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LEER ANTE LA BARBARIE

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
#LibrosAlDesnudo Leer ante la barbarie Por Jaime Garba @jaimegarba Por cuestiones de trabajo y de placer, en últimas semanas he leído […]
LEER ANTE LA BARBARIE

#LibrosAlDesnudo

Leer ante la barbarie

Por Jaime Garba @jaimegarba

Por cuestiones de trabajo y de placer, en últimas semanas he leído demasiado, y para potenciar las historias devoradas por mis ojos, me impuse un ritmo intenso que al seguirlo me hizo leer en el autobús, en el baño, en minutos libres de trabajo, mientras me alimento y hasta cuando camino, sin contar los momentos que dispongo para leer, en el sillón, con un café y el silencio de la mañana como fondo. Sin notarlo estaba entre tres o cuatro libros al mismo tiempo, terminando uno y comenzando otro. La cosa iba bien pues si algo me alimenta el alma es leer, cuando no lo hago la ansiedad me invade, la terrible sensación de que he desperdiciado el día me deprime. Podría entonces considerarme afortunado, sobre todo porque no soy de esos lectores que se envuelven en sí mismos y se alejan del diálogo, de las relaciones interpersonales; el otro día escribía en las redes sociales que tras no llevar conmigo algún libro a un viaje me sentía incompleto, a lo que respondió un buen amigo escritor que los viajes son para vivir nuevas experiencias, conocer otras personas y conversar con ellas; mi primera reacción fue de incomodidad rayando el enojo, porque no me refería a preferir leer que vivir, no, quería transmitir (aunque tal vez lo hice mal) esa necesidad, no negaré que un tanto patológica, de sentir literatura entre mis manos pero que jamás se interpondrá a la lectura de la vida, al poder de la realidad. Me considero un lector comprometido con el mundo aunque a veces no sé bien qué significa eso, porque existen ocasiones en las que creo leer es la respuesta para los problemas, que tras una lectura directa, lúcida, me vuelvo un ciudadano mejor, pero también hay momentos en los que me digo no sin sentir vergüenza, qué diablos hago entre páginas de una novela, un libro de cuentos o de poesía, si el mundo se está cayendo a pedazos. Y lo pensé tras dos hechos recientes: el ataque biológico en Siria y el de policías a civiles en el municipio michoacano de Arantepacua quienes bloquearon el ingreso a la comunidad demandando atención a peticiones ciudadanas; en ambos las muertes acontecieron de manera vil, grotesca e inhumana. Al enterarme de los hechos no pude continuar con mi agenda de lecturas, me fue imposible no sentir que volver a la ficción era traicionar la verdad de mi mundo; en instantes así, como en tantos otros que desafortunadamente ocurren sin cejar (mientras edito el texto sé del bombardeo de EEUUU a Siria), ingreso en un dilema moral: ¿para qué leer ante la barbarie? La lectura es útil, absolutamente, leer nos vuelve críticos, da elementos para enfrentar a la tiranía y argumentar nuestras pasiones, alguien que no lee balbucea mentalmente, hablará de forma mecánica y no podrá sostener un pensamiento que requiera de abstracción y reflexión. Se puede ir por la vida sin leer, claro, pero se va desprotegido, expuesto a un sinfín de vicisitudes, al menos eso es en lo que he decidido creer, pero leer también es aislarse, enclaustrarse en la palabra y transportarse a universos paralelos al que nos tocó habitar. ¿Qué hago sentado y no de pie, actuando ante los males inmisericordes? Esas confusiones me hacen dudar pero al final siempre ha prevalecido que la razón está en el equilibrio, en leer para soportar la barbarie pero también para combatirla, para legar a quienes vendrán después de nosotros una valentía aún incipiente que logre la utopía de la paz. Seguramente continuaré entrando en los mencionados dilemas y me responderé que leer a Antonio Ortuño, a Ibargüengoitia a Santiago Roncagliolo, a Fernando Vallejo, a Rushdie, a Monsiváis y a tantos otros que sin discursos sociales o políticos directos aleccionan sobre nuestros demonios; es abrir los ojos al mundo antes de salir a él, cuya parte me corresponde a mí y a los lectores; leer entonces tal vez no es más que la antesala de la batalla, el acto necesario del héroe para triunfar o morir con honor. ¿Leer ante la barbarie? Sí, por supuesto.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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