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¿Cómo sobrevivir en una librería?

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
#LibrosAlDesnudo Por Jaime Garba @jaimegarba Para un lectómano, visitar una librería es como entrar al paraíso, estar rodeado de libros, […]
¿Cómo sobrevivir en una librería?

#LibrosAlDesnudo

Por Jaime Garba

@jaimegarba

Para un lectómano, visitar una librería es como entrar al paraíso, estar rodeado de libros, tocarlos, mover los ojos a todos lados y ver miles de ejemplares, causan un gozo casi fetichista. La emoción de ir y comprar un libro que se ha deseado desde hace semanas, el recomendado por el amigo, en el suplemento cultural, o nada más lanzarse a la aventura intentando descubrir tesoros bibliográficos, hacen de esas visitas experiencias increíbles. Pero, ¿qué sucede cuando se va a la librería sin algo en mente? Podría convertirse aquello en una pesadilla si pensamos que el libro que compraremos está perdido en ese vasto universo de páginas escritas. ¿Cómo encontrar la obra ideal, el regalo de cumpleaños, para la novia, incluso para nosotros? ¿De qué manera seleccionar uno o algunos libros entre tantas opciones? Con los siguientes consejos podremos adentrarnos a esos bellos espacios de la mejor manera y con la garantía de que nos quedarán ganas volver habitualmente.

1.-Estar dispuesto a la aventura.

Comprar lo que sea, no sólo un libro, puede ser estresante si no tenemos la actitud adecuada, por lo cual, circunstancial u obligatoria la visita, debemos ponernos el chip de la buena vibra. No es lo mismo entrar a una librería y con cara de espanto encontrarnos ante todos esos libros como quien busca una aguja en el pajar, a pensar animados que entre todas esas alternativas está lo que deseamos. Tener tiempo suficiente para pasear con calma es indispensable, aunque tengamos un objetivo, es bueno cuando los libros nos coquetean y sorprenden. Poseamos ese espíritu curioso y veamos cada rincón de aquellos lugares como la oportunidad de descubrir cosas nuevas e interesantes.

2.-Saber a dónde ir.

Aunque dicen que en México hay pocas librerías, la verdad es que podemos encontrar considerables opciones y cada una tiene por naturaleza un perfil, por ejemplo, existen las que venden mayormente libros comerciales, como best sellers, de superación personal o novelas tipo Crepúsculo, Los Juegos del Hambre, Cazadores de sombras, y otras del estilo. Pedir en éstas libros de Marcel Proust o de James Ellroy quizá no es lo más sensato porque seguramente sus bodegas estarán llenas exclusivamente de obras que se venden como pan caliente. Hay las que manejan de todos los géneros, pero siempre habrá algún tipo de inclinación, ya sea por la literatura clásica, novela contemporánea, libros exportados, de ensayo, académicos, de arte, etcétera. Conocer la identidad o el sentido comercial de la librería podría ilustrarnos sobre a qué jungla vamos para tomar las debidas precauciones.

3.-Conocer a las editoriales.

Ingresar a una librería a ver qué se nos pega puede ser emocionante para algunos, pero otros pueden considerarlo un riesgo que no están dispuestos a correr. Cómo pensar en hacernos de libros sólo por la portada o por esas cuartas de forros a veces tan engañosas que los editores escriben estratégicamente para embelesar a los compradores y que en ocasiones no tienen relación con el texto. Si se han llevado decepciones por estas adquisiciones de instinto, este tip es importante: vale la pena informarse sobre las editoriales que habitan la librería, saber qué clase de títulos manejan, su catálogo de escritores y el prestigio que tienen entre el público lector. Al documentarnos, podemos tener una mejor relación con el espacio y sabemos por ejemplo que perdemos el tiempo buscando libros de poesía en Alfaguara, o que no encontraremos a cierto autor en Planeta porque es editado por Anagrama, que si deseamos buenas ediciones de clásicos es posible que estén en Porrúa o en el Fondo de Cultura Económica, o que si pretendemos consentirnos con una bonita edición, podemos recurrir a Almadía o a Sexto Piso. Conforme nos familiarizamos con las editoriales, el camino se vuelve más claro.

4.-Apoyarse en la Web.

Si nuestro tiempo es oro y no nos entusiasma pasear parsimoniosamente por los pasillos de la librería hasta encontrar el material ideal, apoyarse en la Web sirve de dos importantes maneras. La mayoría de las editoriales cuentan ya con catálogos en línea que permiten ver los libros que publican y sus novedades, portales donde podemos adquirirlos directamente o bien echar un vistazo a los títulos e ir a solicitarlos a la librería. Las páginas llegan a ser muy útiles ya que allí mismo se pueden leer reseñas de especialistas, opiniones de otros lectores y demás elementos que ayudan a formarnos juicios sobre el libro.

5.-Confiar en los libreros.

Suele pasar que lo que más queremos al llegar a una librería es pasar inadvertidos, no deseamos que alguno de los trabajadores se nos acerque porque no aspiramos como el presidente a expresar equivocadamente nuestros conocimientos literarios: “¿Tiene la silla del Águila de Enrique Krauze?”, ¨Fíjese que busco un libro pero no me acuerdo cómo se llama ni quién es el autor, sólo recuerdo que la portada es azul.” Imaginamos que los libreros se burlarán, pero la realidad es que no, aunque observemos a estos personajes con lentes, barba y otros aditamentos que les dan cierto aire intelectual, suelen ser personas comunes y corrientes. La mayoría disfruta mucho del trabajo y su conocimiento de la librería puede ser sustancial en la recomendación de algún libro o para orientarnos y no perdernos entre laberintos. Confiar vale la pena, y si bien nos va, podremos forjar amistad con ellos, aliados necesarios en esos lugares.

Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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