LIBROS AL DESNUDO: LA FIL, ENTRE LA RESACA Y LA INSPIRACIÓN
Por Jaime Garba @jaimegarba
Ya han pasado varios días desde que terminó la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en su edición 30. Sus diez días se agotaron en sólo un parpadeo y los cientos de miles de lectores nos vimos obligados a regresar a nuestra cotidianidad, entre una combinada sensación de resaca e inspiración.
Y es que durante esos días los apasionados de los libros nos perdimos en un universo paralelo, en uno donde lo único que importó es leer; allí nos identificamos entre lectores, nos movieron las palabras de los autores, editores y todo personaje cuyo discurso y pensamiento en la vastedad de la Expo Guadalajara, tuvo como núcleo esos objetos tan preciados y queridos.
La resaca devino de agotarse el júbilo y la fiesta, muchos esperamos todo el año para darnos cita a esta celebración de la palabra y las horas se escurrieron con celeridad; los lectores tratamos de ir de un lado a otro y aprovechar cada instante, pero no hay eternidad capaz de permitirnos gozar de todo lo que la FIL ofrece, sin embargo lo que vivimos tiene un impacto poderoso en nuestras vidas, como si fuera una cura del alma. Respirar dentro de la feria siempre anima a descubrir y redescubrir la magia de los libros, además de que este año al ser América Latina el invitado de honor, pudimos presenciar un encuentro maravilloso entre literaturas que desde tiempos longevos han preservado la memoria, han luchado contra las dictaduras, han denunciado la violencia, la corrupción, los males nacionales y han retratado con majestuosidad la belleza de lo latinoamericano: sus paisajes, personajes, historia, emociones y contextos. Quienes pudimos presenciar este año algunas de las presentaciones de la feria, constatamos que la literatura latinoamericana vive un intenso segundo aire a través de sus plumas contemporáneas y novísimas, que a diferencia de lo que se podría pensar, no rompen con el canon o las tradiciones literarias de Latinoamérica, más bien confían en su percepción de la realidad y en su capacidad de crear, ofreciendo una visión fresca, sensata e importante, digna de leer y reflexionar. Los grandes de nuestra literatura se mantienen presentes en la feria, ya sea en la herencia de su obra o en la virtud y honra para sus lectores de tenerlos aún vivos.
Hay un dejo de tristeza en el fin de la FIL, pero pensar fuera infinita, que siguiera durante todo el año, terminaría agotando su magia y con ello nuestra capacidad de asombro. Llevemos más bien en nuestra memoria las enseñanzas y gozos allí vividos, contando con paciencia los días que faltan para que el ciclo se vuelva a cumplir. En el 2017 Madrid será el invitado de honor y conforme pasen las estaciones nos iremos dando cuenta de las sorpresas, los nuevos y reconocidos autores, los premiados, los eventos imperdibles, y con todo ello, la necesidad de vivir otra feria intensamente, pero hasta entonces, alimentémonos de las páginas que tenemos frente a nosotros.
