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#LibrosAlDesnudo: 3 Errores comunes de los lectores

Por: Jafet Gallardo 16 Ene 2020
  Por Jaime Garba @jaimegarba La lectura implica libertad, allí el núcleo de que millones de personas en el mundo elijan […]
#LibrosAlDesnudo: 3 Errores comunes de los lectores

 

Por Jaime Garba @jaimegarba

La lectura implica libertad, allí el núcleo de que millones de personas en el mundo elijan leer para escapar de la realidad, para descansar, descubrir, sentir, entre muchas otras cosas gozosas. La relación entre el libro, sea cual sea su formato, y el lector, es como una especie de poderosa amistad, por lo que muchos, inconscientemente, forjamos reglas de trato e interacción con el objeto y el acto de leer, que nos posibilita incrementar las sensaciones en las experiencias de lectura; sin embargo, como en toda relación social, y será que el humano está lleno de pasos en falso, los lectores, díganse lectómanos o quienes apenas comienzan a descubrir la fascinación por las historias; cometemos errores que en el momento o con el paso del tiempo nos pesan en la consciencia. Aquí algunos más comunes.

Serle infiel a la lectura

Antes, en años remotos, leer era como ahora es ver la televisión o usar nuestros dispositivos electrónicos, se podía ver a la gente pasar tardes enteras leyendo ávidamente sin sorprendernos por ello. No obstante, en nuestros vertiginosos tiempos y con el multiasking en boga, nos convertimos infieles a todo acto inmediato, me refiero a que somos incapaces de dedicar el tiempo que sea necesario a una acción sin estar haciendo otras cosas simultáneamente o interrumpiendo el acto por menesteres que bien podrían esperar. Sucede con el lector, cuántos de nosotros leemos con el teléfono enfrente, y apenas suena o vibra, bajamos el libro y vemos un ínfimo like o un comentario; seguimos leyendo sin pensar en que nos salimos de la historia, de la trama, del impacto de los personajes y sus acciones, y que esa intermitencia entre realidades le quita mucha esencia al rito de lectura. Cuántos otros leen con la televisión encendida, con la radio sonando o en medio de conversaciones. Podrá sonar egoísta, pero para logar un orgasmo lector no debemos interrumpir el placer en cosas que pueden aguardar. Así de sencillo.

Prestar un libro

 

Aquí las opiniones seguro se dividirán. Conozco a gente que está totalmente de acuerdo en prestar libros, en compartir sus lecturas más preciadas pensando en forjar nuevos y mejores lectores, pero también hay otros, entre los que estoy yo, que creen que prestar un libro es un pecado, y peor aún, prestarlo a alguien quien no lo ha pedido. Yo solía hacerlo bastante, terminaba alguno que me impresionaba y corría a prestárselo a fulano o zutano, previo análisis de personalidad, creyendo podría disfrutarlo tanto como yo, el resultado: decenas de libros que jamás he vuelto a ver porque esas personas no tuvieron jamás la mínima intención de leerlos. Pero no vayamos tan lejos, un error dentro de este error es la excesiva confianza, los lectores pensamos que los de nuestra especie son seres incapaces de dañar nuestros tesoros, pero hay quienes deliberadamente no regresan jamás los libros, los que los pierden y se excusan como si hubiesen extraviado una servilleta, los que los regresan maltratados o mutilados y que todavía entre una risa sinvergüenza te dicen: “es sólo un libro.”

Torturar a los libros

 

No todos son como yo: soy un obseso con los libros, hay personas que no creen que una hoja rota o una portada doblada es motivo suficiente para lanzarse del séptimo piso de un edificio. Pero también hay lectores que son sumamente descuidados con ellos, tal vez sin pensar que son los libros quienes durante toda la historia de la humanidad han preservado nuestra memoria. ¿A dónde voy? ¿Qué hubiera pasado si las grandes obras literarias y científicas hubiesen sido manchadas de comida, de refresco, colocadas en espacios húmedos o tratadas sin preocupación al grado de que sus columnas se fracturaran y las hojas se extraviaran una a una? Probablemente la mitad de lo que sabemos ahora, de lo que hoy leemos no existiría. Parece que en tiempos donde la producción de libros es en masa, perder un libro, romper una hoja o simplemente maltratarlo, se arregla comprando otro, pero un buen lector sabe que no es tan sencillo como eso, el respeto al libro es una representación de lo que nos provee dentro de él, de aquellas historias y pensamientos e ideas que nos mueven y nos enseñan. Torturar un libro además de un error es un acto salvaje.

Como lo mencioné en un principio, me gusta pensar en la relación que tenemos con los libros como si interactuara con un amigo, por ello los procuro, dialogo con ellos, los respeto y tengo constantemente en la cabeza la razón por la cual me encantan, eso me ayuda a no verlos como simples objetos reemplazables. Cada quien tendrá su manera de concebirlos, pero en la medida en que seamos conscientes de estos y muchos otros errores que seguramente cometemos, leer seguirá llevándonos por caminos extraordinarios.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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