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DIFÍCIL DE CREER: BLANCA NAVIDAD

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
Diciembre, el corte de caja anual, época de hacer las paces; como en 1914 durante la Primera Guerra Mundial cuando los alemanes colocaron en la trinchera árboles de Navidad con luces, provocando sentimientos fraternales a los soldados franceses e ingleses, quienes entonaron cánticos propios de la temporada.
DIFÍCIL DE CREER: BLANCA NAVIDAD
Sergio-Sepúlveda

POR SERGIO SEPÚLVEDA @sergesepulveda

¿DE DÓNDE VIENEN LAS LETRAS DE LOS VILLANCICOS? ÉSTE Y OTROS TEMAS EN LA ÚLTIMA ENTREGA DE 2016 DE ESTA COLUMNA, PARA QUE TU CHARLA DE SOBREMESA EN LAS FIESTAS ESTÉ CARGADA DE DATOS CURIOSOS E INTERESANTES.

Llegó diciembre, para decir en cada charla que el año pasó muy rápido, sobre todo para los adultos que luchamos contra el tiempo; porque los niños, hambrientos de regalos, creen que diciembre y Navidad demoran en llegar más que la justicia en nuestro país, que la resanada de un bache, que un trámite en el sistema de aguas, que un coche a 50 kilómetros por hora en Insurgentes sur y que un campeonato del Cruz Azul.

Diciembre, el corte de caja anual, época de hacer las paces; como en 1914 durante la Primera Guerra Mundial cuando los alemanes colocaron en la trinchera árboles de Navidad con luces, provocando sentimientos fraternales a los soldados franceses e ingleses, quienes entonaron cánticos propios de la temporada. Luego los germanos con la bandera blanca por delante salieron de su trinchera para compartir comida y bebida con sus enemigos, que aceptaron la tregua y hasta organizaron una cascarita.

Sí, con la recta final del año y las celebraciones todos somos brothers y buscamos arreglar nuestras diferencias con el güey que nos vio feo y con el que no vemos desde la primaria, con la morra que cortamos porque nunca prestó y con el Godínez al que le prestamos para llegar a la quincena y nunca pagó, y hasta con los familiares que pagan con soledad sus errores. Aunque hay lugares donde en plena Navidad, las diferencias se arreglan a madrazos, como en Santo Tomás, un pueblo al sur de Perú con un poco más de habitantes que el Palacio de los Deportes lleno. Takanakuy significa “golpearse entre sí” y eso es lo que hacen los pobladores el 25 de diciembre. Celebran Nochebuena el 24, pero al día siguiente a las 12 horas en la plaza de toros del pueblo, se avientan un tiro derecho quienes pretenden resolver sus pedos. Las reglas son simples, en la plaza gritas el nombre de con quien te quieres madrear, si el otro acepta, la pelea dura tres minutos sólo de puñetazos y patadas, al final se dan un abrazo.

Navidad también es el periodo en que casas, negocios y calles se disfrazan estridentes. Gorritos de Navidad decoran incluso los condones que en la época invernal aumentan sus ventas hasta 30 por ciento, adornos ñoños cubren la oficina de trámites más pinche, árboles navideños talados tanto de manera legal como ilegal “reforestan” la ciudad. Toda esta parafernalia aumenta en un 30 por ciento la basura en la Ciudad de México. Con este dato en mente, deberíamos de reciclar, excepto los preservativos, cada objeto navideño; de hecho, nuestro árbol de Navidad artificial tendría ser utilizado al menos veinte años para compensar la contaminación que provocó al ser fabricado.

El frío incrementa la venta de condones porque aumentan las relaciones sexuales legales y clandestinas, es decir, el sexo también forma parte de los intercambios de fin de año. Pero las bajas temperaturas también han sido las responsables de las letras de varios villancicos y cuentos navideños. El término “Blanca Navidad” y los escenarios nevados aparecieron en el siglo VXI cuando comenzó lo que llamaron “la pequeña era de hielo” al descender la temperatura de uno a dos grados, especialmente en Europa y Norteamérica, provocando nevadas nunca antes vistas. En la actualidad, aunque no caiga nieve en el lugar en que vivamos, lo navideño se relaciona fuerte con el color blanco por esta razón.

En estos días también agradecemos nuestra realidad, los asalariados un poco más que los que trabajamos por honorarios, los legisladores con sus bonos mucho más que los alcanzados por el recorte, los que sí consiguieron una cama en un hospital del sector salud muchísimo más que los que se quedaron días en una camilla improvisada en el mismo hospital y los que han librado un asalto, un secuestro o un tiroteo, muchisisisísimo más que aquéllos que formaron parte de las estadísticas ignoradas o maquilladas por las autoridades irresponsables.

Sí, es época de dar gracias de manera sincera como lo hizo el veterano de guerra Ralph Blank, quien en la víspera de Navidad de 1944, combatiendo en la Segunda Guerra Mundial, escapaba de los alemanes y logró con dos compañeros más que una mujer y su hijo Fritz Vincken, de 12 años, los recibieran en su casa, ubicada en el bosque nevado; la señora les dio refugio y los alimentó esa noche, pero los soldados alemanes los encontraron e iban a ejecutarlos; sin embargo, ella se puso en medio y los convenció de dejarlos escapar. En enero de 1996, después de que una cadena de tv alemana difundiera la historia, la familia de Ralph se puso en contacto con Fritz, quien viajó a Estados Unidos para conocer a Ralph, que a su vez le dijo: “Gracias, tu madre me salvó”.

Difícil de Creer.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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