MAKJ: “TRABAJÉ POR OCHO DÓLARES LA HORA”

MACKENZIE Johnson es uno de los dj ’s más importantes del momento, además de un expiloto de carreras. Viajamos a Cancún para entrevistarlo y descubrimos que antes de tocar en el Festival TomorrowWorld, preparaba sándwiches en un local.
¿Cuál es la mejor parte de un show?
Los diez minutos después de que me bajo. Tengo el cuerpo lleno de endorfinas. También depende mucho del tipo de show: si se trata de una noche larga, con amigos y de fiesta, es el paraíso; pero si tengo que ir del hotel al show y de regreso, me ataca un sentimiento muy extraño y tengo que confinarme en el silencio de una habitación.
La política no va nada bien en el mundo, pero los dj’s como tú se encargan de hacernos bailar. ¿Reflexionas a menudo sobre la importancia de tu trabajo?
Un poco. Pero trato de concentrarme en mirar las primeras filas. Cuando hay 30 ó 40 000 personas delante de ti es lo único que alcanzas a ver.
Somos Playboy y hay que decirlo: gracias por hacer bailar a las chicas.
¿El spring break es tan salvaje como en los viejos tiempos?
Nunca lo viví en los 90 y el de los dosmil lo experimenté a través de fotografías y videos, pero sí creo que la locura se transformó. Un hombre me platicó que antes era bartender de un lugar por el que pasaban miles de universitarios cada noche. ¡Durante siete semanas! Ahora la gente se revienta con todo el primer día, porque no quiere arruinar el resto de sus vacaciones.
¿Y con las drogas es similar?
El público de cada país es distinto porque cada uno usa diferentes drogas. El tequila es lo que más se bebe en Cancún, pero en mi país se acostumbra más el vodka. En los festivales europeos se meten más MDA, que les da más energía para bailar y concentrarse en las luces.
¿Cómo fue vivir en China?
Es el más grande de los contratiempos a los que nos enfrentamos. Metallica fue uno de los primeros combatientes contra las descargas ilegales. Grupos como ellos confiaban en que la gente iría a una tienda a comprar sus discos, pero la realidad se encargó de darles una lección. Si no hubiera sido por esos blogs de intercambio musical seguramente que yo no estaría aquí. Las descargas ilegales construyeron mi carrera. Justo mañana regalaré uno de mis remixes a la red. La gente no quiere comprar una canción de 99 centavos. A nadie le importa si te tomó 15 horas completar la mezcla.
¿Te gustan los tutoriales de YouTube para hacer música?
Son maravillosos. Antes la gente no hacía tutoriales porque todo el mundo quería esconder el conocimiento. Yo por fin comprendí que hay algo que la gente no puede robar: mi creatividad. Puedo enseñarte cómo hago mis remixes, pero nunca te quedarán idénticos a los míos.
¿Eres un geek?
Sí. Siempre he reconstruido mis computadoras. La música me permitió llevar mis pasiones nerds al extremo, porque sólo necesito mi laptop. La gente cree que los dj’s grabamos canciones en estudios de dos millones de dólares, pero no. Soy yo con mis audífonos en Starbucks.
Los rockeros dicen que los dj’s no son músicos, ¿te consideras un músico?
En cierta medida, sí. Soy dj desde los 15, desde entonces animo fiestas, y mi sensibilidad musical radica en leer a una audiencia. No existe nada más incómodo que poner música y que la gente no reaccione.
Están haciendo un documental sobre ti. ¿Ya te acostumbraste a que te sigan las cámaras?
No es tan extraño como imaginé. Hablar con la cámara es como hacerlo con otra persona y como mi manager siempre me dice: “Cuando alguien te ponga nervioso, imagínatelo sentado en el excusado”.
¿Cuándo te diste cuenta de que eras famoso?
Pero puede no ser para siempre ¿Te atormenta el futuro?
Ni siquiera sé lo que haré la semana que entra. Sólo me preocupa poder vivir a mi manera. Antes de hacer esto, tuve el peor trabajo de mierda del mundo. Preparaba sándwiches en un local, ganaba ocho dólares la hora y me regalaban cerveza. Lo que más deseaba era salir de ahí, ser mi propio jefe. Y mírame, hoy estoy en Cancún. A veces necesito que alguien me diga: “Date cuenta, tu vida es maravillosa”.