CRÓNICAS DE UNA ROCKSTAR A PIE: BARRACUDA VS LOS ZOMBIES
Por María Barracuda @maria_barracuda
Años atrás, cuando recién acababa de llegar a DF me quisieron robar mi carro. Era un vocho convertible increíble. Por la ventana vi como lo desmantelaban mientras hablaba con la policía. Llegaron bastante rápido y sorprendentemente impidieron el robo.
De ahí fui a la delegación, levanté el acta y todo lo que se supone que se debe hacer cuando te ves envuelto en ese tipo de situaciones. A los pocos días me citaron a un careo en la cárcel. Acudí a la cita sin saber de qué se trataba porque en el documento que enviaron no decía nada. Al experimentar toda la dinámica me arrepentí de todo, menos obviamente de dar aviso. Juré que jamás bajo ninguna circunstancia lo volvería a hacer. Tuve tanto miedo que vendí mi carro y me cambié de casa. La paranoia se instaló en mí por mucho tiempo hasta que me volví a sentir segura en la ciudad.
Hace unos días, saliendo de la posada de unos amigos, un hombre me atacó en la Colonia Roma. Así es, no me asaltó, no me pidió mi bolsa, no me pidió que me bajara del carro, ni las llaves, de hecho, ni siquiera me dirigió una sola palabra. Abrió la puerta de mi carro estacionado conmigo dentro, y me miró como un toro enojado, al mirarlo se me abalanzó con furia, me tomó del cuello acostándome en el asiento del copiloto y me empezó a golpear con el puño en la cabeza varias veces, supongo que con la intención de hacerme perder el conocimiento, lo demás son suposiciones pero evidentemente nada bueno me esperaba. Ya sé… Se les vienen todas estas preguntas…
Pues… ¿qué andabas haciendo? – pensarán muchos de ustedes. Porque es increíble, pero parece necesario recordar que cada vez que esto ocurre , las mujeres no tenemos la culpa.
De entrada el tipo se veía normal, no era un indigente, estaba vestido normal y sus movimientos no eran torpes como los de un borracho.
Era la una de la madrugada del 14 de diciembre. No me estaba yendo, sólo salí a guardar mi mochila. No, no estaba tomada ni drogada. Andaba vestida normal, jeans, suéter largo, tenis. Mi carro estaba a unos pasos de la puerta de la fiesta. Y no, no lo conocía. Fueron las preguntas más repetitivas que pusieron en redes.
Les podría decir que estaba en un convento rezando y de todos modos habría alguien que diría que algo hice mal o que estoy dejando algún dato importante fuera que me hace responsable. Se los digo no por darles explicaciones sino para que entiendan que de verdad es algo real y a cualquiera le pasa independientemente de todo lo que se te ocurra.
A patadas me lo quité de encima de manera milagrosa y logré librarme de lo que pudo haber sido algo peor. Resultado final, traumatismos craneoencefálicos leves, como lo denominaron en la revisión médica, lesiones alopécicas, lo que quiere decir que el sujeto me arrancó pedazos de pelo y un hematoma en la cadera. Mis lesiones más fuertes se encontraban escondidas bajo mi cabello, así que mucha gente al verme “bien”, dio por hecho que era mentira o que me estaba haciendo publicidad. En cuanto subí la noticia a redes empezó la ola de amenazas hasta de muerte, humillaciones, burlas, insultos y gente llena de odio con nueva destinataria. Hubo quien reclamando justicia para todos, lo cual estaba muy bien , pero lo manejó de la peor manera exigiendo que se nos tratara mal a Ana Gabriela Guevara y a mí y que no se resolviera nuestro caso. Ya que días antes Ana Gabriela Guevara fue agredida y golpeada de manera mucho más brutal. Lo que más me impresionó además de las amenazas con fotos perturbadoras, fue que muchas mujeres se burlaban de nosotras. Es increíble todo lo que que se te viene encima cuando quieres hacer las cosas bien.
Yo ni siquiera pensaba denunciar. Para mí hubiera sido más cómodo y fácil quedarme callada. Pensaba… ya me sucedió, está en chino agarrar al tipo y lo que sigue es tener más cuidado. Además entre todos los sentimientos que se sienten al vivir ésto, hay vergüenza escondida. Te sientes la más pendeja, la pobre víctima y ese es un término sumamente debilitador para espíritu, por lo tanto no es nada agradable tener esta etiqueta. Y encima de todo oportunista, prepotente y feminazi porque además, se hizo mucha polémica por ser violencia de género y al alrededor de el hecho dede ser personas públicas y si se nos dio o no trato especial. De alguna manera tienen razón pero les quiero decir algo. Al hacerse un escándalo tan grande perjudica la imagen de las autoridades y obviamente lo primero que quieren es que pare. Pero nosotras no somos el enemigo.
Voy a hacer una comparación. A veces cuando eres persona pública, muchas marcas te regalan sus productos para que te saques fotos y las subas a tus redes. Es una manera de que la gente siga el ejemplo de tu estilo de vida. Pues más o menos algo así pasó…
Les voy a decir exactamente el tipo de “trato especial” que recibí. Se me invitó de manera muy insistente a denunciar. Eso fue todo. Supongo que más que nada, en éste caso querían que fuera un ejemplo de víctima que sí denuncia. Y quiero que sepan que fui a la delegación como cualquiera persona a darle mi declaración al MP y con el médico en turno a que me revisara. No me dieron garantías de nada y no he recibido noticias del tipo que me atacó. No podía dejar pasar este espacio sin contarles esto por varias razones.
La primera, que fue la razón principal por la que difundí la noticia es evidentemente alertar a todos y que se miren en mi espejo. Nadie nunca piensa que le va a pasar algo así.
Minutos antes una chava en la fiesta me enseñó un “teaser gun” que parecía funda de rubor, hasta con diamantitos. Me dijo que si quería me conseguía uno. Le dije que sí, que estaría bueno… pensando…¿para qué?… y me fui.
La segunda razón es para decirles que ahora entiendo la importancia de denunciar. Siempre lo primero que piensas es … ¿Qué caso tiene? No lo van a agarrar. Es una pérdida de tiempo, etc.
Tal vez tengan razón y su caso no se resuelva, así como mi caso en particular hasta el momento. Sin embargo, una chava me escribió días después dándome las gracias porque habían puesto mucha luz en la zona donde sucedió, ella siempre pasaba por ahí de regreso del trabajo. Sin cantar victoria ya se hizo un pequeño avance, tal vez esa chica que pasaba por ahí en la noche se encuentre más segura por el simple hecho de que hay más luz. Y es que al resolver un caso, se modifica el posible futuro de muchos y muchas. Se hace una investigación más amplia de lo que sucede en la ciudad. Por eso ponen cámaras en ciertos lugares y en otros no. Y finalmente se tiene una estadística lo más acertada posible de lo que se vive como país.
Si se dan cuenta, cuando se atiende un caso, además de buscar la justicia propia estamos ayudando a evitar que le suceda a otras personas. Se trata de mejorar nuestra situación en general. De cuidarnos los unos a los otros.
Y finalmente quiero decirles que lo que sucede en nuestro país es el resultado de, sí la falta de oportunidades pero también la falta de educación.
Todos los mensajes sutiles que se encuentran en la calle, en los medios, en la familia, en los chistes, en la música y donde menos nos imaginamos pero estamos constantemente expuestos a ellos, llenándonos de esta mierda sin siquiera ser conscientes de ellos. Y andamos como zombies sin cerebro comiéndonos los unos a los otros sin la más mínima empatía. Me incluyo porque me doy cuenta que ahora algunos chistes y comentarios que me hubieran dado risa en otro momento ya no me hacen gracia.
Tenemos tradiciones hermosas pero también en nuestra tradición se incluye el odio, envidas y resentimiento de los mexicanos hacia los mismos mexicanos. El síndrome socio-cultural del cangrejo, la filosofía del que no tranza no avanza…Tal vez podríamos empezar a cambiar las cosas desde nuestras casas porque no todos somos mierda, no todos estamos aquí para joder. Lo dijo Martin Luther King, lo dijo
Edmund Burke… y muchos más. Lo único que necesita el mal para triunfar es que los buenos no hagan nada.
Y es que a veces parece una tarea tan difícil que pensamos que es imposible, que una sola persona no hace ninguna diferencia pero en el fondo todos sabemos la fuerza individual que podemos tener. Y tal vez sólo necesitamos empezar por cosas simples y cotidianas. El desierto es la suma de millones de granitos de arena.
No tengo idea cuál es la solución a nuestros problemas pero seguramente hay un camino. Muchos pueblos y países se han levantado de cosas similares y por el contrario otros han caído a cosas peores.
Por lo pronto yo lo único que pretendo es que de algo les sirva esto que escribo hoy.
Y ahora hay que ponernos truchas con lo de la gasolina y ver qué hacemos para ser parte de las soluciones, porque en este país si no es una cosa es otra pero quejarse sin hacer nada no me parece productivo.
