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Leer para escribir la vida

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
#LibrosAlDesnudo Por @jaimegarba Suelo hablar en voz alta, sobre todo cuando voy en mi auto, esto debido a que carezco […]
Leer para escribir la vida

#LibrosAlDesnudo

Por @jaimegarba

Suelo hablar en voz alta, sobre todo cuando voy en mi auto, esto debido a que carezco de estéreo y el sonido de mi bochito hace un poco tortuoso el camino si manejo en silencio, es por ello que suelo jugar a que doy respuestas para una entrevista, diserto sobre algún tema, o en mis locuras mayores canto canciones noventeras. El otro día fui de cantar a los Vengaboys a responderme sobre el enigma de la muerte; pasando, y dedicándole un buen rato, a algo que no sé cómo llegó a mi conciencia: mis orígenes como escritor. Recordé cómo comencé a escribir alrededor de los quince años cuando comenzaban a gustarme algunas chicas y me era imposible pronunciar más de una palabra que tuviera sentido, apenas frente a ellas sudaba a chorros y balbuceaba, a eso agréguenle que no era nada agraciado (pienso ahora serlo aunque sea un poco) y la ecuación fallaba. Por aquellos años leer no era mi pasatiempo favorito, ya he contado que la horrenda forma de enseñar de mis maestros de aquellos años me hizo padecer una época de animadversión por los libros, pero sí sabía que los poemas servían para enamorar, o al menos eso decía uno de mis amigos, aunque ahora que lo pienso tal vez tenía como concepto de poema los discos de poesía de Paco Stanley.

Sabiendo que se abría una posibilidad me dediqué a poner palabras en hojas de colores; de pronto se hizo la conexión, me sentía cómodo haciéndolo y allí podía explayarme sin miedo a echarlo a perder, de esa manera creaba poemas baratos o pequeños párrafos jurando amor eterno y externando las noches que pasaba en vela pensando en los rostros de las enamoradas que solían cambiar casi cada semana o cuando me bateaban. Aprendí a hacer dobleces papirofléxicos espectaculares que estaban de moda para que las presentaciones de mis textos fueran “cool”, pero siempre (ojalá hubiese existido el “casi”), con suma amabilidad las chicas me rechazaban alegando los pretextos más absurdos que una adolescente puede armar; sin embargo me agradecían mis palabras, y más de una me pedía que por favor no dejara de escribir.

Antes no existía la “friendzone”, sino yo la hubiera patentado, en aquel entonces era parte del grupo de los nerds rechazados, pertenecía a los que dejaban a un lado por los chicos atléticos, guapos y fuertes; la única diferencia era que entre las mujeres se corría el rumor de que escribía las cosas más lindas del mundo.

Años después me encontré a una compañera del salón a quien llegué a dedicar algunas melosas palabras, y evocando recuerdos le pregunté curioso si aún conservaba aquello, cuando me dijo que sí, además de sorprenderme y sentirme honrado, le supliqué me dejara ver lo que había escrito, así que quedamos de vernos después para beber un café y me entregó la carta naranja donde con plumón azul le había dedicado unas breves líneas. Cuando vi aquello me morí de pena, qué horrible escribía en la secundaria, cómo podía haberme hecho de esa fama siendo tal pésimo escritor. La verdad me sentí un poco mal y cuando volví a casa abrí mis libretas y mis borradores de artículos, cuentos o novelas y traté de ver aquella fealdad en mi presente, pero no, no estaba allí, suspiré tranquilo y observé mis libros, los cientos de libros de mi biblioteca, lo que me hizo reflexionar sobre mi evolución como lector y por ende como escritor.

Es muy escuchado ese dicho de “para escribir primero hay que leer mucho”, y es muy cierto, yo no podía escribir otra cosa más que porquerías porque no leía en absoluto, fue hasta que comencé a hacerlo que mi cerebro absorbió estilos, palabras, y que comencé a darle más dignidad a mis mensajes. Pero tampoco es para espantarse tanto, es parte natural de la vida del lector, no se trata de leer para escribir mejor o para ser más diestros con la palabra, ocurre de manera natural, a veces sin darnos cuenta, y eso me parece una de las cosas más fabulosas, porque corresponde no a un adoctrinamiento, sino a una alimentación de la mente.

Muchos dirán que leer te hace mejor persona o que te desarrolla ciertas capacidades cognitivas, yo prefiero verlo como que leer te permite expresar lo que tu alma siente y eso no se compara con nada, que leer es escribir la vida.

Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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