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#LibrosAlDesnudo: ¡Quemen los libros!

Por: Jafet Gallardo 20 Ene 2020
Por Jaime Garba @jaimegarba  Pero sólo los malos libros, que vaya si los hay, porque de una vez por todas […]
#LibrosAlDesnudo: ¡Quemen los libros!

Por Jaime Garba

@jaimegarba

 Pero sólo los malos libros, que vaya si los hay, porque de una vez por todas debemos dejar la diplomacia de quererle ver lo bueno a cuanta obra se publique, me parece eso le hace mucho daño a la literatura y a los lectores. Confío en lo que dice Séneca: “No es preciso tener muchos libros, sino tenerlos buenos”, pues deberíamos dejarnos de hipocresías y quemar los libros malos, hacerlos cenizas para que sus autores no vuelvan a querer contaminar el mundo de la literatura con porquerías.

Qué duro, dirán, pero cuando hablo de malos libros no me refiero a los de superación personal o a los manuales de Yuya, no, me refiero a obras “literarias”, poesía o narrativa que al no tener respeto por la palabra son lanzadas al viento descalabrando a uno que otro ingenuo.

Les cuento cómo llego a tan extrema reflexión. Por las noches, cuando el sueño está por vencerme, suelo conectarme a la tienda del Kindle y buscar libros, ver qué novedades hay, descuentos, tops y demás, por último, y antes de dejar el dispositivo para dormir, entro a la sección de libros gratis y echo un vistazo a ver si hay algo que me llame la atención. La mayoría de las veces encuentro estas copias baratas de 50 sombras de Grey o novelas de amor que son muy populares, en casos más raros he descargado libros como “Diálogos entre Leonardo Da Vinci y Steve Jobs”, que son domingueros y que en algún mood se pueden leer; también he encontrado libros buenos como “Crónica insignificante”, de Emilio Casado Moreno, y de los más recientes, la joya “80 Aniversa Rius”, una serie de textos homenajeando a mi paisano, el caricaturista Eduardo del Río, Rius. Hay miles de libros gratuitos y entre tesoros, libros raros y lecturas que se olvidan al día siguiente, hace poco me topé con uno que llamó mi atención: “El Tatuaje” de Moisés Moran Vega, una novela de portada atractiva y cuyo tema parecía interesante que sin pensarlo mucho me aventuré a leerlo. Cuando lo terminé sentí una especie de coraje, que de haber tenido el libro físico en mis manos lo hubiese quemado, pero lo incendié de otra manera. ¿Por qué será malo? Seguro se preguntarán. El libro cuenta la historia de un tipo que vive en Hong Kong y es representante de una naviera multinacional, el pobre trabaja todo el tiempo y de vez en vez suele transitar las caóticas calles para despabilarse, en uno de esos momentos, mientras estaba en un restaurante, se topa con una chica que describe según él, espectacular pero que por el pobre lenguaje que usa el autor nos da la impresión de ver un personaje acartonado y hueco. Este hombre al calor de las copas va y se sienta en la mesa donde está la chica junto unas amigas, a quienes les ofrece una botella de vino y echan el cotorreo súper chido. Para no hacerles el cuento largo, a los cinco minutos el tipo ya le estaba metiendo mano en un callejón: “Sentí cómo sus cálidos labios rozaban los míos y cómo su lengua buscaba la mía y se introducía en mi boca como una serpiente sedienta… Mis manos recorrieron sus pechos y se deslizaron hacia su entrepierna. Pude sentir el calor que salía de su vagina y mi dedo índice recorría con lujuria los labios vaginales.” Ella en el acto le dice: “Me temo que necesitamos un lugar más confortable. Estoy muy excitada y necesito sentirte dentro de mí.”

No sé a ustedes pero a mí me parece una escena patética, me es inverosímil, suena a dos pubertos de secundaria metiéndose su primer faje. Cuando leí lo de la lengua serpiente pude ver la saliva escurriendo de sus bocas en besos torpes y lastimosos. Insisto, no sé a ustedes, pero a mí no me excitó ni un poco.

Pero eso no es todo, calientes como podemos ver, se van a un hotel y se avientan el Kamasutra entero, pero qué creen, la mujer antes le dio una bebida y… así es, como lo pudieron deducir, el hombre despertó inconsciente sin recordar casi nada, sólo que en la espalda siente un dolor causado por un tatuaje que no tiene idea de cuándo se lo hizo. Acotando, esta parte del tatuaje me recordó a la boba película gringa “Dude, where´s my car”, con Ashton Kutcher y Seann William Scott donde despiertan con las palabras “Sweet y dude” en sus espaldas.

Resulta que en la novela en mención el tatuaje es un símbolo milenario de amor eterno, un amor infinito forjado en una noche de copas. Resulta que efectivamente, este malogrado efecto lleva al personaje a buscar a la desconocida y para no alargar la tortura, ella le explica que se enamoró de él pero ella pertenece a otro hombre y el tatuaje es un símbolo de amor. Fin. Así termina un libro que jamás debió existir y que sabrá a cuántas mentes lectoras estará contaminando en este momento.

En ocasiones me ha acarreado problemas el hecho de demeritar obras, por ejemplo, en cierta ocasión dije que alguien no era “escritor” porque él mismo afirmaba escribir por pasatiempo, y eso a mí me molestó, justo es lo que siento daña a la literatura, la sensación de que escribir es un hobby, la nula pasión por la palabra y por contar historias.

Sin duda la posibilidad actual de la autopublicación ha dejado colarse a muchos autores que escriben ciegos de consciencia, sin leer, sin procurar ejercitar la pluma, sin revisar sus obras y ponerlas ante los ojos de un editor para depurarla y quede por lo menos con los mínimos estándares necesarios para que se codee con la vasta producción que hay en el mundo. Pseudo escritores que foguean los libros con la novia, los papás, los amigos y que éstos al decirles que lo que hacen es fantástico se enaltecen a sí mismos, negándose a la verdadera crítica.

Un mal libro no es aquel cuya historia sea mala o tenga como premisa la superación personal, no es malo porque lo haya escrito alguien de la farándula o porque hable de temas superficiales, un libro se convierte en malo cuando quien lo escribe no tiene la capacidad de pensar que la palabra queda para la posteridad, y que la palabra andada repercute, se establece en nuestras mentes y almas.

Por eso y más, quememos los libros… los malos libros.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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