya gané.

PLAYBOY: Pero seguro acabaron dándole diez veces ese presupuesto.

ALAZRAKI: Casi diez veces. Pero yo no lo pedí. Ernesto me dijo: te vamos a pagar como a los grandes. “¿Eso ganan los grandes?”, pregunté. Y no dormí tres días. No lo creía.

PLAYBOY: O sea que con el PRI ganó su primer millón… de dólares.

ALAZRAKI: Casi, no llegué. Sí, sin duda. Pero no con el PRI, con Zedillo.

PLAYBOY: En otra entrevista dijo que si su programa de televisión fuera sobre publicidad, duraría sólo tres días, porque no hay tanto para decir.

ALAZRAKI: Y porque quién soy yo para criticar a mis colegas.

PLAYBOY: Y… ¿se puede cobrar un millón de dólares y no tener “tanto para  decir”?

ALAZRAKI: Sí. Sí. Sí.

PLAYBOY: Debo reconocer su honestidad brutal.

ALAZRAKI: Mira las campañas de ahora. Mira las mamadas que ponen. Son una mierda. Y les pagan mucho. No sé si lo que a mí, pero mucho.

PLAYBOY: Publicitariamente hablando, ¿cuál de los tres candidatos debería ganar?

ALAZRAKI: El que nada de muertito, es Enrique Peña Nieto. Está  tranquilito, va de líder. Sus comerciales son una mamada: conociendo la república, sonríe con todo el mundo, no se mete en pedos. Y están muy bien filmados. Cero estrategia, pero no importa. Tiene muchos puntos arriba. Mi gran duda es si Josefina (Vázquez Mota) quedará en tercero o segundo lugar. Aparentemente pudiera empatar con López Obrador (se ríe), porque son muy malos los dos. Al menos ahora, en esta temporada de arranque. Lo divertido es ver quién va a quedar en tercero.

PLAYBOY: Dijo que sus hijos lo compararon con Larry King, porque sabe escuchar y pregunta muy bien. Y dijo que usted cree que esa comparación en sensata. ¿Acaso se le perdió la modestia en alguna parte?

ALAZRAKI: Nooo, creo que hasta la fecha, la cualidad de mi programa es que pregunto lo que a la gente normal le gustaría preguntar y sí  escucho.

PLAYBOY: ¿Y la comparación con Larry King?

ALAZRAKI: Bueno, fue un ejemplo, no tengo su edad.

PLAYBOY: Se casó una sola vez. ¿Estaba buscando oponerse a los dos matrimonios de su madre y a los seis de su padre?

ALAZRAKI: Yo creo que sí. Uno de mis 92 psicólogos (en realidad sólo exagera, tuvo siete u ocho a lo largo de la vida), me dijo que mi forma es mi forma. El éxito del programa es porque yo soy como soy. Me conflictuaría mucho eso, cambiar. Igual que con mis clientes políticos, nunca les cambio su personalidad en lo más mínimo.

PLAYBOY: Un día, Francisco Labastida me dijo que cuando fue candidato a presidente lo cambiaron demasiado: posturas, palabras, hasta maquillaje.

ALAZRAKI: Yo no hago nada de eso. Cero. De hecho, yo no quería que Roberto (Madrazo) se quitara el bigote.

PLAYBOY: Se lo quitó.

ALAZRAKI: Si, pero como cuarenta años después de ser candidato, el tarado. Yo estuve un poco cerca de eso. El equipo que rodeó a Pancho (habla de Labastida) fue muy grande y muy soberbio. Ahora Josefina tiene a Dick Morris, que puede ser muy inteligente, pero ¿qué chingados sabe de México? ¿Qué saben un gringo o un español de nuestra idiosincrasia, las palabras que usamos? Y le pagan… Yo no tengo nada contra Solá o contra Morris, pero para mí eso es robar dinero, porque no conocen.

PLAYBOY: ¿No está cansado de la publicidad?

ALAZRAKI: Sí. Pero me siento muy joven. Tengo 64 años y me siento joven creando. Tenemos seis empresas de comunicación. La agencia de publicidad. Y también una más chiquita que es para Pymes y cobra 30 por ciento menos que nosotros.

PLAYBOY: O sea que usted también es dueño de… de… Alazraki genérico?

ALAZRAKI: Ándale (se ríe). Bravo. También tenemos una de relaciones públicas y una de creatividad tecnológica. Tenemos una de digital y una de producción de comerciales y películas. Estoy rejuvenecido.

PLAYBOY: Ganó su primer millón de dólares con la campaña de Ernesto Zedillo, hace 18 años.

ALAZRAKI: No, ése fue el segundo.

PLAYBOY: ¿Y el primero cómo lo había ganado?

ALAZRAKI: Con la agencia que ya tenía. Pero lo perdí todo.

PLAYBOY: ¿Cómo?

ALAZRAKI: Soy muy pendejo. Así pasa cuando inviertes en pendejadas. Desde el clásico restaurante con el cuñado. Y todo sonaba poca madre, pero quebramos. Y luego uno de mis mejores amigos trajo a México Starlight Express (una comedia musical), de Andrew Lloyd Webber. Rock, patines y desmadre en el nuevo Teatro Polanco. Y no, nada. Y otras pendejadas que ni me acuerdo. Pero en eso perdí mucho dinero. Entonces llegué muy deprimido con el Ingeniero (Carlos) Slim, que es muy amigo y me quiere mucho. Le conté: gané mi primer millón de dólares y lo perdí. “Eres un pendejo, cómo se te ocurre”, me dijo. Me habló como un papá o un hermano mayor. “No puedes gastar o invertir más del 15 % de tus ahorros”, me dijo. Es un gran consejo.

PLAYBOY: ¿Le hizo caso?

ALAZRAKI: Te vas a morir de risa. Estas seis empresas me han costado, en 4 años, dos millones de dólares. Los perdí. Y cash me queda sólo uno. Tengo algunas propiedades, he invertido bien. Pero no muchas.

PLAYBOY: Déjeme hacer cuentas. Si perdió dos millones de dólares en cuatro años y eso es sólo el 15 % de sus ahorros, usted tiene una verdadera fortuna.

ALAZRAKI: No, claro que no, lo que pasa es que no le hago caso a Slim. Pero además yo no soy de esas personas. Dinero es dinero, a quién le importa. Pero bueno, no lo perdí, lo invertí en el negocio. Entre este año y el que viene lo voy a recuperar, seguro. Mira, el 8 de diciembre  del 2010 me pasó algo muy fuerte. Tres meses antes, me  había puesto un globo en el estómago para bajar de peso. Me fue muy mal en las dos últimas semanas en Acapulco, cuando estaba de vacaciones. Vomitaba y vomitaba, pero no comía. Había bajado 14 kilos. Llegué a México y le dije al doctor: mañana me quito el globo, con o sin ti. La cuestión es que me lo quité. Pero el fin de semana mi esposa llamó a otro doctor y cuando viene a verme a la casa, yo me levanto, le digo mucho gusto y me muero.

PLAYBOY: ¿Le dio un paro cardíaco?

ALAZRAKI: Sepa Dios. La cuestión es que me caí, me rompí el cráneo y me resucitaron. Perdí la memoria corta. Cuando abrí los ojos en el hospital, pensé que estaba ahí por lo del globo. Estuve meses en cama. Pero cuando ya salí a la calle, fui al templo a darle gracias a Dios. Entonces le dije al Rabino que necesitaba hablar con él. ¿Por qué me morí y por que reviví? Y yo qué sé, cabrón, me dijo. Y un día entendí por qué me pasó todo eso, como un año después. Fui y le dije a mi mujer: si quebramos, si perdemos los ahorros y además me quedo sin todas las cuentas del Grupo Carso (propiedad de Carlos Slim), me vale una chingada. No nos morimos de hambre, te lo prometo, porque soy muy chingón. Y si no, pues sé bolear zapatos muy bien, porque lo aprendí en la escuela militar de Texas. Pero te garantizo que nunca nos vamos a morir de hambre. Y perdí el miedo. Y si me vuelvo multitrillonario, ni me compro casa nueva, ni yate, ni avión, ni nada. Todo igual, te lo juro.

PLAYBOY: ¿Tiene guardaespaldas?

ALAZRAKI: Sí, dos.

PLAYBOY: ¿No que perdió el miedo?

ALAZRAKI: Sí, perdí el miedo del dinero, pero tuve tres intentos de secuestro. Entonces, bueno, la burra no era arisca; así  la hicieron.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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