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Gentrificación, lo bonito sale caro

Por: Elizabeth Santana 25 Sep 2019
Durante ese tiempo Jorge vio un crecimiento “exponencial” del Centro Histórico que, recuerda, fue más notorio a partir de 2012.
Gentrificación, lo bonito sale caro

Aunque el director del Fideicomiso del Centro Histórico lo niega, exlocatarios y propietarios de negocios en el primer cuadro de la CDMX denuncian una tendencia cada vez más agresiva: los están obligando a retirarse en beneficio de quienes puedan pagar una renta cada vez más alta.

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GENTRIFICACIÓN ES UN PROCESO EN EL QUE LA POBLACIÓN ORIGINAL DE UN SECTOR DETERIORADO ES DESPLAZADA POR OTRA CON UN MAYOR PODER ADQUISITIVO. Fotografías de NANCY GRANADOS @nanmorada

 

Durante nueve años, Jorge Díaz fue dueño del bar “El Museo de la Cerveza” en el edificio Woodrow, ubicado en la esquina de Bolívar y 5 de Mayo en el Centro Histórico, hasta que una subida del 50 por ciento en la renta lo llevó a la quiebra.

“Se hizo una gran labor de convencimiento. Te decían: vénganse a vivir al Centro, traigan a sus amigos y a gente con dinero. Se trataba de repoblar la zona. Todo por iniciativa de Adrián Pandal, director general de la Fundación del Centro Histórico de la Ciudad de México”, expresa el empresario.

Sin embargo, las cosas cambiaron respecto al local comercial que le alquilaba Bienes Raíces del Centro Histórico. “Para una casa habitación el aumento anual de la renta es de cuatro a diez por ciento; sin embargo, para el local comercial, me dijeron que no había ley que les regulara los incrementos. La primera vez me subieron casi 40 por ciento, la segunda 28 por ciento, el año antepasado 33 por ciento; y en 2015, previo a nuestro cierre, el 50 por ciento”.

Durante ese tiempo Jorge vio un crecimiento “exponencial” del Centro Histórico que, recuerda, fue más notorio a partir de 2012.

Asegura que aproximadamente un 20 por ciento de los visitantes asiduos a la zona está integrado por extranjeros y que el resto son connacionales de distintas regiones y provenientes de distintas clases sociales.

De acuerdo con el empresario, mientras el ritmo comercial de la zona crece, en los últimos cinco años mucha gente ha sufrido atropellos. “Creo que los únicos que siguen ahí son los hermanos Pandal, dueños del Pasagüero, pero de ahí en fuera ya nos sacaron a todos los que invertirmos hace diez años”.

SHOW ME THE MONEY

Esta dinámica económica también afecta a los vecinos. Hace cinco años, Guadalupe buscó a Bienes Raíces del Centro Histórico, cuyos representantes le comentaron que la intención de repoblamiento priorizaría a gente joven con interés en las artes y las culturas. “Algo así como el centro de Londres”, le comentaron.

Aunque su perfil cumplía con lo requerido, su sueldo no. Le explicaron que el costo de la renta superaba el 30 por ciento de su comprobante de ingresos. En su intento por garantizar el pago del alquiler, las inmobi- liarias calculan que una tercera parte del dinero que ganas lo inviertes en tus gastos corrientes, otra la destinas a pagar la renta y la última sirve para cubrir gastos diversos.

Desde su llegada hasta la actualidad, un departamento como el que anhelaba habitar en la calle San Jerónimo ha elevado su costo más del 100 por ciento. Dicho sea de paso, resulta cuestionable la cercanía de los restaurantes-bar frente a la Universidad del Claustro de Sor Juana, pues según la Ley de Establecimientos Mercantiles del Distrito Federal, los giros de impacto zonal —aquéllos cuya principal actividad sea la venta y la distribución de bebidas alcohólicas en envase abierto o al copeo, para su consumo en el interior—, “no podrán ubicarse a menos de trescientos metros de centros educativos, ni en inmuebles que conforme a los Programas de Desarrollo Urbano del Distrito Federal tengan zonificación habitacional”. Para todo lo demás, existe Mastercard.

De acuerdo con el Instituto Mexicano de Urbanismo (IMU), la gentrificación es un fenómeno económico y social que conlleva a un proceso de aburguesamiento de una zona en declive, lo que a su vez implica el desplazamiento de grupos sociales de bajo nivel que habitan este territorio.

Los usos de suelo que preceden a la gentrificación son el de vivienda y el comercial, pero tras el desplazamiento de la población original se privilegia el ocio y la apertura al espacio público. Aunado a ello, el valor del suelo aumenta.

Varios especialistas del IMU coincidieron en que hay ciertos intereses para que suceda; sin embargo, existe una presión política que no ha logrado hacer atractiva la vivienda en el centro, porque el equipamiento para hacer funcional esa vivienda es mínima y en cambio, se privilegia todo lo que tiene que ver con el turismo: antros, museos, hoteles y tiendas.

El Instituto pone a Barcelona como ejemplo: “La ciudad apostó por el mejoramiento de la imagen como icono de la prosperidad y su modelo ha sido tan atractivo que incluso sus propios habitantes han sido desplazados porque el turismo es, en términos de mercado, mucho más rentable que la vivienda”.

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UNA MANITA DE GATO

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En 1987, el Centro Histórico fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. No obstante, de acuerdo con los testimonios de algunos residentes, el Plan de Manejo del Centro Histórico de la Ciudad de México no salvaguarda los inmuebles como se esperaría.

“Para inaugurar la línea 4 del Metrobús, que pasa por las calles de Venezuela y Belisario Dominguez, lo único que se hizo fue pintar las fachadas pero no se rehabilitó ningún edificio, aunque muchos de ellos funcionan como casa habitación. Además, se incrementó la cantidad de basura, pues el camión recolector ya no pasa por esta zona. Un cambio favorable es que mínimamente mejoró la seguridad”, comentó Itzel, una profesionista que lleva más de tres décadas viviendo en el Centro Histórico.

En su opinión, el aumento en el comercio también ha afectado a quienes viven en el Centro. “Mi vecino del departamento de abajo adaptó la parte frontal del lugar para establecer un negocio de alimentos. ¡El edificio es patrimonio histórico y él le modificó el techo, que es el piso de mi casa! Mi mamá puso una denuncia en el Ministerio Público y delante de ella, el locatario le dio dinero a la autoridad. Por eso la demanda no procedió”.

Un exlocatario del giro restaurantero, quien pidió no revelar su nombre, dijo que tuvo que cerrar su negocio debido al alza en el costo de la renta.

“Los desalojos son cosa de todos los días por culpa de la corrupción. Pagué 100 mil pesos para tener los papeles en regla, pero tardé cuatro años y nunca logré conseguirlos. La trampa es que tú, al no ser el dueño del edificio donde está el local, no pagas los impuestos de agua ni el predial. Ellos siempre están atrasados. Para sacar el permiso de venta de alcohol, la Delegación te pide los comprobantes de pago de agua y de predial. El propietario tarda meses en dártelo, cuando lo consigues el dueño ya tiene que pagar nuevamente el predial y el agua. Es una cadena sin fin”, reveló.

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EL LUGAR DE TODO LO BUENO Y TODO LO MALO

José Mariano Leyva Pérez Gay, director del Fideicomiso del Centro Histórico (FCHCM), aclaró en una entrevista que a la institución que dirige le toca más la parte ejecutiva de arreglo de calles, promociones culturales y coordinación de eventos.

“En el Centro Histórico converge todo lo bueno y lo malo, entonces el reto radica en negociar con todos esos actores para el beneficio común”, estableció. “Nuestra intención con las calles de la parte norte es establecer conexiones entre el Zócalo y esas calles, que están muy abandonadas. Es un plan de rescate que pone atención a las zonas más deterioradas”.

De acuerdo con el funcionario, como parte de los proyectos de regeneración urbana actualmente se llevan a cabo arreglos en la calle República de Perú, para posteriormente trabajar en las calles República de Cuba y República de Brasil en cuanto a fachadas, arroyo vehicular y banquetas. Una vez concluida la obra, “organizaremos actividades culturales para cambiar el giro de la zona”.

En paralelo, el FCHCM labora en la calle y el callejón de Manzanares, una zona en la que anteriormente se ubicaba el llamado “carrusel de las prostitutas”, un área llena de vecindades con alta población infantil y en la que justo al final, casi imperceptible, existe una primaria.

“A la vuelta se ubica la única casa del siglo XVI que hay en el Centro Histórico, la cual se está recuperando para hacer eventos musicales para niños”.

Hay que considerar que la remodelación de las calles no considera una total peatonalización, pues no se cerrará el flujo a los automóviles, aunque sí se ensancharán las banquetas. Así sucederá con la calle Corregidora, que permitirá llegar desde el Zócalo hasta La Merced.

“Pero para este tipo de proyectos primero hay que socializar lo que se hará. No podemos llegar a meter mano a una fachada, por ejemplo, primero hay que hablar de estas modificaciones con los vecinos, para que participen y no parezca una imposición”.

Otro proyecto del Fideicomiso es el de Plaza Seminario que conecta con la calles de República de Guatemala y República de Argentina, sitio en el que continúan los trabajos de rescate del Templo Mayor.

“Entonces lo que se nos ocurrió al FCHCM y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) fue construir un puente elevado sobre las excavaciones que permite el cruce entre Guatemala, la Plaza Seminario y la nueva entrada del Museo del Templo Mayor. Además, justo frente a la librería Porrúa, en la calle República de Argentina, abriremos tres ventanas arqueológicas en donde se apreciarán”.

En cuanto al repoblamiento, el FCHCM trabaja “en recuperar edificios para hacer proyectos de vivienda de la mano de la iniciativa privada, pero que no sean departamentos de lujo y que los pueda pagar la gente joven”. Ejemplo de ello es el edificio en remodelación ubicado en la calle de Perú esquina con Leandro Valle. Aunque el funcionario aclaró que las rentas de estos departamentos no tendrían que superar los 6 mil pesos mensuales para que funcionaran, el precio no depende del Fideicomiso, pues su trabajo es facilitar que lleguen inversores y proponerles un modelo. Pero el FCHCM descarta que estos proyectos formen parte de una gentrificación.

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“Si existiera una institución pública o privada que tuviera por misión gentrificar al Centro no podría hacerlo jamás”, subraya. “La gentrificación es lo que ocurre cuando arreglas una zona de barrios pobres, quitas a la población de estrato muy bajo y lo rentas a un precio que sólo pueda pagar la clase alta. Pero nuestro Centro es la combinación de muchas clases sociales. Lo que sucede es que la gentrificación se ha vuelto una palabra política. Esto no es Inglaterra, aquí la gente es muy diversa y no creo que aquí se pudiera gentrificar. No tenemos un plan para arreglar edificios y convertirlos en viviendas caras”.

Por su parte y previo al fin de su administración, Inti Muñoz, exdirector general del FCHCM, afirmó: “El Fideicomiso no propone la gentrificación sino que la combate. Su convicción es que los últimos 31 mil habitantes que se quedaron a vivir en el Centro puedan seguir haciéndolo. Hay tanto espacio vacío aún, que no es necesario sacar a unos para que lleguen otros”.

LOS NÚMEROS

9 mil propiedades existen entre los 3 km2 que mide el Perímetro A del Centro Histórico y los 7 km2 del B.

1,400 edificios están considerados monumentos históricos; es decir, una edificación construida entre el inicio de La Colonia y el fin del siglo XIX.

400 son considerados monumentos artísticos.

1,200 más poseen algún valor patrimonial establecido así por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes (inba), y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI).

43 mil habitantes había en el Perímetro A, según la estima- ción en 2015 del fchcm a partir del cobro del predial.

1.5 millones de visitan- tes tiene el Centro Hisórico diariamente en su Perímetro A.

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