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LEICESTER CITY: INCIENSOS, ESPÍRITU Y TESÓN

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
LA MAYOR SORPRESA RECIENTE DEL BALOMPIÉ SE CONSUMÓ EN LA PREMIER LEAGUE CON LA ASOMBROSA HISTORIA DEL LEICESTER CITY CAMPEÓN, […]
LEICESTER CITY: INCIENSOS, ESPÍRITU Y TESÓN

LA MAYOR SORPRESA RECIENTE DEL BALOMPIÉ SE CONSUMÓ EN LA PREMIER LEAGUE CON LA ASOMBROSA HISTORIA DEL LEICESTER CITY CAMPEÓN, UN EQUIPO PEQUEÑO DE GRANDES HOMBRES QUE ROMPIÓ CON LAS REGLAS DEL FUTBOL DE LOS PODEROSOS.

POR CARLOS GUERRERO WARRIOR @carloslguerrero

Dudo que sea el episodio más fantástico jamás relatado en la historia del futbol pero puedo firmar que, a partir de ahora, estará entre las epopeyas deportivas más memorables y recordadas, entre las más glorificadas y alabadas. Un perfecto relato que se transmitirá de generación en generación. Tan irreal travesía, tan distinta, tan cuento de hadas que bien podría leerse en unos años: “Había una vez en un pequeño pueblo llamado Leicester, un equipo sin tantos recursos que 132 años atrás…”.

Y no es exageración. Este modesto club —comparado con los gigantes Manchester City, Arsenal, Liverpool, Chelsea, entre otros— mientras fregaba pisos de divisiones inferiores, fue secando sus lá- grimas de Cenicienta hasta convertirse en monarca de ese fastuoso palacio llamado Liga Premier, exclusivo sitio para unos cuantos poderosos y multimillonarios.

Leicester City dejó la oscuridad de los bosques, dijo adiós a los campos minados para aparecer y pisotear con absoluta autoridad los jardines de la aristocracia futbolera. Llegó para darle una patada en el trasero a todos los que despilfarran millones de euros, a los que con largos y poderosos tentáculos asfixian cual depredadores a los que tienen más sueños que presupuesto.

Cómo estará el futbol tan falto de asombro con los Barcelona, Real Madrid, Juventus y Bayern Múnich al ganarlo todo aparentemente tan fácil que, el mundo se ha volcado con la aparición de un plebeyo ganador, demostrando que aún existen historias asombrosas por contar, novelas románticas que relatar donde el dueño de la mansión ter- mina rendido a los pies de la mujer que cosecha en la hortaliza.

Una delicia ver cómo Mahrez, Vardy, Drinkwater —que hasta apellido distinto tiene—, Okazaki, Ulloa, Schmeichel y compañía, sin ser los instrumentos más brillantes del Reino Unido, supieron salir a la cancha en total armonía creando una sinfónica de percusiones, trombones, cornos, fagots y todo aquello capaz de generar obras llenas de emotividad. Si Leicester City fuera una obra clásica, seguramente sonaría a Tchaikovsky, con esos epílogos progresivos, bélicos y heroicos con redoble de platillos. Claudio Ranieri sería el director de orquesta, moviendo la batuta con tremenda clase para alcanzar la perfecta sincronía con sonidos de gol.

“Tengo 64 años, así que no salgo mucho. Mi esposa lleva cuarenta años conmigo, así que en mis días libres, intento estar con ella. Salimos al lago que está junto a nuestra casa o, si nos sentimos con ganas, vemos una película. Pero últimamente, no he podido aislarme del ruido que llega de todo el mundo. Es imposible ignorarlo. He oído que incluso tenemos nuevos aficionados en América.

Tengo un mensaje para ustedes: bienvenidos al club. Nos complace teneros con nosotros. Quiero que disfruten con la forma en que jugamos a futbol y quiero que amen a mis jugadores porque su recorrido es increíble”.

Así reza el primer párrafo de la emotiva carta que escribió Ranieri semanas antes de conseguir el título de la Liga Premier.

“Hace sólo unos años, muchos de mis jugadores estaban en las divisiones inferiores. Vardy trabajaba en una fábrica. Kanté estaba en la tercera división francesa. Y Mahrez en la cuarta.

No importa lo que suceda a final de temporada, creo que nuestra historia es importante para todos los aficionados al futbol de todo el mundo. Les estamos dando esperanza a todos los jugadores jóvenes a los que alguna vez les han dicho que no eran suficientemente buenos.

Ahora pueden decirse a sí mismos: “¿Cómo puedo llegar a la élite? Si Vardy puede hacerlo, si Kanté puede hacerlo, quizás yo también puedo”.

¿Qué necesitas para llegar? ¿Un gran nombre? No. ¿Un gran contrato? No. Sólo necesitas abrir la mente, abrir el corazón, una batería cargada y correr con libertad”.

Pues al final sucedió que consiguieron el título pero no en su campo, ni en su estadio, ni con su gente. Leicester City se coronó frente al televisor, sí, en la casa de Vardy. En una sala común y corriente, rodeados de pizza, refresco y seguramente cerveza. El plantel se reunió para ver al Tottenham que en caso de no ganar al Chelsea le daría matemáticamente el título a los nuevos consentidos del mundo. Y así fue.

¿Cuál fue la clave? ¿La pizza que invitaba Ranieri, los viajes a Tailandia que el dueño del equipo regaló al equipo en varias ocasiones? ¿La visita de monjes tibetanos al vestidor para tocar las cabezas de los jugadores en medio de profundas meditaciones? ¿El olor al incienso, los rituales budistas o el hambre de ganar, de ser alguien, de creer que todo es posible mientras exista un campo, una portería, un balón y once corazones?

Bienvenidas más historias como la del Leicester City. El deporte las requiere. Disfruten de este bestseller de portada azul con un zorro al centro. Valió la pena esperar 132 años para un final así.

Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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