CARLOS CHICKEN MUÑOZ: “VERBO MATA TODO”

Una chica le dijo: “te imaginaba más guapo”, pero el locutor se valió de su labia para hacerla cambiar de opinión. Hoy vive una relación feliz y plena. No es tan fiestero como parece ni reniega de un gusto culposo que no es tal: las canciones de Ricardo Arjona.
Por ARTURO J. FLORES @ARTUROELEDITOR
Fotografía de ROMÁN GÓMEZ @PLAYADURA
¿Qué tan esclavizante es la radio?
Menos de lo que se piensa. Sobre todo porque hago esto porque me apasiona y no lo veo como una chamba. Suena a cliché, pero no siento que trabajo cuando estoy trabajando. Aunque sí es una chamba en la que no te puedes enfermar, porque la gente te quiere escuchar como siempre: feliz, prendido.
¿Has tenido que transmitir en positivo aunque no te la estuvieras pasando bien?
Sí, puedo estarme “deschongando” con mi novia en los cortes comerciales y regresando al aire el show debe continuar.
¿Vas de fiesta?
Era la muerte, porque me tenía que levantar a las cuatro de la mañana. Estuve diez años en ese horario.¿Cómo fue la primera vez que te levantaste tarde entre semana?
No sabes, hacerme un huevo estrellado con jamón y pan fue un milagro. El domingo me desvelé viendo la tele sin culpa.
En tu stand up comedy haces un chiste sobre Toño Esquinca. El hecho de que él transmitiera diario, ¿no hizo que tus jefes te sugirieran hacer lo mismo?
Mucha gente está cambiando a la tv por Netflix, ¿Cómo enfrenta este fenómeno la radio?
Muy padre, porque nunca va a desaparecer. La tele está tambaleándose, efectivamente, pero la radio está fuerte. Porque en la radio lo importante es el contenido, no la forma. Es gratis y la tienes en cualquier momento. Pero hay que entrarle a internet. Tú puedes escuchar la programación de Mix también en línea.
¿Tú a quién escuchas cuando manejas?
¿Las redes sociales transformaron el anonimato de los locutores?
Platicando con Sofía Sánchez Navarro y con La Reclu (Ileana Rodríguez), a ellas no les gustan las cámaras. Eso le pasa a muchos locutores. Pero a mí sí, porque tengo una formación teatral. Siempre me ha gustado aparecer a cuadro.
Eres de los pocos que reconocen que sí les gusta Ricardo Arjona.
(Risas) Comenzó hace siete años en un noticiero que hacían (Alejandro) Cacho, (Iñaki) Manero y Areli Paz. Yo daba los deportes. Como todo mundo odia a Arjona, descubrí que me gustaba molestarlos poniendo canciones suyas. Pero es real, me gusta, porque además soy super-popero de toda la vida. Mis estaciones favoritas eran Digital 99 y 97.7. Cuando e invitaron a Mix estaba aterrado, porque yo tenía más discos de Kabah y ov7, que de Madonna y Metallica. Ya después de tres años, es otra cosa. Pero me gusta Arjona, es real.
¿Cuál es tu relación con el bullying?
Nunca fui bulleado. En la escuela me hice amigo de los bullies, porque les caía bien y me defendían. Por lo mismo, cuando me bullean por Arjona y el Necaxa, me parece muy simpático.
¿Te ha sucedido en la vida que te digan que tu voz y tu rostro no van?
Para bien y para mal. Hay quienes dicen que pensaban que era gordito y pelón o quienes creían que era alto, güero y de ojos azules. La magia de la radio.
No soy gurú ni vengo a educar. Sólo quiero que cuando apaguen el coche, se vayan con una sonrisa. Por eso no miento madres a los políticos en el programa.
¿Qué se siente ser trending topic?
Al principio no medía el alcance. Cuando haces radio, el rating te llega un mes después. Pero cuando te ves en el #tt te das cuenta de que hay alguien del otro lado escuchando. Es padre ser trending topic, pero lo peor que puede pasar en los medios es creértela. Ahí empieza el derrumbe.