La captura de “La Tuta” y otras verdades hechas de falsedad

Hace unos días, cuando capturaron a Servando Gómez, “La Tuta”, líder de la organización michoacana “Los Caballeros Templarios”, la verdad es que la noticia causó a los mexicanos lo que el viento a Juárez. Y es que el júbilo por el “heroico” logro lo sintió más la cúpula política, mientras que nosotros, los simples mortales de “a pie”, nos preguntamos si la creatividad se le está acabando al gobierno respecto a los famosos montajes a los que nos están acostumbrando.

Por Jaime Garba (@jaimegarba)

Con Florence Cassez, las dos muertes de Nazario Moreno, “El Chayo” (quien primero mató el gobierno del Calderón y ahora el de Peña Nieto), anterior líder de Los Caballeros Templarios; y “El Chapo” Guzmán; existía uno que otro ingenuo que creía a las autoridades estas hazañas más por la necesidad psicológica de saber que había un contrapeso al caótico ritmo de vida del país, que por la convicción de que nuestras leyes son sagradamente aplicadas.

A mi parecer, entre tantos, hay dos factores importantes para que la captura de “La Tuta” no haya causado el gran impacto que se esperaba. El primero es la inverosimilitud de que Joaquín López Dóriga haya sido el primero en dar a conocer la noticia. El segundo factor es la manera en que Servando Gómez fue capturado, pareció que agarraron al peor guionista de La Rosa de Guadalupe y le dieron una hora para escribir el guión de la captura del capo. No es nada del otro mundo que atrapen a un criminal promedio por errores elementales y absurdos, pero vamos, ¿agarrar a “La Tuta por los pasteles para su cumpleaños, en una ciudad como Morelia donde implicaría estar más que expuesto? Tendríamos que ser muy estúpidos para creer que las cosas fueron tan fáciles. Recordemos su perfil, un hombre violento, del cual se decía que contaba con cientos de fieles escoltas capaces de dar la vida por él sin pestañear; no fue solamente un narcotraficante, era el capitán de una agrupación formada por miles de personas que se rigen por principios ideológicos que adoptan ciegamente.

Gómez demostró ser un tipo listo, lo comprueba su estrategia mediática que (supuestamente) hundió a decenas de funcionarios michoacanos, incluido a un Secretario de Gobierno e indirectamente al ex gobernador Fausto Vallejo. Luego de que “La Tuta” tomó el mando de “Los Caballeros Templarios” la zona de conflicto se extendió a todo el estado de Michoacán e inclusive a partes del Estado de México (mención aparte los nexos que tenía con Sudamérica y los negocios millonarios que hacía en Asia vía el puerto de Lázaro Cárdenas). A raíz de su control, toparse con descabezados, tiroteos en centros de ciudades, descuartizados, secuestros, extorsiones; era cosa de todos los días. “La Tuta” era tan astuto que a pesar de ser un personaje que infundía miedo, un séquito de súbditos, entre los que se encontraban niños, jóvenes y señoras, lo adoraban cuasi fuera un ser divino. Para muchos, quienes padecieron la labia y el lavado de cerebro del ex profesor de primaria, era una especia de Robin Hood y un defensor del pueblo.

Recordemos que entre los principios de los Caballeros… estaba la lucha contra la “verdadera injusticia”, teniendo como principal enemigo al gobierno. Qué conveniente, ¿no? Ni el ejército, la marina, mucho menos la Fuerza Rural pudo detenerlo a pesar de que se sabía dónde vivía, esto lo comprueba el que varios medios internacionales lo encontraron con facilidad para entrevistarlo. ¿Entonces en verdad es lógico pensar que fue atrapado de esa manera, sin que se hiciera un solo disparo?

Parecía que su captura repercutiría en todos los mexicanos, que a como estaban las cosas, inspiraría para quitar la tranca de la puerta y romper el autoimpuesto toque de queda para salir sintiéndonos seguros a recorrer, como solíamos hacerlo, nuestras bellas calles. Pero no, a pocos días de esta “gran hazaña” nada se percibe diferente. Todos sabemos (al parecer menos el gobierno), que en las estructuras criminales cuando la cabeza se corta resurge otra con un nuevo rostro, la raíz nunca se ha atacado y se siguen prefiriendo las balas a un sistema integral constituido por cultura, educación y sana economía que redirija a un mejor camino a nuestro país.

En definitiva con este chafa espectáculo se gastaron el cartucho a lo bruto, apelando a la urgencia de cambiar la percepción que tenemos de un gobierno que pretende darnos a diario atole con el dedo negándose a notar que estamos hartos de esa dieta, siguen evadiendo la realidad de que cuando montan una mega farsa como la captura de “La Tuta” la atención también se centra en otras cosas que nos impiden estar bien como sociedad: las leyes flagelantes que día a día son aprobadas, la represión, la violencia en todas sus vertientes (contra la libertad de expresión, los feminicidios, etcétera).

Mañana caerá otro malo, y después otro, así quién sabe hasta cuándo, y lo más probable es que sea bajo esta fórmula tartufa de ficción. Definitivamente la captura de “La Tuta” no puede considerarse un éxito, y tampoco, como lo han pretendido el gobernador de Michoacán, Salvador Jara y el presidente Enrique Peña Nieto, se puede apelar a una mejora cuantitativa: un narcotraficante menos = mayor seguridad.

Si alguna vez la captura de Servando Gómez fue un anhelo por todo el mal que causó, hoy que está tras las rejas es más como el cierre de telón de una pésima obra.